Ecos Profanos

XXIII- Que Tendrá el Petizo:

La escena tenía algo de noche de brujas, o de fallida secuencia dramática de una película de serie B. Pero
lejos de ello, la tan preparada “vigilia” del 9 de Julio, destinada a la firma del devaluado Pacto de Mayo,
terminó amenizada por varios pasos de comedia.

**Qué tendrá el petiso**

El Presidente Javier Milei preparó con cuidado la foto que inmortalizaría el evento. Por supuesto, se puso
en el medio, destacado por la banda presidencial y el bastón de mando. El escenógrafo tuvo el cuidado de
que los dos gobernadores que podrían haberlo tapado dejaran el espacio necesario para que no se pierda
detalle de ninguno de los dos atributos. Ah, la magia del poder: hasta la estatura se puede maquillar.

Obviamente, Milei está sobre una tarima, lo que lo pone por encima de los demás protagonistas y
disimula su escasa estatura. ¡Qué ironía! El hombre que promete levantar a la nación necesita de una
plataforma para no parecer una burla. La consigna había sido más que precisa. Todos los asistentes
debían lucir traje negro. El objetivo ahora quedó claro: solo resaltarían Javier Milei, por la banda celeste y
blanca, y Karina Milei, por su chal rojo furioso. Pero hubo dos asistentes que rompieron el protocolo. El
gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, lució un discreto ambo gris. Y el jefe de Gobierno de la

ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, prefirió un elegante azul. Tal vez, estos dos querían dejar en claro
que aún conservan algo de dignidad o simplemente no recibieron el memo.

Este espectáculo barato de poder no es más que una mala comedia. Milei, el autoproclamado salvador,
rodeado de sus secuaces vestidos como pingüinos en una noche sin luna, intentando desesperadamente
mostrar una fuerza que no tiene. La verdad es que la tarima, el bastón y la banda son solo accesorios de
un bufón que juega a ser rey.

Mientras tanto, el pueblo mira desde lejos, con una mezcla de asco y resignación, este circo montado por
los titiriteros de siempre. ¿Qué clase de república es esta, donde el líder necesita subirse a una caja para no
ser devorado por su propia inseguridad? ¿Qué futuro nos espera cuando los símbolos del poder se reducen
a un disfraz bien armado y una foto cuidadosamente arreglada?

Es patético y tragicómico a la vez, ver a Milei intentar llenar los zapatos de la historia, cuando lo único
que llena es su ego inflado. Y mientras ellos juegan a ser importantes, el país se hunde en la miseria, el
hambre y la desesperación. Porque detrás de las luces y las cámaras, la realidad sigue siendo la misma: un
pueblo desangrado por la corrupción y la ineptitud de sus líderes.

La comedia no está en la tarima ni en los trajes, sino en la farsa que representan. Porque, al final del día,
no son más que actores mediocres en una obra escrita por y para ellos mismos. Y nosotros, los
espectadores forzados, solo podemos esperar que el telón caiga de una vez y esta pesadilla termine.

Así que, ¿qué tendrá el petiso? Nada que no tenga cualquier otro farsante: miedo, inseguridad y una
necesidad desesperada de ser algo más de lo que realmente es. Un triste recordatorio de que en esta tierra
de promesas rotas, los verdaderos líderes brillan por su ausencia y los impostores por su vergonzosa
presencia.



#1916 en Otros
#47 en No ficción

En el texto hay: porcinopoesia, mra

Editado: 01.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.