Edward Everwood

CAPÍTULO XII

Los estudiantes que presenciaron estos hechos se encontraban estupefactos y maravillados. Algunos de ellos comenzaron a aplaudir y se acercaron a Tobias para felicitarlo por su hazaña una vez que este se hubiera levantado del suelo mientras sujetaba al muchacho de su brazo con gran fuerza.

Tobias, con la humildad que siempre lo caracterizaba, no se dio ínfulas ni se atribuyó méritos que no le correspondían, sino que otorgó a Edward la autoría del plan que llevó a la captura del delincuente. Fue en ese momento cuando los presentes voltearon a ver a Edward, quien comenzó a sentirse nervioso al tener tanta atención enfocada sobre él.

—Hola —los saludó con su mano derecha apenas levantada y les hizo una seña con sus dedos índice y medio en alto mientras que con los otros tres dedos sujetaba el rompecabezas.

A paso lento, uno de los estudiantes se acercó a él y extendió su mano. Edward tomó el rompecabezas con su otra mano y procedió a responder al saludo de ese joven.

—Gracias —le dijo el estudiante.

Acto seguido, vino otro estudiante y luego otro y muchos otros más para colmar de felicitaciones al joven Everwood. Algunos le agradecían, otros lo felicitaban y otros más lo llenaban de halagos sobre su persona, lo abrazaban o le daban apretones en el hombro y brazo. Incluso hubo quienes le pidieron el rompecabezas para verlo, pues ese objeto les había parecido peculiar.

Edward no sabía cómo sentirse por estar rodeado de tantas personas que mostraban aprecio a su persona debido a que la única ocasión en que esto sucedió fue cuando expresó las palabras de clausura en su graduación, por lo que sólo se limitó a aceptar los elogios de sus condiscípulos de buena manera.

—Tobias —llamó de pronto el joven Everwood.

—Dígame, señor Edward —respondió el aludido.

—Llevemos a este infractor de la ley ante las autoridades del plantel —ordenó Edward, y en ese instante todo el grupo de jóvenes que en torno a ellos se había formado clamaron con gozo.

Así, la gran comitiva liderada por Edward y Tobias, a la que después se les unieron Rachel y Esther, avanzó por el edificio escolar mientras llevaban hasta la dirección escolar al joven maleante. En su trayecto, se les unieron más jóvenes que comenzaron a expresar su descontento hacia el muchacho, e incluso pedían a gritos justicia y una condena para el delincuente.

De pronto hizo acto de presencia el director del instituto, y todos ellos se silenciaron poco a poco.

—¿Se puede saber que escándalo es el que tienen todos ustedes aquí? ¿Qué acaso se han vuelto locos? —interrogó un tanto exasperado.

—Le ruego nos disculpe, señor director —se apresuró a hablar Esther—, pero la excitación de este momento se debe a que el señor Everwood y el señor Tyler han atrapado por fin al delincuente que tantos problemas han causado estos días.

—¿Es eso cierto?

—En efecto —aclaró Tobias al tiempo que mostró a la persona que sujetaba de los brazos. Lo sujetaba con tanta fuerza que resultaba imposible incluso para la más fuerte y embravecida de las fieras escapar de sus manos.

—Acompáñenme —ordenó el director, y el grupo se dirigió a la dirección del instituto. Allí le permitieron el acceso sólo a Edward y Tobias junto con el asaltante, mientras que el resto tuvo que conformarse por quedarse afuera y esperar los informes.

Llamó por fin el director al departamento de policía, y en muy poco tiempo hicieron su aparición un grupo de gendarmes en uniformes de color azul marino que acompañaban a un hombre de gran estatura y musculatura, cara cuadrada, cabello algo cano y ojos pequeños y oscuros en cuyo rostro se destacaban un grueso mostacho y una barba prominente. Un traje completo en color oscuro cubierto por un largo abrigo color marrón claro conformaba la indumentaria del recién llegado personaje.

—Caballeros, buen día tengan todos ustedes. Baldric Beasley, jefe del departamento de policía de Kaptstadt, para servirles —se presentó el imponente sujeto después de dedicar una seria mirada a cada uno de los que se encontraban en la oficina.

—Es un placer conocerlo, señor Beasley. George Blyght, director del Instituto Tecnológico de Educación Media-Superior «Isaac Blyght». Ellos son Edward Everwood y Tobias Tyler, ambos estudiantes de este plantel.

—Gusto en conocerlos, jóvenes —los saludó Baldric Beasley, y entonces extendió su mano para saludar a cada uno de ellos.

—El placer es todo nuestro —respondió Edward.

—Me hicieron llegar el informe de que en este sitio algunos de sus estudiantes lograron capturar a un delincuente que durante días provocó numerosos problemas —expresó el jefe Beasley.



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En el texto hay: juvenil, drama, steampunk

Editado: 24.08.2019

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