Por una ruta de sueños caminaba la mujer sin nombre, en sus brazos una niña dormía, esta casi que no parecía estar viva, casi que no lo estaba. Aún así la dama nodriza la llevaba hacia un futuro semejante al pasado: tan verde y tranquilo, en donde el tiempo se disparataba y mezclaba esencias de miles de cuerpos.
Los árboles la sentían y los roedores la veían atentamente, al igual que las aves en el cielo. Todo ser viviente entendía a quien se presenciaba y, aún así, callaban. El significado de cosas tan importantes como esas no debían consultarse y tampoco decirse.
El recorrido que hicieron las dos desconocidas llevaba a una casona, cuya luz proveniente de la misma se mezclaba con la tierra del camino.
Los niños que allí vivían dormían tapados por el calor de sus almas. Los pequeños no soñaban, las pequeñas no hablaban. ¿Que era en realidad aquello que los llevaba a no ver lo que afuera sucedía? Después de todo, aún podían observar.
Miles y miles de susurros que llamaban, que gritaban y decían, sin embargo, no fueron escuchados. Las estrellas ofendidas se apagaron aquella noche, dejando al descubierto a esos niños que fingían. La Luna casi alejada de ellos ignoraba y el sol; un desconocido que ahora mismo pondrá fin a tal punto de aislamiento, pues su llegada lo cambiará todo, logrando que ese"todo" perdure y se mantenga hasta el fin.
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Hola! Espero que les haya gustado este capítulo. Quería avisar que en los próximos días subiré el segundo, así que estén atentos. prometo que será mucho más largo.
Lisa.