Ecos en la Sombra

Capítulo 11 – La caída del rey

El clima en la mansión Vanderleigh había cambiado drásticamente. El aire pesado de la traición y las tensiones internas recorrían cada pasillo y habitación. Geneviève estaba cada vez más irritada, consciente de que los planes de Anastasia tomaban un giro cada vez más decisivo. Julian, por otro lado, había comenzado a mostrarse más impaciente, como si hubiera reconocido el peligro que acechaba a su madre y no estuviera dispuesto a quedarse de brazos cruzados.

Anastasia caminaba por los pasillos con una tranquilidad que contrastaba con el caos que la rodeaba. Sabía que todo lo que había orquestado hasta ese momento había sido solo la preparación para un momento crucial. El golpe estaba cerca, y Leopold Hovland no era el único que estaba a punto de recibirlo.

En la sala de reuniones, los Vanderleigh estaban reunidos, esperando a escuchar los nuevos movimientos de Anastasia. Geneviève, con su habitual arrogancia, se sentó al centro, mirando a los presentes como si aún estuviera en control, mientras Julian, nervioso, jugueteaba con una copa de vino en sus manos.

—Sabemos lo que está pasando, Anastasia. No puedes seguir manejándonos a todos como si fuéramos marionetas —dijo Geneviève, con un tono ácido.

Anastasia, que hasta entonces había permanecido en silencio, levantó la mirada, sus ojos fulgurantes.

—Si pensara que ustedes son marionetas, no estaríamos teniendo esta conversación, Geneviève. —Su tono era firme, sin un atisbo de duda—. Este es el momento que he estado esperando.

A los ojos de todos, Anastasia parecía ser la que tenía el control. Nadie podía saber aún lo que realmente estaba ocurriendo en su mente. Había dejado que los Vanderleigh se acercaran más, les había dado las piezas del rompecabezas, y ahora, era el momento de la verdadera jugada.

—Lo que está a punto de ocurrir no es solo una cuestión de poder, —continuó Anastasia, sin desviar la mirada de Geneviève—. Es una cuestión de supervivencia. De quienes estén dispuestos a arriesgarlo todo.

Geneviève sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos. Era consciente de que la situación se le escapaba de las manos.

—¿Y qué es lo que propones, entonces? —preguntó, sin ocultar la furia que se acumulaba en su interior.

Anastasia se levantó, con una elegancia que solo ella sabía proyectar.

—El final de la era de los Vanderleigh. —Su voz se suavizó con una amenaza apenas velada—. Solo aquellos que puedan entender lo que está en juego, estarán aquí para cuando todo termine.




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