Todo comenzó en una era en donde la magia oscura envolvía al mundo provocando desolación por doquier, los demonios quienes eran los responsables de esa destrucción y masacre humana fueron seres creados por un dios llamado Heres, que detestaba a la humanidad porque por ella él perdió el dominio en el reino de los dioses donde él seria el heredero al trono del Astenia.
En un principio ese dios era conocido como el Semidiós Heres, el señor de la luz y de la Vida y aunque era un semidiós con grandes poderes prefería vivir entre los mortales. Era muy querido por las personas siempre les ayudaba en todo. Un día mientras deambulaba por un bosque se encontró con una joven desmayada al fondo de una colina, al verla se enamoró perdidamente de ella. Una vez que despertó, él no sabía cómo reaccionar se puso nervioso, tanto que se puso a sudar y a temblar como una gelatina. Ella lo miro y al igual que él se enamoró pero no porque el semidiós usara su poder sino por lo que vio. Vio a un joven muchacho asustado y nervioso lo cual le pareció tierno y encantador.
-Mi nombre es Elsa, encantada de conocerte- Dijo con una suave y melodiosa voz.
- Y el mío es Heres- dijo tartamudo.
Desde ese momento ambos decidieron seguir el mismo camino. Después de pasar cuatro años juntos tuvieron una hija a la que llamaron Tania, sus ojos eran igual de encantadores que los de su madre y su cabello era igual de rubio que el de su padre. Vivian cerca de un pueblo llamado Gregolt el cual se encontraba en una isla cercana al continente. Un día Heres fue convocado por su padre Sedria a Astenia para hablar sobre un muy importante tema. Lo que no Heres no sabía era que en ese momento una gran flota de un reino lejano se acercaba para acabar con cualquiera que se encontrara en su camino y el primer objetivo era el lugar donde vivía el semidiós, ya que no todas las personas lo querían.
Mientras la invasión se desarrollaba, Heres discutía con su padre en el palacio sobre su herencia. Su padre quería que él tomara su puesto como rey dios, pero Heres no quería, pues ya tenía familia en la tierra. En ese momento Sedria produjo una mirada sospechosa que su hijo no pudo ignorar ¿qué es lo que pasa padre? ¿Por qué me miras así?, el rey agarro un cetro dorado mágico que se encontraba al lado de su trono y apunto hacia una especie de fuente mágica que le permitía ver lo que pasaba en la tierra, un rayo luz salió del cetro y choco con la fuente cambiando el lugar observado. Heres camino a la fuente para ver lo que su padre le quería mostrar y vio la isla en la cual vivía en llamas. No podía creer lo que estaba pasando, una fuerte angustia se apodero de él hasta que su padre decidió romper el silencio diciendo:
–Es lo mejor para ti mi hijo.-
-¿Qué fue lo que hiciste?- grito con mucha ira.
-Hice lo que tenía que hacer, les dije a los humanos lo que tenían que hacer. No puedo permitir que abandones el hecho de ser hijo de un dios, es tu deber vivir aquí y no tolerare que vivas con esos seres mortales- dijo el rey con mucho desprecio y poca empatía.
Heres quedo completamente aturdido por lo que escucho, mientras la ira y el odio se apoderaba de él. De sus manos empezaron a salir una especie de luz oscura que empezó a cambiar el entorno. De repente el suelo en donde estaba parado cambio de color y se agrieto violentamente expandiéndose cada vez más, las columnas del palacio se empezaron a desmoronar. Su padre no creyó que su hijo se volviera un dios y que por lo que le dijo se lo fuera tomar de esa manera, trato de tranquilizarlo abrazándolo, pero Heres respondió creando una ola expansiva de magia oscura que voló al rey haciéndolo traspasar los muros para terminar saliendo del palacio.
Los otros dioses que se encontraban en el cielo no sabían lo que estaba pasando hasta que vieron caer a su lado el cuerpo del rey Sedria. Todos se prepararon y se dirigieron al palacio para acabar con la amenaza y cuando estaban a punto de llegar vieron que una nube negra con algo de rojo saliendo del palacio envolviéndolo por completo y expandiéndose por el cielo. Y mientras los dioses contemplaban lo que pasaba por fuera, Heres dio un grito que destruyo el palacio y sacudió todo el cielo.
Los dioses sabían que si no acababan con él, lo destruirá todo así que atacaron todos juntos. Pero nadie era rival para un ser lleno de ira, sus esfuerzos parecían ser en vano, las diosas de protección crearon un escudo para evitar que su poder oscuro no se esparciera, mientras los otros trataban de inmovilizarlo para así usar el cetro del rey dios para quitarle su poder divino. Para asegurarse de que no volviera a recuperarlo, una vez acabada la extracción lo hechizaron con un sueño eterno y lo ocultaron en la Tierra en donde nadie pudiera encontrarlo. Luego de usar el Cetro de Poder para restaurar el palacio trataron de transformar el poder oscuro que quedo de Heres en unos cristales que se formaron pero no podían así que los guardaron en un cobre rustico mítico y lo tiraron a la suerte los las personas. Fue en ese momento que los dioses decidieron no intervenir en los asuntos humanos y cerraron el cielo para siempre.