Ecos: la voz de los inocentes

Buscando respuestas

CAPITULO 2

Buscando respuestas

Cuando recobre el conocimiento me ardía la espalda y dolían los huesos. Estaba en una cama rodeada de cortinas color ocre, nada extraño, pues al parecer en este lugar todo es café, ocre, blanco o negro excepto por el lago. A mi lado estaba Zac, dormido en una banca apoyado a mi cama, le toque el hombro.

-¿Qué paso?- dijo

Zac despertó algo somnoliento, aclaro la vista y me sonrió.

–Hola, hasta que reaccionas, me he pasado aquí dos atardeceres creyendo que nunca lo lograrías- mire alrededor y habían más camas como la mía con los heridos de aquella noche.

-¿Y el pequeño del incendio? ¿Se salvó? Tenía el brazo lastimado intente protegerlo pero…

-Tranquilo, Daniel está bien, al parecer su cabaña se incendió y una chispa pego a la de lado y el caos comenzó, pero está bien. Él te trajo eso-. y señalo un caballito de madera tallada que estaba en el banco a mi derecha.

-Los meditadores aún no han hablado del asunto, pero esperemos que pronto se aclare.

-¿Puedo preguntarte algo Zac?- le dije.

-Claro chico lo que quieras- gire los ojos- bueno Tea, lo que quieras soy todo oídos.

-La noche de la explosión me dijiste que los pupilos estaban en problemas, cómo lo supiste. 

-Escucha, sé que tal vez te suene extraño pero solo lo supe y ya. Algo me decía que tú debías ir a ese lugar y así fue, porque salvaste a un elegido.

-Hay muchas cosas que aun no comprendo de este lugar, por ejemplo: ¿por qué  el general cuatro no quiso hacer la alianza entre nosotros?.

- Porque no es la primera vez que alguien quiere ser mi sombra y luego rompe la alianza, cuando se dan cuenta que presiento cosas, eso les asusta.

-Yo no la romperé, no tienes de que preocuparte.- Zac sonrió y guiño el ojo en complicidad.

-Debo irme, ya no me permitieron faltar más a mis deberes, nos vemos luego. Se despidió con la mano y se fue. 

Me quedé ahí con el caballito de Daniel entre las manos. No sabía cómo había llegado a este lugar, todo era tan confuso comenzando porque me sentía atrapada en este cuerpo, debía encontrar al anciano ciego, él podría darme respuestas.

Ese día Zac no regresó, solo un hombre quien me llevó los alimentos y me hizo beber un líquido acuoso que sabía horrible pero que mejoró el dolor en los huesos y el ardor de la espalda. Me dormí minutos después, ha de ser por consecuencia del líquido que bebí.

Cuando desperté Daniel estaba parado observándome con curiosidad y ladeaba la cabeza de vez en cuando.

-Hola, gracias por el obsequio- dije señalando el caballito que había dejado en el banco.

-Te lo debo-. Dijo agradecido. 

- ¿Qué paso en esa cabaña?-

Daniel solo bajo la mirada evitando mi pregunta.

–Me llamó Tea, puedes confiar en mí.

-Lo sé-. Dijo tímidamente.

-Sabes cómo llegar al recinto de los meditadores, necesito hablar con uno de ellos-. Daniel frunció el ceño y negó lentamente con la cabeza.

-Ellos solo hablan cuando el curso del tiempo cambia y nunca responden a cuestionamientos.

-Alguno de ellos te ha hablado antes- quise saber.

-Sí, hace cuatro atardeceres cuando me quitaba del taller uno de ellos me mentalizo y dijo que una mujer llegaría para cumplir la profecía.

-Ya tienes que irte- me dijo el hombre de asistencia médica quien interrumpió nuestra conversación.

-Gracias, ese jarabe era malísimo- bromee. Pero en realidad quería ganar más tiempo, Daniel sabia cosas y tenía que decírmelas.

-Oh, debes beberlo una vez al día hasta después de dos atardeceres, aquí tienes- y me acerco un cilindro de madera pequeño.

-oh genial- me quejé.

-Daniel, debes regresar a tus deberes, Tea se preparará para salir- le dijo amablemente.

Daniel se despidió con la mano y luego se fue, sin darme tiempo de terminar nuestra conversación. Mientras me vestía con unos pantalones y camisa blanca  considere la opción de ir en busca del anciano ciego para obtener respuestas, Daniel me dijo que ellos no responden a cuestionamientos, eso explicaba porque no había respondido a mis preguntas, entonces debía encontrar la forma de comunicarme con él. Zac podría ayudarme, probablemente él sabría cómo acercarse.

Según el hombre de asistencia médica el día de hoy seguía incapacitado para hacer mis deberes, pero mañana ya tenía que hacerme cargo de ellos, así que decidí ir a la cabaña para esperar a Zac, caminé casi por 10 minutos hacia donde creía ser la dirección correcta, pero luego me percate que estaba perdida.

¡Este lugar era horrible!. Miré al alrededor y encontré una tabla que parecía ser un mapa del lugar, así que me aproxime a él.

En la parte superior estaba grabado: Tierra honorable “Galdy”. Era un mapa.

Al parecer estaba frente a la sala de estudio que no podía ver por los árboles que tapaban mi vista, únicamente un sendero dirigía hasta ahí, la sala de estudio y la asistencia médica estaban ubicadas al norte. Al oeste estaban los dormitorios, que tampoco vi por los grandes cedros que rodean todo en este lugar, al sur encontraría la explanada principal, el taller, el recinto de los meditadores (en un orden de izquierda a derecha), al noreste estaban los campos de cultivo, al este el lago y la cosecha de trigo. Al sureste el comedor. Y por último en el centro, donde debí aparecer el primer día, el patio central. Al final del mapa decía:

 “Cuando el orden del tiempo se restablezca la paz reinara en Galdy”.

Me quedé pensando en esa frase, ¿a qué se refería? A simple vista la paz en este lugar era algo de siempre, todo el tiempo todos actuaban de forma correcta, seguían ordenes, los niños no corrían ni gritaban, en conclusión había paz y luego esta frase.

Recordé el incendio de las cabañas, la mirada perdida de Daniel viendo las llamas y su odio, un sentimiento muy fuerte para un niño pequeño, es probable que hubieran más cosas que desconocía y fueran desdichas.   




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