Roces
🌺 Julie Lewis 🌺
No he podido dormir toda la noche o lo que quedaba de ella. Le di muchas vueltas al asunto, siempre he sido un fantasma en esta escuela.
Estoy corriendo hacia la universidad. Llevo diez minutos de retraso, porque soy tan impuntual.
Estoy a nada de llegar a la escuela cuando un auto se estaciona bruscamente, no sé cómo le permitieron manejar. Joder. Del auto baja John y no se ve tan contento que digamos. Apresuro mi paso. Pero es estúpido, él es mal alto que yo y rápido.
—Quería hablar contigo, me dice con un todo frio— ayer no me permitieron dejarte las cosas claras. Pon atención si lo que quieres es estar tranquila.
—Voy a llegar tarde a mi clase de psicología, mejor hablamos más tarde ¿Sí? —le digo en un tono muy calmado.
—No estás entendiendo, ahora hablaremos. Me da igual tu jodida clase. —su tono de voz se eleva— escúchame bien niñata. Me pedirás una disculpa frente a toda la escuela por hablarme de tal forma ayer. —que está diciendo. ¿Que yo qué?
—Discul... —me interrumpe.
—Estoy hablando yo, después de que me pidas perdón, no volverás a cruzarte en mi camino, en ninguna fiesta donde yo esté presente. —que se cree este imbécil, el dios del mundo— No volverás a dirigirme la palabra, entendido gata.
—¡Me has llamado gata, estúpido! —eso sí que no, enfadada le suelto una bofetada— no me vuelvas a llamar gata. Tú no eres el jodido rey y aunque lo fueras no te pediría disculpas.
—No me vuelvas a tocar perra. —me toma del brazo con tanta fuerza que suelto un gemido de dolor— No te pregunté si lo quieres hacer o no. Me vas a pedir disculpas o sufrirás las consecuencias por haberte metido conmigo.
— ¡Suéltame imbécil! —le grito con rabia, con fuerza me safo de su agarre. Y con ayuda de mi rodilla le doy un golpe bajo, paso por su lado— ¡Jódete idiota!
Corro hacia la entrada de la universidad, bueno, volví a llegar tarde nuevamente. Me dirijo a mi salón, aunque sepa la respuesta que recibiré toco la puerta del aula.
—Una disculpa por llegar tarde. ¿Me deja pasar? —le pido al profesor con el tono más amable.
—Señorita Lewis, le dije que no volvería a aceptarla con un retraso más. Así que vaya a perder su tiempo. —sin dejarme hablar cierra la puerta.
Genial. Que buen comienzo de día tengo. Todo mal. Ahora que hago en estas dos largas horas.
De lejos miro a Henry, trae puesta una playera que hace resaltar su cuerpo musculoso, trae unos vaqueros rasgados. Joder se ve tan bien. Es muy atractivo, tiene unos ojos color azul que hace que te pierdas en ellos, unos labios carnosos, una nariz recta, un cabello negro. Genial, me lo estoy comiendo con la mirada. Siempre me ha llamado la atención.
Desde que entré a esta universidad mis ojos se han puesto solamente en él. Desde hace dos años. Mis ojos están puestos en él.
Cuando vuelvo a la realidad, veo que él se dirige hacia mi dirección, me doy la vuelta y comienzo a caminar deprisa hacia la cancha. Sin embargo, él está tan cerca, o ellos caminan muy rápido o yo muy despacio. Me dirijo a las gradas. Henry sube y se sienta justo al lado de mí. Carraspea.
—No deberías llevarle la contra a John, haz lo que él te dijo y evítate de problemas que no quieres tener. —suelta con una voz anodina.
—Joder, no soy un títere para hacer lo que tú lindo hermano me pida —explotaré en pocos segundos.
—Entonces eres estúpida, te enfrentarás a algo peor. —suelta una risa— No tienes idea de lo que John puede hacerte.
—Mira, me da igual lo que John quiera hacerme, estoy harta. No soporte que le hablara a una mujer así, y tampoco voy a permitir que tú vengas a hablarme así. No necesito tus consejos. No necesito que me adviertan nada. Estoy demasiado grandecita como para saber lo que hago o no. Si me metí en un problema pues saldré de él —respiro para tranquilizarme y vuelvo a hablar— No me rebajare a pedirle disculpas, porque no se las merece. No perderé mi tiempo en su estúpido juego. Si ustedes se creen superior a mi pues sigan lo haciendo, me da igual. —me detengo un momento y giro a verlo. Tiene una expresión de total confusión en su cara— Dile a tu hermano que ya está. Que se olvide de las disculpas. Y de mí. No quiero verme relacionada con ustedes. Siempre he sido un fantasma. Nadie me ve. No veo nada ni a nadie. Pues ya está que así siga.
—Tienes carácter. —me mira a los ojos— Me has sorprendido. Hablaré con John para que te deje en paz. No vuelvas a meter en dónde no te llaman, porque está vez no meteré las manos por ti. Es la única y última vez que te ayudo.
—No estoy pidiendo tu ayuda. No quiero que metas las manos por mí. Y mucho menos quiero que me hagas un favor.
—Lo hago porque me da la gana. Así que no te metas en líos que no son tuyos.
—No quiero deber te nada. Déjalo así, se arreglar mis propios problemas.
—Mira, no lo hago por ti. Lo hago porque quiero evitarme problemas, no creo aguantar a un John detrás de una chica. Así que hablaré con él, y tú desaparecerás de nuestras vidas. —me pongo de pie bruscamente, porque todo lo que ha dicho me ha molestado.
—No tenía ganas de aparecer en sus jodidas vidas, ni siquiera quería ir a tu maldita fiesta. Así que no te preocupes no me volverás a ver idiota —tomo mi mochila y me voy.
¿Por qué siempre termino metida en líos? Decido salir de la universidad. Camino por las calles más solitarias que hay cuando de lejos miro a un tipo que se me hace conocido. Pero no sé de dónde lo conozco. Lo ignoro y sigo caminando. Entro a una cafetería para tranquilizarme. Mientras tomo mi café con leche noto por la ventana que el tipo está fuera del local. Se me hace extraño. Me estará siguiendo o es coincidencia.
Tomo mi café ignorando a todo mundo. Solo estoy yo y mis vagos pensamientos. Decido tomar mis cosas y salir de la cafetería para ir a la biblioteca, tomar otro descanso. Cuando llego a la biblioteca, me adentro y me dispongo a buscar un libro para comenzar a leer y poder terminarlo en pocas horas.
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Editado: 01.09.2022