El callejón olía a humedad y descomposición, pero para Yisus y Laura, era un refugio temporal. Se quedaron en silencio, escuchando el eco de los gritos y el ruido de los hombres que buscaban por el muelle. El peligro estaba más cerca de lo que jamás habían imaginado, y su escape apenas había comenzado.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Laura, su voz temblando mientras se apoyaba contra la pared fría.
Yisus la miró, sintiendo la urgencia de protegerla.
—Necesitamos salir de la ciudad. No podemos quedarnos aquí. "Los Cazadores" no se detendrán hasta encontrarnos —respondió, su mente trabajando a mil por hora.
Las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia, y el sonido de sirenas comenzó a resonar. La policía probablemente había sido alertada por los disparos. Debían encontrar un lugar seguro donde refugiarse y planear su próximo movimiento.
—¿Tienes algún lugar al que podamos ir? —preguntó Laura, su mirada llena de preocupación.
Yisus se detuvo un momento, recordando a un viejo amigo de la infancia, Diego. Era un mecánico que había estado involucrado en algunos asuntos turbios, pero siempre había sido leal. Podría ayudarles a salir de la ciudad o proporcionarles un refugio.
—Sí, conozco a alguien. Debemos llegar al taller de Diego. Está al otro lado de la ciudad —dijo, comenzando a moverse rápidamente.
Laura asintió y lo siguió, ambos conscientes de que cada paso debía ser cuidadosamente planeado. Mientras avanzaban por las calles vacías, el sonido de las sirenas se hacía más fuerte, y podían ver luces parpadeantes a lo lejos.
—¿Cómo vamos a llegar sin que nos vean? —preguntó Laura, inquieta.
—Por los callejones. Mantendremos un perfil bajo —respondió Yisus, guiándola a través de un laberinto de sombras.
Las calles estaban desiertas, y el aire se sentía pesado. Mientras se movían, Yisus no podía evitar pensar en lo que había pasado. La imagen de Laura atada en esa silla lo perseguía. Había estado tan cerca de perderla, y eso lo llenaba de determinación.
Finalmente, llegaron a un cruce donde se detuvieron a evaluar su ruta.
—Vamos hacia la izquierda. La siguiente calle nos llevará al taller —dijo Yisus, señalando hacia un camino que parecía más despejado.
Al girar la esquina, escucharon un ruido a sus espaldas. Alguien estaba viniendo. Yisus se agachó y tiró de Laura hacia un callejón estrecho. Se quedaron quietos, conteniendo la respiración.
Dos hombres de "Los Cazadores" pasaron cerca, hablando en voz baja.
—No puede haber ido muy lejos. Revisen cada callejón —dijo uno de ellos, su voz áspera y decidida.
Yisus sintió una oleada de miedo, pero también de determinación. No podían dejarlos atraparlos. Esperaron a que se alejaran antes de salir del callejón y continuar su camino.
Después de lo que pareció una eternidad, llegaron al taller de Diego. Las luces estaban apagadas, y la puerta estaba cerrada. Yisus dudó un momento, sintiendo la presión del tiempo.
—¿Estás seguro de que está aquí? —preguntó Laura, mirando a su alrededor.
—Sí, siempre deja la puerta trasera entreabierta por si hay problemas. Solo debemos ser cuidadosos —respondió, acercándose a la entrada.
Con un movimiento rápido, Yisus empujó la puerta trasera, que chirrió suavemente. Entraron al taller, que olía a aceite y metal. Las sombras danzaban en las paredes, y el silencio era casi abrumador.
—Diego, ¿estás aquí? —llamó Yisus, su voz resonando en el espacio vacío.
No hubo respuesta. El lugar estaba desordenado, herramientas esparcidas por todas partes. Yisus se movió cautelosamente hacia el frente del taller, buscando cualquier señal de su amigo.
De repente, escuchó un ruido proveniente de la oficina en la parte trasera. Se acercó lentamente y empujó la puerta, sintiendo un nudo en el estómago.
—Diego... —susurró, asomándose.
La habitación estaba oscura, pero pudo distinguir la figura de su amigo sentado detrás de un escritorio. Sus ojos se abrieron al verlo.
—Yisus, ¿qué demonios haces aquí? —preguntó Diego, levantándose rápidamente.
—Es una larga historia. Necesitamos tu ayuda. "Los Cazadores" nos están buscando —dijo, sintiendo la urgencia.
Diego frunció el ceño, su mirada cambiando de sorpresa a preocupación.
—¿Estás seguro de que no te han seguido? —preguntó, mirándolos con intensidad.
—No lo sé. Pero no tenemos mucho tiempo. Necesitamos salir de la ciudad —respondió Yisus, sintiendo que el tiempo se les escapaba.
Diego se quedó en silencio un momento, evaluando la situación. Luego asintió, su rostro decidido.
—Está bien. Pueden esconderse aquí por un tiempo. Pero necesitamos un plan. —Diego se movió hacia un armario y sacó un mapa de la ciudad—. Hay un viejo camino que puede llevarlos fuera. Es arriesgado, pero es nuestra mejor opción.
Yisus y Laura se acercaron, mirando el mapa mientras Diego señalaba el camino.
—Debemos salir antes de que encuentren nuestro rastro. Si "Los Cazadores" se dan cuenta de que han venido aquí, no habrá vuelta atrás —advirtió Diego.
Laura se acercó a Yisus, su mirada llena de determinación.
—No podemos dejar que esto nos detenga. Debemos seguir luchando por nuestra libertad —dijo, su voz firme.
Yisus sintió que la esperanza comenzaba a florecer de nuevo.
—Tienes razón. No podemos rendirnos. Vamos a salir de aquí y buscar la verdad —dijo, sintiendo una renovada energía al mirar a Laura.
Mientras se preparaban para salir, Diego les dio un par de cosas esenciales: una linterna, algo de comida y un pequeño arma que había guardado para emergencias.
—Esto es solo en caso de que las cosas se pongan feas. No quiero que usen esto a menos que sea absolutamente necesario —advirtió, mirándolos con seriedad.
Yisus asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Tenía que proteger a Laura a toda costa.
Con el mapa en mano y el corazón latiendo con fuerza, se prepararon para salir del taller. Diego les indicó la salida trasera, y mientras se dirigían hacia la puerta, Yisus miró a Laura.
#386 en Detective
#477 en Thriller
#169 en Suspenso
muchos suspenso, misterio y detectives, secuestro y desaparición
Editado: 15.12.2025