Edward Stephan

Capítulo 4. El cielo se acordó

Esa noche vino y se convirtió en demonio, silenciosamente con sus garras enormes apretó a Edward, la voz que escuchó hizo del dolor cierto lo envolvía en frazadas teñidas era algo tan insoportable que no alcanza asimilarse a nada

— ¿Por qué sigues? le dijo esa voz.

Silencio es lo que había sin fuerza alguna, solo intentaba seguir luchando en medio de lágrimas amargas que nadie pudo ver, gotas que caían como cascada limpias y saladas que iban gritando por las calles sin consuelo, tal vez solo un poco de la soledad que tuvo compasión pero no bastó se tumbó clamando misericordia.

Se escuchó un no puedo más sobre aquellas montañas empinadas cubiertas de misterio, con una sutil y débil voz gritaba auxilio pero no hay forma de escaparse de su vista si con prisa sofoca la herida profunda y el mundo se viene abajo.

Logró dormir unas tres horas muy cortas y volvió a despertar luego de que un sueño que no entendía de recuerdos le hiciera recordar el último abrazo que pudo percibir unos cuatro años atrás y pensar que desde entonces no había vuelto a encontrarse con los brazos que con tan dulzura sujetaba su cintura. El paso del tiempo se hacía más cercano y daba frescura durante los relatos que susurraba con su sensación y el tacto, se tendían el uno al otro apretando más y cada vez sus almas inquietas se juntaban y jugaban, jugaban a que se amaban.

No existía lugar no existía nada cuando respiraba la protección de su corazón con tanta fragilidad que llenaba, se convertía en un refugio para sus latidos que se aceleraban con solo acercarse, con solo sentir su brillo. A veces los días eran tan pesados que sólo se sentaba en aquella banca a dejar que todo corra y pasar desapercibido, pero venían esas manos hechas flores, esa piel que emocionada movía hasta para los poros que se dilataban estiraban sus bellos para conseguir un poco de su aroma porque hacía descansar los sueños en el cielo inmenso, los segundos volvían a su ser y el daltonismo de los corazones desaparecía volviendo la tranquilidad junto a los colores.

Tantos días tanto olvido los abrazos que se han ido y la impotencia que mendiga por causar caos y edificios partidos; de pronto los pajarillos comenzaron a cantar, la noche se escapaba entre los huecos y pasillos y traer así el día.

Esa mañana desconcertada traída del norte visitó a Amber tocó su puerta y con un ramo de flores esperaba impaciente porque saliera. Aún con su pijama puesta se dirigió a la puerta, se acomodó su cabello medio rebelde y abrió. Al hacerlo su piel se asombró a los vestidos radiantes de esa mujer que como sus atuendos deslumbraba.

Hola, ¿quién eres? dijo

Vengo a darte una noticia Amber se le quedó viendo y con un poco de asombro le dejó pasar tomando el ramo de flores que le ofrecía

Te ofrezco algo de tomar, ¿qué noticia tienes que darme?

Estoy bien así, gracias contestó la mujer me he dado cuenta que has estado sufriendo todo este tiempo pero ya se acabará, no tendrás que regresar más al hospital— en el mismo momento que escuchó eso despertó muy asustada, suena su teléfono que se encontraba lo más lejano posible de ella y casi corriendo lo contestó, era su madre diciéndole con un tono acelerado que fuera al hospital.

Voy para allá, llegaré lo más pronto que pueda dijo y colgó.

Comenzó, la prisa a moverse contra el tiempo. Alistarse tan rápido como pudo fue lo que hizo y marchó al hospital todavía asustada—. Al llegar estaban varios del personal del hospital en la habitación donde tenían a su padre, unas se miraban en su puerta y esperó lo peor aun no estando preparada—. Al acercarse no podía creer lo que sus ojos miraban, su padre se encontraba recostado y hablando con su esposa la madre de Amber y otros familiares que se habían hecho presente.

Un instante hizo falta para que su padre le viera, abrió sus brazos para que fuera a abrazarle y corrió, lo tomó entre los suyos muy fuerte como si no hubiera un mañana y comenzó a llorar de felicidad desatando la niña pequeña que llevaba dentro.

Un rato más tarde cuando las emociones se habían calmado un poco hablaron de cómo estaba todo y cómo había ocurrido y de pronto su papá se detuvo… sólo un poco y dijo no sé cómo sucedió todo sólo escuché a alguien pidiendo para que no sufriera Amber ella un poco desconcertada y asombrada preguntó quién pero su padre no conocía quién era, aún.

Su padre estaría por unos días más en el hospital para observar su evolución y luego iría a casa a recuperar el tiempo que perdido se encontraba. No iba a ser fácil ¿cómo iba a serlo con la ausencia de su hermano Boris? pero a través de cadenas pretendían luchar con la nueva oportunidad que les daba y vivir por Boris.

                                                                                ✧✧✧✧

Edward al otro lado de la ciudad había tenido un largo día lleno de inesperadas sorpresas que desde muy temprano comenzaron a hacerse presentes. Mientras caminaba se encontró con una señora amigable de unos sesenta años que le habló antes de partir de esa calle y le pidió ayuda con algo que ella no entendía, su aparato auditivo con el que escuchaba no le servía como debía ser. Se tomó el tiempo para ella y dejando que el mundo siguiera su curso colocó su atención en el aparato solucionando el problema y no le costó tanto tiempo porque luego de casi dos minutos hizo funcionar solo era el número que tenía que ser cambiado tenía un uno para tono pero le habían medicado el número dos. Ella muy contenta le agradeció se despidieron y siguieron su destino.



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En el texto hay: romance, valentia, amor dolor

Editado: 12.09.2020

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