¡Milei, el bufón del poder! Te nombro en esta diatriba, no con la cortesía de los ingenuos, sino con la
repulsión que tu incompetencia merece. ¿Qué esperabas, un aplauso? No, ni los cerdos te aplaudirían en tu
pantano de promesas rotas.
Licenciado en la miseria, has llevado al país a un abismo de desolación. En solo un trimestre, 20 puntos
más de almas te culpan por esta debacle económica. Tus ajustes, crueles y sin sentido, no traen nada más
que desesperación. Un aumento de 13 puntos en la incredulidad hacia tus planes es la única constante en
tu reinado de ineptitud.
Claudio Righes, un estudioso de la verdad entre tanta mentira, nos lo dice claro: ya nadie sueña, todos
temen. Tus fieles jóvenes libertarios, aquellos entre 16 y 34 años, ahora enfrentan el vacío que dejaste. Tú,
el arquitecto de sus pesadillas, los has traicionado.
Con el salario promedio de 850 mil pesos frente a una canasta básica de 870 mil, has empujado a la clase
media hacia la pobreza inevitable. Righes lo señala sin rodeos: estás destruyendo vidas, Javier, y las cifras
lo confirman. La insatisfacción económica crece 10 puntos, y las expectativas negativas suben 7 puntos
más. El futuro que prometiste se convierte en un hoy peor que nunca.
El temor a perder el trabajo es t¡”legado, creciendo de 21 a 35 puntos. Las familias, obligadas a recortar
gastos, ya no pueden esperar un milagro que nunca llegará. La salud se convierte en un lujo, el
endeudamiento una norma. Cuatro de cada cinco familias están ahogadas en deudas, una hazaña digna de
tu gestión desastrosa.
Tu impacto no discrimina: de 16 a 34 años, en todas las clases sociales, el ánimo negativo se dispara. Entre
los jóvenes, quienes te eligieron, el malestar aumenta exponencialmente. En la clase media, sube de 56 a 61
puntos, una cifra que refleja tu fracaso rotundo. Ni los ricos se salvan de tu incompetencia.
Righes, en su sensatez, advierte que incluso aquellos que aún creen en tus ajustes están al borde del
desencanto. Cuando la realidad golpee y la recuperación no llegue, ¿qué les dirás entonces? Los jóvenes
que antes te apoyaban ya no ven futuro en tus palabras vacías.
Milei, eres el símbolo del engaño, el emperador desnudo que desfiló con promesas huecas. En este mar de
desesperanza que has creado, solo queda una verdad: tu nombre será recordado no por grandeza, sino por
la traición y el desastre que dejaste.
¡MILEI, SOS UN REVERENDO HIJO DE PUTA!