Ecos en la Noche.

Capítulo 9: El Camino de Regreso.

La noche se cernía sobre ellos como un manto oscuro, mientras Yisus y Laura se adentraban en el laberinto de la ciudad. Las luces parpadeantes a lo lejos eran un recordatorio de que la vida continuaba, ajena al peligro que acechaba en las sombras. Con el mapa en la mano, Yisus se sentía más decidido que nunca.

—¿Estás lista para esto? —preguntó Yisus, mirando a Laura con intensidad.

Ella asintió, su expresión mostraba una mezcla de determinación y miedo.

—No tengo miedo. Solo quiero encontrar la verdad sobre lo que le ha pasado a Laura y asegurarme de que nunca más vuelva a caer en manos de "Los Cazadores".

Mientras cruzaban un callejón oscuro, Yisus recordó las palabras de Diego: “El camino que deben tomar está lleno de peligros, pero es la única forma de escapar”. Sabía que no podría fallar en esta misión.

—Vamos por aquí —dijo, señalando un camino que parecía más despejado.

El silencio de la noche se interrumpió por el sonido de sirenas a lo lejos, y ambos se detuvieron, conteniendo la respiración. Las luces de la policía iluminaban las calles, y el pánico se apoderó de Yisus.

—Debemos movernos rápido —susurró, guiándola hacia un rincón oscuro.

Se agacharon, escuchando el murmullo de las voces que se acercaban.

—¿Has visto a esos dos? —preguntó un oficial, su tono grave resonando en la noche.

Yisus sintió que su corazón latía con fuerza. No podían ser descubiertos. Cuando las voces se desvanecieron, respiraron aliviados, pero sabían que el tiempo se les acababa.

—Sigue adelante. Si llegamos al camino viejo, podremos salir de esta ciudad —dijo Yisus, sintiendo que la presión de la situación aumentaba.

Laura lo siguió de cerca, cada paso que daban parecía resonar en el aire. Mientras avanzaban, comenzaron a notar las huellas de una lucha reciente: cajas derribadas, un destello de vidrio roto en el suelo.

—Parece que alguien más ha estado aquí —murmuró Laura, observando el desorden.

—Sí, y no podemos quedarnos a averiguarlo. Sigamos —respondió Yisus, sintiendo que la urgencia empujaba cada uno de sus movimientos.

Finalmente, llegaron a un camino que se bifurcaba. A la izquierda, se podía ver una carretera principal que llevaba a la salida de la ciudad; a la derecha, un sendero estrecho y oscuro que parecía olvidado.

—¿Cuál deberíamos tomar? —preguntó Laura, mirando a su alrededor.

—El camino principal es más arriesgado. "Los Cazadores" podrían estar patrullando allí. Debemos tomar el sendero estrecho —decidió Yisus, sabiendo que era su única opción.

Mientras se adentraban en el sendero, la oscuridad se hacía más intensa. Los árboles se alzaban a su alrededor como sombras que parecían observarlos. Cada crujido de ramas bajo sus pies resonaba como un tambor en la quietud de la noche.

—¿Crees que realmente estamos a salvo? —preguntó Laura, su voz apenas un susurro.

—Mientras estemos juntos, siempre habrá una oportunidad —respondió Yisus, sintiendo que su conexión se volvía más fuerte.

De repente, un ruido rompió el silencio. Yisus se detuvo en seco, su instinto de supervivencia en alerta máxima.

—¿Qué fue eso? —preguntó Laura, mirando a su alrededor con preocupación.

—No lo sé. Pero debemos seguir adelante. No podemos dejar que nos atrapen —dijo, sintiendo que el pánico comenzaba a apoderarse de él.

A medida que avanzaban, un brillo tenue apareció al final del sendero. Era una luz, y se sentía como un faro en la oscuridad.

—¿Ves eso? —preguntó Yisus, sintiéndose aliviado—. Debe ser la salida.

Aceleraron el paso, pero cuando llegaron a la luz, se dieron cuenta de que no era un camino seguro. Era un claro rodeado de árboles, y en el centro había una fogata. Un grupo de personas estaba reunido alrededor, y la atmósfera era tensa.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Laura, sintiendo el miedo aflorar.

Yisus se detuvo, evaluando la situación. No podían confiar en nadie, pero tampoco podían volver atrás.

—Voy a acercarme. Necesito saber quiénes son —dijo, sintiendo que su determinación debía prevalecer.

Mientras se acercaba, una figura se giró y lo miró. Era un hombre de apariencia dura, con cicatrices que contaban historias de batallas pasadas.

—¿Qué quieres? —preguntó el hombre, su voz grave resonando.

Yisus sintió que la tensión aumentaba.

—Busco refugio. "Los Cazadores" nos siguen y necesitamos ayuda —respondió, sintiendo que la sinceridad podía ser su única salvación.

El hombre lo miró con desconfianza, pero luego asintió, señalando hacia el grupo.

—Pueden quedarse, pero deben ganarte su confianza. Aquí no toleramos traidores —dijo, su mirada desafiante.

Yisus se volvió hacia Laura, quien lo observaba con preocupación.

—Está bien. Solo necesitamos un poco de tiempo para planear nuestro siguiente movimiento —dijo, sintiendo que la esperanza comenzaba a florecer nuevamente.

Mientras se acercaban al grupo, Yisus se dio cuenta de que no solo se trataba de su supervivencia, sino de encontrar aliados en su lucha contra "Los Cazadores".

La noche aún era joven, y aunque el peligro acechaba en cada esquina, había una chispa de esperanza que los guiaba. Juntos, estaban preparados para enfrentarse a lo que viniera, sabiendo que la verdad y la libertad estaban al alcance de su mano.

Con cada respiración se sentía más fuerte, y en su interior sabía que el final de esta historia estaba más cerca de lo que pensaban. La batalla por Laura, por su libertad, estaba a punto de comenzar, y Yisus estaba decidido a no rendirse.




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