Efímero

La Ultima Carta

|La Última Carta|
 

Sídney, Australia al 25 de Febrero del 2013.
 


Me miro al espejo por primera vez en mucho tiempo, decido ver cada detalle, mis ojos volvieron a tener un suave brillo, el cabello me creció al menos cuatro centímetros es estos meses, algo es algo.

Mi contextura física se nota diferente, sonrió al ver que mis huesos ya no son tan marcados, bajo mi sudadera, y mi blusa, acomodándolas. Me pongo crema en la cara y las piernas.

Acomodo mis tenis blancos, lista para salir, cargo mi mochila y bajo los escalones, ignorando los reclamos de parte de Elena, la miro a los ojos durante unos segundos antes de volver a ignorarla.

Doy una respiración profunda y comienzo a correr, el aire mañanero golpea mi rostro, agitando mi cabello, varios minutos después, cuando los pulmones y los pies me arden me detengo, respiro profundamente varias veces.

Saco de mi mochila una botella de agua y le doy un trago antes de continuar, mantengo el ritmo mientras jadeo por el cansancio. Comienzan a caer pequeñas gotas de sudor por mi rostro, no me molesto en limpiarlas, no me detengo hasta que llego.

Toco la puerta tres veces antes de que una mujer idéntica a mi mejor amiga la abra, su cálida sonrisa me recibe.

— Lena... Cuanto tiempo, ¿Cómo estás, cariño? — sonrió de lado, paso mi lengua por mis labios antes de contestarle.

— Bien, ¿Usted cómo está?

— De maravilla, supongo que buscas a Jena, salió hace una hora, creo que no debe tardar en volver, si gustas esperarla. — niego con la cabeza levemente. — Oh, bueno, será para la próxima.

— Sera la próxima. —repito, me despido con la mano antes de marcharme, creo saber donde estará, camino hacia el lugar donde nos conocimos, el parque.

Unos tantos minutos más tarde, la miro leer un libro de fantasía, siendo inconsciente de mí presencia, me acerco más a ella y carraspeo, sacude su oscura cabellera antes de enfocarme con sus ojos.

— Lena. — dice lentamente.

— Jena. — repito su acción. Sonríe de lado, antes de que abra la boca la interrumpo. — Lo siento.

— ¿Qué? — pregunta confundida, vuelvo los ojos a mis manos antes de llenarme de valor y responderle.

— Lamento haberme sumido en mi sufrimiento y no ver mas allá de lo que había, siento haberte dejado de lado en varias ocasiones, buscará excusas para no salir y disculparme por no haber estado presente para ti. — muerdo mi labio antes de continuar. — Disculparme Jena.

— No. — jadeo por la sorpresa. — Eres tu quien debe disculparme a mí, me cerré ante la idea de que exagerabas, lamento haber dicho que no te soportaba, al instante me arrepentí y supuse que no querías escucharme más. Te di tu espacio. Creí que lo necesitarías.

— Oh, Jena. Me sentí como la peor persona por bastante tiempo, pero está bien, eso de alguna forma me impulso a buscar salir de mi hoyo de miseria y dolor, gracias.

— Cierra la boca y acepta mis disculpas que me haces sentir aún mas mala persona. — reclama. Rio fuertemente. — ¿Cómo estás?

— Bien, estoy mejor. Quiero cerrar este ciclo... — me interrumpe rápidamente, sin darme tiempo a explicarme.

— Piensas sacarme de tu vida, ¿Verdad? Por eso viniste hasta aquí... Ay dios, hazla entrar en razón y disculpa mis pecados y faltas, pero has que esta pobre alma entre en razón y no me saque de su vida...

— ¡No pienso sacarte de mí vida! — exclamó, haciéndola cerrar la boca. — Vengo a arreglar las cosas y seguir siendo amigas. Además voy a ir a hablar con Roger.

— Te acompaño, bueno, si es que quieres. — se aclara.

— No. Necesito hacer esto sola, pero gracias de todas formas, necesito un poco de intimidad para poder hablar con sinceridad.

— Bueno. Si me necesitas estaré aquí. — accede. La envuelvo entre mis brazos, cerrando los ojos, había extrañado esta familiaridad.

***

Me inclino hacía enfrente y pongo mis manos en mis rodillas, recuperando el aliento o al menos intentándolo, una vez y me siento en condiciones, camino hacía su tumba, me siento a su lado, guardando silencio por largos minutos.

— Te traje flores, sí, de esas que le robabas a la vecina para darme, de las que yo te intente dar una vez, pero me confundir con hiedra venenosa. Terminaste completamente hinchado. — murmuró con nostalgia. — Ye extraño. Decirlo en voz alta se siente mucho más real y crudo.

» Pensarlo y escribirlo no es lo mismo que decirlo, Roger, quiero salir adelante y cerrar esta etapa, la etapa que duele, quiero volver a vivir. Por eso estoy aquí, — saco las flores de mi mochila, junto con la carta que me dio. — Leeré de una buena vez tu carta.

» Pero antes quiero hable contigo, quiero hacer las cosas bien esta vez, necesito hacer las cosas bien esta vez, estoy mejorando y no sabes lo feliz que eso me pone, pero no quiero echarlo a perder. No esta vez.

Me detengo para respirar, antes de continuar hablando.

— Hice las cosas mal, sabía que esto pasaría en algún momento, que tú morirás, pero no lo esperaba tan pronto, no querías el dolor cuando las cosas empeorarán en ti, en tu cáncer y lo entendí bien.

» El día que baile bajo la lluvia, te creí un idiota por creerle a Elena y hacerme sentir tan mal, pero creme, nada se compara al ahora. Porque sigue doliendo y siempre lo hará y, eso me indica que vivo. Que sigo viviendo.

» El dolor es parte de la vida, no quiero una vida perfecta, no quiero tener una vida sin dolor, porque entonces la felicidad no existiría y solo sería monotonía. Quiero una vida llena de emociones. Quiero una vida donde tu existieras, pero eso es imposible, entonces, me queda disfrutar cada momento en mi vida, pero te juro, como te jure ese día, que viviré por los dos... — me detengo al sentir mi voz quebrarse y un nudo en la boca de mi garganta. — Quiero sentir y en este momento lo estoy haciendo.

» Todavía duele, pero en algún momento te recordaré sin llorar, te recordaré sin sentirme triste, te recordaré con felicidad, con esa misma felicidad que vivimos esos momentos, porque hasta ahora lo entendí. Todo en la vida es efímero, pero es lo más largo que experimentaremos. Pero, tú sigues vivo en la vida de cada persona que te ama y te amo. Porque somos eternos cuando vivimos en la mente y corazón de otros, no eres simplemente efímero. Para mí eres eterno.




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