➳ INTRODUZIONE

Colombia, Carretera 25, 16 de marzo 2016.

Hace 7 horas que mi padre y yo compartíamos un viaje que duraría 7 horas más, conversando, cantando, riendo, pero sobre todo siendo felices, mi relación con él siempre ha sido buena, es mi única familia, somos muy parecidos, es un padre relativamente joven y a sus 38 años sigue siendo un aventurero, hace unos días me propuso emprender un viaje por carretera, saldríamos de Medellín, la ciudad donde vivimos actualmente, hacia Cartagena, la ciudad que me vio nacer y crecer hasta que cumplí 8, Esteban, mi padre, trabaja en el sector de inteligencia para la policía nacional de Colombia, desde hace unos 10 años que tiene un buen puesto porque desde que nos mudamos nuestra situación económica mejoró.

Mi madre murió el día que yo nací, fue un parto complicado, así que solo la he visto en fotos, era muy hermosa y en las fotos con mi padre se les veía muy enamorados, eran muy jóvenes y se les veía tan llenos de vida. Falleció a los 20 años, me parezco físicamente a ella, excepto por mis ojos azules heredados de mi padre, a quien nunca he visto con otra mujer y cuando habla de mi madre no suele decirle Lucía, sino que se refiere a ella como —su— Luz, hasta donde sé vivieron un romance de película, espero algún día vivir algo como eso.

— ¡Valeriana!—mi atención se dirigió a él al llamarme por uno de los tantos sobrenombres que tengo— ¿en qué piensas?

— En mi madre. Deseo saber aún más sobre ella y su historia juntos—vi la sonrisa que esbozó y la emoción en sus ojos al oír la respuesta sincera que había recibido.

— Ella era muy fuerte y valiente, no se amilanaba ante nada, no daba un paso hacia atrás cuando se proponía algo, pero tenía un amor inmenso por las personas que valían la pena, amante de los animales y la naturaleza, el hecho de que fuera tan diplomática hacía que las personas que la conocían la admiraran. Sinceramente ella era una luz para mí y estoy seguro que para muchas personas también. Tuve la dicha de vivir a su lado durante toda su vida, ya sabes que nuestras madres eran muy amigas, ella vivía al frente de mi casa, así que básicamente nos conocemos desde que salimos del vientre de nuestras madres, vivimos muchas cosas aun siendo jóvenes. Si todo sale bien hoy conocerás el lugar donde fuiste concebida.

— ¡PAPÁ! Ya me estaba sorprendiendo del tiempo que llevabas sin avergonzarme de esta manera.

— Ay Val, por favor, ya tienes 19, no te hagas la desentendida.

— ¡PAAAAAAPÁ! Solo continúa conduciendo, por favor.

Nuestro silencio cómodo se vio interrumpido cuando dos motocicletas se habían colocado a los costados y un auto obstruyó nuestro camino, a causa de eso nos despistamos al área árida que se encontraba al lado de la carretera.

Todo pasó muy rápido mientras yo me mantenía expectante, papá bajó del auto enfurecido con el arma que siempre traía en la gaveta, yo me quedé dentro esperando a que él regresara diciéndome que todo había sido un malentendido.

Hasta que oí disparos, bajé del auto dispuesta a llamarlo y convencerlo de que era una mala idea estar ahí, él volteó diciéndome cosas que no podía escuchar, tal vez por la distancia o por el tiroteo, algo detonó creando una explosión, vi el cuerpo de mi padre volar, corrí hacia él, sin saberlo estaba por oír sus últimas palabras “Cuídate y sé muy curiosa, sobre todo en casa… Te amo Val”.

Cuando noté que se acercaba alguien creí me ayudaría, pero por el contrario, me empujó y realizó un disparo al pecho, del ahora lastimado cuerpo de papá, aquel hombre disfrazado de militar se dirigió a la última motocicleta que quedaba estacionada diciéndome que “le hizo un favor al acortar su agonía”.

La conmoción hizo que mi cuerpo quedara congelado, estaba llorando mientras me aferraba al cuerpo moribundo del hombre que más amaba en la vida, estaba intentando procesar todo, hasta que un duro golpe de la realidad hizo que entendiera que él se había ido, ahora lo había perdido todo.