Ecos en la oscuridad

Lo recuerdas?

Dicen que en la noche de Halloween los fantasmas caminan entre los muertos sin que te dés cuenta y que si uno te toca el frío se queda en tu piel, y el alma ya no se vuelve a calentar.

Esa historia resuena en mi cabeza pero no lo creía hasta ahora.

Se siente como si el mundo estuviera quieto, las luces del callejón parpadean con más fuerza y el eco parece alejarse.

Corro hasta uno de los espejos rotos del basurero y por primera vez veo mi reflejo.

Soy una mujer joven, capaz en sus veinte, cabello negro y liso de tez palida… teñida en lilas por golpes.

¿Qué me pasó?

Veo marcas de estrangulamiento en el cuello, mi ojo derecho está morado y hay sangre seca en mis labios…

El trozo del espejo entre mis manos cae rompiéndose aún mas.

No soy un eco… soy la prueba de algo que no se debía de recordar.

Un sonido quebró el silencio.

Pasos.

Dos pasos diferentes uno más ligero que el otro.

Giré la cabeza en esa dirección.

Era él, venía caminando por el callejón acompañado de la misma mujer que una noche apareció en este callejón.

Un temblor de ira recorrió mi pecho, algo dentro de mi ardió… celos o rabia.

No lo sé, pero una cosa si sabia y era el hecho de que no quería que ella estuviera ahí.

Las luces del callejón se apagaron por un instante y cuando se volvieron a encender pude verlos abrazados.

El eco de sus risas se mezclaban con otra más lejana que también era femenina… era familiar ¿De donde provenía?

Me lleve la mano a la cien tratando de forma desesperada de recordar algo lejano como aquella risa y entonces así sin previo aviso lo recordé.

Halloween.

Él y yo.

El mismo callejón.

La misma situación.

No, era diferente, él y yo estabamos discutiendo debido a que alguien me pidió el numero él se enojo y de camino a casa le dije algo…

Mis manos van hasta mi boca y mi vista va hacia ellos dos.

No fue un accidente… fue él.

Recuerdo… lo recuerdo.

Ahora entiendo porque sigo aquí, ahora entiendo porque no quiero que ella esté aquí, este sentimiento que no lograba entender no eran celos.

Comencé a reír llamando la atención de aquella pareja, sus ojos se encontraron con los míos y retrocedió.

Sus ojos se agrandan, vacíos e incrédulos.

La mujer me observó sorprendida y escuche que decía algo sobre como mi disfraz lucía tan real.

Él no se movió, no dijo nada, solo me observó sin poder creer lo que estaba viendo.

Ella se notó incómoda pareció entender que yo era algo suyo y que no debía estar aquí. Soltó su agarre y confundida se fue del lugar, él no se inmuto.

Su disfraz es de un ángel… lo cual me pareció irónico.

Comencé a caminar en su dirección… tanto blanco parece un desperdició ¿Que tal llenarlo con algo de rojo?

Sonreí, sonreí tan abiertamente que él cayó al suelo y se tapó las orejas con sus manos.

Ya sabe quien soy.

Ya recuerda lo que hizo.

Y yo también.



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En el texto hay: fantasmas, pasado oscuro, paranomal

Editado: 12.10.2025

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