Efímera

5. Edad

—Siento que ya has hecho todas las preguntas existentes en primeras, segundas, terceras y hasta años de matrimonio y divorcio —es lo primero que digo en cuanto respondo la llamada.

 

—¿Disculpa? ¿Eso quiere decir que ya ha pasado demasiado tiempo efímera? —pregunta con su característica voz ronca.

 

—Si, eso quiere decir que mi apodo está muy fuera de lugar, al contrario del tuyo; queda como anillo al dedo —refunfuño.

 

Sacarle información al señor misterio es tan difícil como llegar al sol en avión.

 

—Bueno, alguno de los dos debía tener éxito, ¿No lo crees?

 

—No, no lo creo. ¿A qué se debe tu llamada un día domingo? —cuestiono.

 

—Ayer dijiste que probablemente pasarías todo el día viendo televisión, quería hacerte algo de compañía —responde.

 

—Gracias, supongo. Aunque ahora estoy perdiendo más el tiempo buscando qué ver. Es más difícil decidirse por una —me quejo.

 

Apenas y había podido ver una película, para colmo repetida. Y eso solo porque necesitaba que me hiciera ruido mientras me encargaba de cocinar el almuerzo.

 

—No puedo ayudarte en eso, estoy en la misma situación en este momento y se repite constantemente en mi día a día —replica.

 

—Había olvidado que el señor misterio ama estar en casa, lo cual me indica que trabaja desde ella, estudio o bien puede estar bajo el cuidado de algún familiar cercano.

 

Mi comentario no tiene otra intención más que conseguir sacarle alguna información, aunque no soy muy disimulada al respecto.

 

—Estas siendo demasiado inteligente el día de hoy efímera, me sorprendes —dice y aún sin verlo, algo me indica que está sonriendo.

 

—No debería de hacerlo, siempre he Sido muy inteligente —agrego.

 

—Pero no muy sutil, al parecer —se burla.

 

—Bueno, en este punto, no se puede ser tan sutil —digo.

 

Escucho su risa ronca.

 

—¿Sientes que estás en desventaja? —pregunta.

 

—Creo que lo estoy desde que comenzamos a hablar —y no miento al decirlo.

 

—¡Ay efímera! ¿Qué voy a hacer contigo? —suspira.

 

—Espero que no sea colgar la llamada —me burlo.

 

—Quedaría muy expuesto si lo hago —dice.

 

—¿A qué te dedicas? —pregunto de golpe.

 

—A existir —contesta con simpleza.

 

Me ahorro un largo y pesado suspiro.

 

—Y mientras existes, ¿No hay algo que te tome varias horas al día para hacer? ¿Cómo un trabajo, un estudio, una actividad? —insisto.

 

—Creo que comenté anteriormente que soy un mantenido. Pero si, efímera, trabajo de vez en cuando desde casa traduciendo unos textos de inglés a español —contesta.

 

No puedo evitar sentirme muy sorprendida ante su respuesta.

 

—¿Eres bilingüe? —es mi única interrogante en este instante.

 

—Trilingüe, en realidad. Agrega a esos dos el alemán —dice.

 

—Tu voz y el alemán es algo que debes dejarme oír algún día, por favor —casi podría suplicarle.

 

—No sé si quiero volver realidad esa extraña fantasía —agrega.

 

—No te presionaré, pero definitivamente tampoco lo olvidare —digo con una sonrisa.

 

Bueno, el señor misterio es muy fiel a su nombre y tiene mucho oculto sobre si mismo. Pero al menos voy de apoco despejando las dudas que cubren mi cabeza. Y cada día y semana que pasan, resultó conociendo mucho menos de la información básica del señor misterio. Si puedo seguir descubriendo de a poco quién es, en una información más “superficial”, creo que lograre dormir completamente en paz.

 

—Me lo esperaba, así que no me sorprende —dice con una leve risita.

 

—¿Ya escogiste una película?

 

Decido cambiar el tema de conversación para no presionarlo tanto, aunque ahora rondan por mi mente otras cuestiones sin respuesta.

 

—Si, creo que voy a conocerte un poco más —dice.

 

Frunzo el ceño.

 

—¿Por qué? —pregunto.

 

—Veré tú película favorita.

 

—No siento que pueda conocerte más solo viendo Shrek 2 —me quejo, cruzando me de brazos y recostando mi cabeza en el respaldo del sofá-cama.

 

—¿Cuántas películas tiene la saga de Shrek? —pregunta de repente.

Intento enumerarlas en mi cabeza pero la verdad es que solo he logrado ver la primera parte y, aunque me gustó mucho, nunca me interese lo suficiente en saber de las demás.

 

—¿No lo sé? —digo, ansiosa por saber qué tiene en mente.

 

—Bueno: suma esa cantidad 2 veces, al obtener el resultado le agregas adelante a ese número mi película favorita y entonces, como por arte de magia y para poder darte una razón para que la veas, tendrás la respuesta a uno pregunta que consideras importante —explica.

 

—¿Tu edad? —es más un comentario que una incógnita.

 

—Exacto —suena emocionado.

 

Yo, por el contrario, me siento dentro de un universo alterno al escuchar al señor misterio siendo tan colaborador con información referente a su persona.

 

—Bueno, no sé qué decir —murmuro, dejándome caer en el sofá hasta terminar acostada.

 

—No hace falta que digas nada, solo debes ver mi película favorita, yo veré la tuya y más tarde o quizás mañana hablemos sobre lo que nos pareció, siendo totalmente sinceros al respecto —dice.

 

—Tengo miedo de tu sinceridad —comento.

 

—Es tú película favorita efímera, no importa si el resto del mundo la odia, siempre y cuando tú la ames realmente —su voz suena firme.

 

Sonrío al escuchar sus palabras.

 

—Gracias señor misterio —y no hace falta decirnos nada más, por lo cual la despedida es en total silencio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.