Efectos especiales

El sacrificio de la hechicera

Pasó todo un año y el avance era considerable, pero Jamie no sólo avanzó en la película, sino en su relación de amistad con Sandy. En la primera línea de tiempo todo comenzó muy tarde, por lo que pasaban mucho tiempo ocupados entre clases y la película. Pero esta vez el avance era más relajado y eso le dio pie a conocer más a Sandy como persona.

Fue hasta esa segunda oportunidad que él se enteró de que Sandy tenía dos hermanos mayores, con tanta diferencia de edad, que ambos se casaron cuando ella aún era niña y por lo mismo no convivió mucho con ellos. Sus padres eran personas mayores, en cierto modo, el embarazo había sido una especie de accidente ya que la madre de Sandy tenía ya 45 años cuando la engendró y, aunque no lo admitió del todo en ese momento, Sandy insinuó que la avanzada edad de sus padres podrían haberla dejado “incompleta”.

Por primera vez, Jamie sintió curiosidad del porqué del deseo de Sandy de hacer ese cortometraje. Había invitado a Sandy a pasear por la playa de california para ver el atardecer y fue ahí que se lo preguntó. En cuando le hizo la pregunta, Sandy se tornó seria.

—Hace un mes más o menos te dije que quizá por su avanzada edad mis padres me dejaron incompleta —Sandy suspiró y fijó su mirada en el último halo que quedaba del sol en lontananza—. ¿Sabes? Creo que mamá ya no tuvo fuerza para hacer completo mi corazón.

—¿A qué te refieres? —preguntó Jamie, intrigado.

—Tengo una cardiopatía congénita —Jamie no podía creer que al fin se lo confiara—, los médicos dicen que, por ser joven, puedo resistir, pero quizá en algún momento de mi vida la única esperanza será un trasplante. Desde niña tengo prohibido correr, saltar, hacer todo eso que hacen los niños y yo siempre me sentí muy triste por eso, pero entonces papá me llevó a ver atletas, me dijo que no me preocupara por no hacerlo, que me dedicara mejor a apoyar a quienes sí podían. —Sandy tomó aire para evitar las lágrimas—, y funcionó, ver a otras personas hacer lo que yo no podía me animó mucho, pero… Una noche tuve el sueño en el que estoy basando el cortometraje, no quería que nadie lo supiera, pero creo que, en mi subconsciente, ese demonio en forma de lobo representa la enfermedad que tengo y la hechicera es mi propio corazón, una entidad que me puede ayudar a vencer a ese demonio. Cuando Loreen me dio la idea de que la hechicera se podría sacrificar para salvar a los demás, amé la idea. Uno de mis mayores temores es que me digan que ya necesito el trasplante, odio la idea de perder mi propio corazón, pero… quizá si eso pasa sería que mi hechicera se está sacrificando para que yo viva… entonces podré regresar a los campos de atletismo, quizá no podré desempeñarme como esos atletas que tanto admiro, pero al menos podré correr… ser libre al fin, gracias al sacrificio de mi hechicera.

Jamie se sintió tan conmovido que no pudo resistir el impulso de abrazarla y al sentirla tan pequeña y frágil en sus brazos un terror lo invadió. Por primera vez se daba cuenta de que perderla de nuevo resultaría mucho más doloroso que la primera vez y esto era porque, inevitablemente, se estaba enamorando de ella.

No sabía si confesarle o no sus sentimientos, era algo que él mismo no pudo prever. De momento decidió dejar que las cosas continuaran su curso y avanzar más y más en el cortometraje.

Por otro lado, Grant y Loreen se volvieron más unidos, pasaban mucho tiempo juntos, tanto que Jamie comenzó a sospechar que quizá habían iniciado una relación, pero eran tan discretos que era difícil saberlo. Por desgracia, esa cercanía hizo que Linda, la exnovia de Grant, entrara en una especie de obsesión que no se vio en la línea original de tiempo, muy constantemente la veían en el set, peleando por cualquier motivo y culpándolos a todos de que Grant terminara con ella.

Para sorpresa de todos, en una de esas peleas se dieron cuenta de que Linda estaba enterada de que ellos robaron el telescopio y, tras una fuerte discusión con Sandy, los delató.

—Confías demasiado en tus nuevas amiguitas, ¿no? —gruñó Linda hacia Grant—. ¿Las apreciarías igual si supieras que ellas robaron tu precioso telescopio?

Tanto Sandy como Loreen quedaron atónitas, Grant las miró por unos segundos y al ver que ellas no decían ni una sola palabra, simplemente salió del set a grandes trancos. Por un momento pensamos que Loreen iría tras él, pero en su lugar, se acercó a Linda, suspicaz. 

—Sólo quisiera saber —le dijo con voz firme—, si sabías que nosotros lo robamos, ¿por qué no se lo dijiste antes para que lo recuperara?

—Ya estaba hecho, ¿o no? ¿Qué podía yo hacer?

—Tú lo rompiste —Loreen hizo la acusación con total seguridad—. Aquel día cuando Grant terminó contigo yo iba hacia la enfermería y te vi saliendo del almacén. Tuve un mal presentimiento así que fui a buscar el telescopio, pero ya no estaba donde lo dejó Jamie. Tú fuiste la que rompió su telescopio, por eso nunca le dijiste nada, porque te sabías culpable, pero ahora que entiendes que no lo podrás recuperar, tu desesperación te obligó a hablar, ¿no es así? ¿Qué dirá Grant cuando sepa que lo rompiste a propósito?

Linda no dijo nada, salió del lugar sumamente enfadada, dejando a Jamie completamente confundido.

—¿No fuiste tú quien lo rompió? —Jamie habló en voz alta la pregunta que vino a su mente, muy tarde se dio cuenta de que fue un error.

—Pasa algo malo y yo soy la primera sospechosa. ¡Vaya sorpresa! —Loreen habló con sarcasmo, pero con un gesto de dolor en su rostro.




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