Efecto Cura

Capítulo 49♤

Me llevo la mano al pecho donde todavía podía sentir su calor allí, el temblor de sus dedos cuando me sostuvo antes de abrir la puerta. Me ardía la garganta de rabia, pero la controlé, el habría hecho lo mismo, Marcus no se rendía ante nadie y si alguien creía que yo sí lo haría, estaba a punto de descubrir lo contrario.

—Agatha, Dulce te diría si estuviera infectado lo sabes. —intento hacerla entrar en razon.

—No insistas mas, Madeline, si no esta infectado lo sabremos —se detiene de golpe y me señala—, si lo esta tu tambien entras en cuarentena. ¿Está claro?

Ya estaba decidida pero yo aun no iba a aceptar que lo culpara de tal cosa. Espere que se fuera debia hablar con el de alguna manera y aclarar lo que sabe.

Buscar la zona de cuarentena, ese sera mi objetivo ahora. Bajar buscar un área con muchos guardias. Bajo las escaleras desde el último escalón miro toda el área, cada rincón y como lo pensé así fue, solo hay un rincón con una puerta detrás de dos hombres, con armas en las manos. Muy bien allá voy, solo espero que la actuación me quede bien.

—Necesito verlo —ordene, acercándome al guardia.

Él me miró con el ceño fruncido.

—Está prohibido, señorita. Nadie entra ni sale de la zona de cuarentena hasta que la comandante lo autorice.

—Soy la segunda comandante —mentí sin parpadear.

—Eso... eso no es cierto.

—Entonces te diré lo que es cierto —aclare bajando la voz, dejando que el filo entrara en mis palabras—: si él muere ahí dentro, cuando Agatha descubra que actuaste sin confirmar el protocolo, serás tú quien se pudra en esa celda.

El guardia vaciló tanto que pense que no me abriría la puerta pero lo vi tragar saliva, no cedió del todo, pero el miedo ya estaba en su mirada. La zona de cuarentena está en el sótano, no tenía idea que teníamos pero allí lo tienen.

Doy un paso atrás, midiendo mis opciones. Necesito acceso, debo encontrar información y para eso, necesito acercarme a Agatha... o a Julia.

Me enciendo por dentro solo de pensar en ella con esa sonrisa, esa seguridad... de que algo sabe, de que algo hizo, lo voy a descubrir cuando el sonido del ventilador vuelve a llenar el pasillo, detrás del vidrio, puedo ver la sombra de Marcus moviéndose apenas, encorvado en la camilla metálica. Mi pecho se aprieta, pero no me permito llorar. No ahora.

—Te sacaré de ahí, te lo juro —susurro, apoyando la frente en el vidrio—.

Y cuando lo haga... Haré que ella me mire igual que te mira a ti. Justo antes de que todo se derrumbe.

—Le haremos unas pruebas para una revisión física. —una mujer a mi lado con una carpeta en la mano me asegura que solo le harán unas pruebas, de su ritmo cardiaco, color de piel y si tiene alguna mordedura.

El tiempo parece lento pero rápido a la vez, dos veces Julia intentó entrar pero al verme se da la vuelta para salir, Agatha también pasa para saber como va el procedimiento y yo... aquí parada sin comer o tomar algo.

Ya han pasado unos veinte minutos cuando por fin me dejan verlo. Bajo a la zona de cuarentena, cada paso se siente como la traición de alguien que claramente no nos quiere ver juntos. El vidrio entre nosotros era grueso, distorsionaba su silueta como si el aire mismo quisiera mantenernos separados.

Pero aun así, podía ver sus ojos: fríos, alertas, calculando, Marcus no era el tipo que entraba en pánico, pero esta vez... había algo distinto. Una sombra detrás de su mirada.

Presioné el botón del comunicador. Un leve zumbido llenó el silencio.

—¿Puedes oírme?

—Sí—Su voz sonó rasposa, como si hubiera estado conteniendo gritos—. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Solo veinte minutos. Dijeron que necesitan "observarte".

—¿Observarme o encerrarme? —preguntó, su tono cargado de veneno.

Lo observo, se había quitado la chaqueta, dejando ver la herida en su abdomen, cubierta por una venda fresca, que yo misma la había cosido.

—No estás infectado —recuerdo con firmeza—. Esa herida no tiene nada que ver con lo que dicen.

—Lo sé. Pero Agatha no parece tan segura... o no quiere que lo esté.

—Esto fue planeado

Él sonrió sin humor.

—¿Lo dudas o lo preguntas?

Me quedé en silencio. Afuera, los pasos de los guardias resonaban a intervalos, demasiado regulares, no estaban ahí por protocolo, estaban ahí por él.

—Julia estaba con ella —susurré finalmente.
Marcus levantó la vista, sus ojos afilados como cuchillas.

—Lo vi —Su voz bajó—, y vi cómo te miró.

—Esa sonrisa... —la confianza en mis palabras eran claras—. No fue de preocupación. Fue como si... como si estuviera esperando esto.

—Entonces no fue una coincidencia, alguien manipuló la información. Agatha jamás habría ordenado mi aislamiento sin una prueba sólida.

—¿Insinúas que alguien falsificó los datos del escáner?

—Eso mismo. Julia tiene acceso a los registros médicos, ¿no?

Asentí lentamente.

—Ella está en el equipo de diagnóstico biológico. Si quisiera incriminarte, no le costaría nada alterar un archivo.

—Entonces lo hizo. Y Agatha lo creyó.

Me aparté del vidrio, mi respiración acelerándose.

—Si fuera así las cosas cambiarían muchísimo —quise defenderla, pero las palabras se estancaron. Marcus arqueó una ceja.

—Nena, ¿recuerdas lo que dijo antes de cerrar la puerta? "No solo para ti, para ambos." ¿Por qué nos amenazaría a los dos si no estuviera involucrada?

Silencio. Mi estómago se retorció, tenía razón. Agatha siempre había sido la mente fría del grupo, la que controlaba todo desde las sombras. Si esto era un movimiento político, Marcus era el peón que sacrificaban... y yo, la distracción emocional.

—Tal vez... —susurre despacio—, tal vez alguien más la está presionando.

—O tal vez ella ya eligió su bando.

—¿Cuál? —pregunté.

Marcus me miró directo a los ojos, incluso a través del vidrio.

—El que no nos incluye.




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