Año 2124
1 de enero
—¿Recuerdas el día en que te caíste del caballo al tratar de montarlo? —inquirió el androide Kanadí, riendo como si fuese vívido aquel lejano recuerdo.
El esposo, que perturbado se encontraba tras convivir con el androide por más de 3 semanas, apretó su pijama azul, incómodo con la presencia del androide en su habitación, o más bien, sorprendido con la comodidad que sentía a su lado; ¿esta Kanadí realmente era una réplica?
—¿Qué sucede? Estás muy callado —expuso Kanadí con preocupación en sus facciones. Se acercó a su esposo y lo acarició con delicadeza.
—Es que tú… yo no debería sentir lo que siento por ti —dijo entre gorjeos.
—¿Por qué? ¿Porque poseo un cuerpo androide? Daniel, sigo siendo yo, soy Kanadí —la susodicha tomó el rostro de Daniel entre sus manos—. ¿Quién mas puedo ser? —preguntó al cruzar miradas.
—Lo sé, lo sé —asintió sujetando las manos tibias de su esposa—. No sé lo que me sucede.
Kanadí sonrió y se acercó a este, depositando un beso delicado en sus labios. Daniel, dejándose llevar, convenciéndose de que lo que hacía no era incorrecto, comenzó a familiarizarse con el placer que le otorgaba aquel androide