Edward Stephan

Capítulo 5. El espejo y la distancia

Edward sosegaba su miedo con solo pensar un poco en ella se sintió extraño su piel y sus prendas todavía conservaban su fragancia y no podía evitar escuchar la primavera con sus perfumes.

Fue un pésimo momento para que ocurriera eso ya que debía viajar sin siquiera pensarlo ocurrió fue un golpe repentino que sacudía, sin saber cuándo volvería a verle tuvo que irse con esas ideas. Un viaje de kilómetros que pensó que a lo mejor... sus vidas se alejarían.

Apenas pudo avisarle que se iría y no pudieron despedirse debidamente fue todo un arrebato de la vida—. De pronto se quedó sin tono, sin alegría y sus pálidos sentidos lo mostraban. Amber sintió ardor en su pecho por cada metro en que se alejaba. Las montañas hacían más pesadas las mañanas y el café se olía desde lo lejos. Debían seguir con ese invento del destino por más que volcara epifanía, en lo más profundo... debían permanecer.

Los días de ambos volvieron un poco a la normalidad después de un tiempo, al espacio vacío de un ruido ensordecedor. Y pobre de aquel que se vestía de nada en un sendero que solo pronunciaba que duele. Todo ardía incluso las típicas tardes que le envestían en soledad. Las tardes eran amenas pero intranquilas. Los pasos de un sol escapándose por el oeste siempre traían el recuerdo de unos dulces labios que no paraban de hablar. De unos ojos que detenía el mar, la cúspide y a la misma oscuridad se aterraban con su brillo. Muy parecido era lo que pasaba Amber y aunque la distancia los separara miraban el mismo sol, el mismo horizonte.

Días que seguían pasando. Ella todas las tardes se sentaba en la terraza con un taza llena de llantos y esperanzas, su padre que ya tenía varios días de haber regresado le observaba hasta que en una ocasión se le acercó es un buen chico le dijo mirando a la tarde

ella le volteó sí que lo es respondió y siguió viendo perdidamente el adiós del sol.

Puso su mano en su hombro él sigue pidiendo por ti estoy seguro dijo y lentamente se retiró. Amber tomó su taza y de un sólo trago acabó su contenido. Respiró y creyó en esas palabras.

                                                                                        ✧✧✧✧

Pasaron seis largos meses para poder volver a su ciudad y ver que había sido de la extrovertida chica que había conocido un tiempo atrás. Edward muy emocionado compró su boleto de vuelo, alistó su equipaje y no mencionó nada, ni siquiera a ella le contó ya que quería darle una sorpresa. Después de casi quince horas de viaje llegó a su casa cansado. Entró viendo el silencio de su casa e iba tan cansado que se quedó dormido por completo en unos minutos, tendido en aquella suave cama que le daba refugio.

Despertó muy temprano por la mañana hizo algo de desayuno y salió con la única idea de ver a Amber. Se le miraba muy feliz saludando a quien encontraba en su camino con más energía de lo habitual. Una de esas personas era una mujer amable que vendía barras de chocolates en las aceras pensó comprar unos seguramente encontraría a quién dárselos. Pagó con un billete y ella no tenía cambio porque iba empezando con la venta pero no había problema le dijo que se quedara con el resto y se marchó con una sonrisa, sonrisa que se le transmitió por todos lados.

De paso estaba un restaurante muy elegante justo iba a llegar cuando desde el cruce vio a Amber salir de ese maravilloso lugar, no iba sola estaba acompañada de alguien más. Su corazón se paralizó. Ella estaba entrando a un carro y volteó su mirada hacia la esquina. Vio a alguien que parecía ser Edward era él se había escondido para que no le viera. Ellos se marcharon y él solo le quedó regresarse entre pasos sin aliento

La mujer que vendía los chocolates le vio regresando y notó su gran cambio. Ed se acercó a unos niños que disfrutaban de la vista y les regaló el obsequio que llevaba y siguió nuevamente su camino a casa. Ella al verlo de esa manera le gritó, quería saber qué le pasaba y si estaba bien. Platicaron hasta tarde y les alcanzó hasta para tomarse un café o como le decía ella: el alimento del alma.

Búscala le dijo dale la oportunidad de que te lo cuente y deséale lo mejor. Alégrate por ella.

                                                                                                   ✧✧✧✧

Luego de dos días entre la calma de una brisa refrescante se encontraba frente al parque caminando luego de regresar de la farmacia más lejana porque le hacía caminar más y lo necesitaba. Podía dejar sus lamentos por allí muy lejos.

Se encontró a Amber en el camino llevaba un poco de prisa tanta que no vio a Edward que a metros de ella estaba. Iba tan rápido que sin darse cuenta dejó caer su cartera él se percató y fue a recogerla.

Intentó alcanzarla pero no lograba cruzar la calle por el tráfico y trató de no perderle de vista hasta lograr pasar. Observó que entró a una gran tienda de ropa y de no tan cerca porque aún no llegaba vio que hablaba con la recepcionista de ese lugar y siguió hacia dentro. Edward se acercó y se dirigió a la persona con la que ella había entablado conversación.

Buenos días, pase adelante ¿en qué puedo ayudarle? — dijo amablemente

Hola, buen día respondió quería pedirle un favor si podría entregarle esta cartera a la señorita que acaba de entrar, se le acaba de caer y le vi entrar aquí



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En el texto hay: romance, valentia, amor dolor

Editado: 12.09.2020

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