Yisus se adentró en las calles oscuras, sintiendo que la tensión en el aire aumentaba con cada paso. Sabía que encontrar a "Los Cazadores" sería una tarea peligrosa, pero la necesidad de rescatar a Laura era un fuego en su interior que no se podía apagar.
Mientras caminaba, pensó en la información que le había dado Marcos. Había un lugar donde solían reunirse, un antiguo almacén abandonado en la periferia de la ciudad. La noche estaba cargada de una inquietud palpable, y el viento susurraba secretos de aquellos que habían cruzado el umbral de la oscuridad.
SINTIÉNDOSE ANIMADO POR SU DETERMINACIÓN, YISUS NO PODÍA IGNORAR QUE EN MEDIO DE TODO ESTE CAOS, HABÍA UN ESPACIO PARA LA ESPERANZA. MIENTRAS SE ADENTRABA EN EL LABERINTO DEL MISTERIO, NO PODÍA DEJAR DE PENSAR EN CÓMO CADA PASO QUE DABA LO LLEVARÍA MÁS CERCA DE LA VERDAD. Y, AUNQUE SABÍA QUE SE ENFRENTABA A UN ENEMIGO PODEROSO, SE MANTENÍA FIRME EN SU DECISIÓN.
A medida que se acercaba al almacén, la atmósfera se volvió más espesa, como si el aire mismo se resistiera a permitirle entrar. Las sombras se alargaban, y el sonido de pasos lejanos resonaba en sus oídos.
Al llegar a la entrada, se detuvo un momento para observar el lugar. La puerta de metal estaba entreabierta, y una luz tenue se filtraba desde el interior. Yisus respiró hondo y empujó la puerta, que chirrió al abrirse.
El interior del almacén era un laberinto de cajas y muebles viejos, con un ambiente polvoriento que hablaba de un tiempo olvidado. En el centro de la sala, un grupo de hombres y mujeres se reunía en torno a una mesa, conversando en voz baja. Las miradas se volvieron hacia él al instante, y el murmullo se detuvo.
—¿Quién es este? —preguntó un hombre de cabello rapado y mirada desafiante.
Yisus sintió que el corazón le latía con fuerza, pero mantuvo la calma.
—Vengo a ver a "Los Cazadores". Necesito respuestas sobre Laura —dijo, intentando sonar seguro.
El rapado se acercó, estudiándolo con atención.
—Laura… la chica que se metió en problemas. ¿Y qué te hace pensar que nosotros sabemos algo? —dijo, cruzándose de brazos.
—Porque ella estaba aquí antes de desaparecer. Necesito saber dónde está —respondió Yisus, sintiendo que la tensión aumentaba en el ambiente.
De repente, una mujer se adelantó desde la parte trasera del grupo. Tenía una presencia fuerte y decidida, con un aire de autoridad que atrajo la atención de todos.
—Yo soy la que decides quién entra y quién sale aquí. ¿Qué tienes para ofrecer? —preguntó, su voz firme.
Yisus sintió que el tiempo se detenía. Sabía que tenía que ser cuidadoso; cualquier paso en falso podría sellar su destino.
—No vengo a pelear. Solo busco a Laura. No tengo mucho que ofrecer, pero sé que la vida de alguien vale más que unas pocas palabras.
La mujer lo miró fijamente, como si estuviera evaluando su sinceridad.
—La vida de Laura no es algo que se pueda negociar fácilmente. Pero si quieres respuestas, tendrás que demostrar que eres digno de ellas.
Yisus sintió que la presión aumentaba.
—¿Qué debo hacer? —preguntó, decidido a no retroceder.
—Hay un negocio que no hemos podido cerrar. Un tipo llamado Martín tiene algo que nos pertenece. Si traes lo que nos debe, tal vez consideremos darte información sobre Laura —dijo la mujer, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
Yisus asintió, comprendiendo que se estaba adentrando más en un mundo del que quizás no podría regresar.
—¿Dónde puedo encontrar a este Martín?
—En la vieja estación de trenes. Te sugiero que vayas rápido; el tiempo corre en su contra. Y recuerda, este es un juego peligroso. No se tolerarán fallos —advirtió la mujer, señalando un camino hacia la salida.
Mientras Yisus se alejaba del almacén, una sensación de urgencia lo invadió. Tenía que actuar rápido. La noche aún ofrecía oportunidades, pero cada momento que pasaba era un momento más que Laura podía estar en peligro.
SINTIENDO EL PELIGRO A SU ALREDEDOR, YISUS SE MANTENÍA EN MOVIMIENTO. NO HABÍA TIEMPO QUE PERDER, Y CADA DECISIÓN QUE TOMARA PODÍA SER CRUCIAL. EN AQUELLA OSCURIDAD, AUNQUE LA ESPERANZA PARECÍA ESCASA, HABÍA UNA LUZ QUE BRILLABA EN SU INTERIOR. Y AQUELLA LUZ LO GUIARÍA A TRAVÉS DEL LABERINTO, HASTA ENCONTRAR A LAURA.
Con la estación de trenes como su próximo destino, Yisus se preparó para enfrentar lo desconocido. La búsqueda de Laura no solo se trataba de encontrarla, sino de enfrentarse a sus propios miedos y a los demonios que acechaban en las sombras. La verdad lo esperaba, y estaba decidido a descubrirla.
La estación de trenes estaba a solo unos minutos de distancia, pero cada paso que daba parecía alargarse en el tiempo. La oscuridad de la noche envolvía el paisaje, y el aire fresco se sentía cargado de tensión. Yisus sabía que no podía permitirse perder el enfoque; el destino de Laura dependía de su perseverancia.
Al llegar a la estación, se encontró con un lugar desolado y en ruinas. Las paredes estaban cubiertas de grafitis, y las viejas plataformas de madera crujían bajo sus pies. La estación, que alguna vez había estado llena de vida, ahora parecía un eco del pasado, un lugar donde los sueños se desvanecían.
Yisus miró a su alrededor, buscando cualquier señal de Martín. La advertencia de la mujer de "Los Cazadores" resonaba en su mente: no podía confiar en nadie. Se acercó a una de las plataformas y se asomó al vacío, sintiendo que el silencio lo rodeaba como un manto pesado.
De repente, escuchó un ruido a su derecha. Se giró rápidamente y vio a un hombre de pie detrás de una columna, con una mirada furtiva. Era Martín, y su expresión indicaba que sabía por qué estaba allí.
—¿Y tú quién te crees? —preguntó Martín, cruzándose de brazos, intentando parecer desinteresado.
—Vengo de parte de "Los Cazadores". Tienes algo que les pertenece —dijo Yisus, tratando de sonar seguro.
Martín se rió, pero no era una risa amistosa.
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Editado: 15.12.2025