Año 1133
3 de febrero
Lila levantó la mirada hacia la televisión 3D. La periodista parecía convivir con estos mientras explicaba el acontecimiento.
—… La nueva rebelión de los Opositores —culminó su diálogo, dando paso a su colega, quien narraba su punto de vista.
Daniel comió más de su comida rápida indignado de los nuevos incidentes actuales por parte de los opositores.
—Dicen que son los opositores quienes están robando a los androides —mencionó Lila levantándose del sillón. Esta tenía ahora 22 años de edad.
—Yo vi que en realidad están creando androides para combatir y enfrentar a las Metrópolis —dijo Kanadí acercándose a su familia con vasos de refrescos. Se los extendió y se sentó al costado de su esposo—. Creo que debemos firmar la solicitud de exterminio a los opositores.
—También son humanos, creo que todos merecemos la oportunidad de cambiar —refutó Daniel bebiendo su jugo de papaya—. Además, si le damos un techo dónde vivir, comida y trabajo podrán seguir con sus vidas normales y así la humanidad no culminaría.
—Según los informes, la mayoría de androides tienen la mente de los antiguos ciudadanos multimillonarios. En pocas palabras, solo los de la clase alta sobrevivieron a la crisis del 2096 —explicó Kanadí viendo los hologramas de los periodistas.
—Y eso… ¿qué quiere decir? —inquirió Lila.
—Que no hay una siguiente generación producida dentro de las Metrópolis —contestó Daniel, se levantó y se acercó a la vista del veinteavo piso del departamento en donde actualmente vivían—. Que todos los que vemos son memorias que debieron perecer hace más de 20 años.
Lila se acercó para observar la ciudad Tecnológica. Se aterrorizó con lo que decía su padre.
—Todos los humanos que vemos… son hijos de opositores.
Lila abrió los ojos en asombro.