Edward Stephan

Capítulo 7. Noche estrellada

El segundo día apenas estaba por empezar. Despertaron temprano para tener todo listo para partir.

Salieron a buen tiempo y durante el trayecto —admirados— observaban por la ventana. Amber estaba muy sorprendida y miraba cada detalle de todo mientras tomaba una que otra foto..

Edward de vez en cuando le miraba con disimulo. Su mirada se llenaba con su esencia y no resultaría extraño que sonriera de la nada al verle.

Estaban llegando y los niños comenzaban a salir de sus casas al ver los autos llegar. Se bajaron y ya les estaban recibiendo entre abrazos, sin siquiera conocerlos se sentía la calidez que les ofrecían. Los grupos comenzaron a organizarse, Edward se mantenía junto a Amber.

Uno de los grupos se quedó con diez niños para realizar una actividad que requería movilidad. De la misma cantidad se hicieron otros cuatro grupos más que realizarían tareas diferentes. Otro de los grupos bailaban un poco y luego se sentaron a escuchar entre otras cosas, había un tercero que se enfocaba en estimular la mente de los niños armando rompecabezas, juegos de mesa y en el último pintaban.

Ellos se encontraban junto a las pinturas. Diez niños que con tanta pasión se envolvían en los colores. Unos genios entusiastas. Se miraban felices mostrando sus dotes para pintar, eran obras de arte.

Amber y Edward pasaban observando sus trabajos y ayudándoles cada vez que lo pedían, se coordinaban muy bien. A veces sus caminos se cruzaban cuando iban de un lado hacia otro, sonreían al chocarse y seguían.

Ambos faltando poco para terminar se encontraban en esquinas opuestas —lo más alejados que podían esta uno del otro— siempre estando junto a los pequeños. Pintaban como dioses piezas de arte que creaban poco a poco, pinturas que traían a Vicent Vang Gogh, partes de Claude Monet y hasta Picasso. Sus mundos se consumían en una sola hoja de papel que se dejaba guiar por sus manos y las pinceladas. Estas clamaban eufóricamente un refugio o el cielo.

Una pequeña pintora se detuvo por un momento y alzando su mano —manchada de pintura— tocó a Amber

— ¿ustedes son novios?— preguntó con inocencia señalando con su mano a ambos

Sorprendida y un poco sonrojada sonrió — ¿por qué preguntas eso? — dijo con un tono de voz baja para que no escucharan en especial Ed

—porque cuando se ven sonríen y se llevan bien— respondió la pequeña

Interiorizó eso por unos segundos. —mira te falta pintar acá— dijo para dejar la plática de lado.

Se fueron volando los treinta minutos. Todos terminaban sus actividades y el grupo donde se encontraba Amber y Edward daban los últimos detalles.

                                                                                       ✧✧✧✧

Tenían un refrigerio para ellos y estaban a punto de dárselos.

—vayan por el suyo— les dijo Amber. Los niños salieron casi corriendo a recibirlo

—no hemos terminado de hablar— dijo la niña con su sentido del humor peculiar. Amber ríe al observar que no había conseguido evadir la pregunta

—y ¿de qué han estado hablando ustedes dos? Preguntó Edward con un poco de curiosidad

—no de nada— contestó rápidamente. Su reacción le causó gracia a él.

Se detuvieron —ambos— mirando su mundo, había tanta necesidad que lo que ellos hacían era poco pero valioso.

Terminaron todo lo que tenían planeado hacer con los niños ese día y siempre en grupos pero más pequeños se organizaban para ayudar en todo lo que pudieran a la gente de la comunidad. A todas las familias que visitaban les entregaban alimentos que aunque no fuesen muchos, eran algo muy preciado para ellos.

Todos se miraban realizando diferentes actividades, todos estaban en movimiento y las personas se mostraban muy alegres con su llegada porque de una u otra manera facilitaban los pendientes que tenían.

Edward y Amber se habían separado por un rato, ella se encontraba con otras chicas ayudando a algunas familias. Ed se encontraba junto a otros ayudando en algunos trabajos que requerían un poco más de fuerza. Uno de los habitantes que les ayudaba se acercó a él y le dijo que su madre quería conocerlos. Ellos fueron a su casa y poderle conocer.

Su casa se miraba muy desgastada y quedaron admirados al verla. Al entrar pudieron ver las condiciones en las que vivían pero de pronto eso cambiaba y se desvanecía, la alegría llegaba de golpe dejando de lado lo demás.

La señora muy feliz al verlos les saludó con un carisma sin igual. Ellos al verla quedaron entre alegres por verle y sorprendidos. Ella se encontraba en una cama muy deteriorada, no podía caminar pero su alegría era inmensa. Hablaron un rato, y les contaba un poco sobre su vida y como gracias a una mala pasada había quedado sin poder caminar.

Ella tenía dos sueños, lo dijo después de que le preguntaran si le hacía falta algo en su vida. Uno de esos sueños era tener una cama nueva y comida para sus nietos que vivían junto a su otro hijo dos casas arriba de ella porque regularmente no tenían que comer. Edward quedó tocado por eso. Luego de unos minutos más que duró la plática se retiraron.

En el camino Ed habló con dos del grupo que le acompañaban porque quería cumplirle sus sueños. Llegaron donde estaban los demás o al menos la mayoría —entre ellos Amber—. Él junto a dos más tomaron uno de los autos y salieron con la idea de hacer todo lo que hiciera falta para darle una sorpresa a la señora.

Amber no miraba por ningún lado a Edward y comenzaba a preocuparse. Al ver pasar a uno de los que andaban con él le preguntó dónde estaba. En eso iba pasando la misma niña que le había hecho la pregunta incómoda y escuchó



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En el texto hay: romance, valentia, amor dolor

Editado: 12.09.2020

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