Efímero

X

Momento 

🌺 Julie Lewis 🌺

No sé qué le dio a Henry por acompañarme de camino a mi departamento, comenzamos una plática con preguntas triviales sin llegar a un tema que nos importara a los dos. 

— ¿Realmente estabas enamorada de Raúl? —me pregunta Henry descolocando me, curioso el muchacho. 

—Lo estaba, estoy segura y, él lo estaba de mí. —digo segura de mis palabras. 

— ¿Por qué estás tan segura? A lo que escuche, digamos que no era la mejor persona, te ocultó cosas ¿No es así? 

—Tu no lo conocías, mejor no hables de él. 

—Bueno, pero por algo dicen las cosas. 

—Por favor, Henry, ya he tenido demasiado por el día de hoy. Estoy cansada y lo que menos quiero es tener una discusión contigo por algo que no te incumbe. —alego un poco estresada y cansada 

—Bueno, una última cosa. 

—Adelante, dime la última cosa. 

— ¿Realmente el amor te ciega? Estar enamorado te ciega como para no ver tantas cosas, o defectos a la otra persona. —me sorprende lo que me acaba de mencionar. 

— ¿Nunca te has enamorado? 

—No, jamás. El que se enamora pierde. —suspira y, sonríe de lado— Yo nunca pierdo 

—Algún día te enamorarás y, entenderás porque dicen que el amor nos ciega. Y si, realmente lo hace, claro que vemos los defectos, sin embargo, en el inicio de nuestro enamoramiento no los notamos al cien por ciento al igual que no los demostramos, después con el tiempo los vamos sacando a la luz o a darnos cuenta. Y ahí es donde empiezan los problemas, algo que tienes que superar y si no lo logran, creo, creo que lo mejor es terminar esa relación, porque después vendrás más y más, no podrán llegar a nada. 

—Vaya, que complicado es eso. —suelto una carcajada. 

—Pensé que, para ti nada es complicado. 

—Bueno, no tengo paciencia y no veo la necesidad de tener que lograr superar problemas con tu pareja para seguir juntos. 

—Por eso no tienes pareja. Por supuesto crees que es algo que no tiene importancia. 

—No la tiene, dime, que gana uno con pelear con la persona por sus defectos. Porque no aceptarlo tal y como es. Listo, ¿para qué complicarse la vida? 

—Ese es el problema, que cuando comenzamos una relación, no somos nosotros mismos al cien. Ocultamos cosas, tal vez uno que otra que creemos defectos en nosotros. No somos realmente nosotros al iniciar una relación. 

—Que absurdo. —dice en tono desagradable. 

—Tal vez lo sea, pero cuando uno quiere que la otra persona ponga su atención en ella, solo muestra lo mejor de sí y, oculta lo peor, para después irlo reluciendo. 

—Mejor no enamorarnos, no hay que perder. 

—Bien, hemos llegado. ¿Quie...res pasar? —no sé si quiero tenerlo más cerca, su presencia me pone nerviosa. 

—No, debo ir a tratar unos asuntos. Descansa Julie. — mi nombre suena tan bien saliendo de su boca. 

—Gracias. Nos vemos. 

Subo a mi departamento, y comienzo a analizar todo con profundidad buscar algo que me dé la verdad. O me acerque a ella. Pasa el tiempo sigo en busca de algo, sin embargo, no encuentro nada. 

Cansada de buscar decido tomar una ducha, el agua me ayuda a calmarme y relajarme por completo, tomo todo mi tiempo en enjabonarme y pasar mis manos por todo mi cuerpo una y otra vez, salgo de la ducha me coloco una toalla en mi cabello y como otra mi cuerpo. 

Decido poner a calentar un poco de agua para prepararme un té que me ayude a relajar, cuando voy de regreso a mi habitación para vestirme tocan el timbre, decido abrir la puerta así con la toalla puesta, la única persona que viene a buscarme en Xander, abro la puerta y me giro sin mirar más. 

—Así es como recibes a todos tus invitados. —me tenso al escuchar su voz— O solamente a mí. Porque si es así que afortunado soy. 

¡Dios mío! —exclamo volteando a verlo, me ruborizo por completo— Pensé que eras Xander. 

—Ya me había emocionado, pensaba que sería privilegiado de que me abrieran la puerta así. —me repasa con su mirada de arriba abajo. 

—Iré a vestirme, en un momento vuelvo. 

Me giro y corro hacia a mi habitación, decido poner mi pijama que es un short que cubre la mitad de mis muslos y una blusa de tirantes. Regreso a la sala. Y miro que se ha acomodado en el sillón. Tan guapo. 

— ¿Qué haces aquí Henry? —pregunto al estar frente a él. Su mirada se dirige a mis muslos y me da una repasada rápida. 

—Me quedé preocupado ¿Como sigues? ¿Ya te sientes mejor? —escuche bien, dijo preocupado, ¿Por mí? — Decidí venir a verte para asegurarme de que te encuentres mejor, compré unos tacos para cenar, claro si no te molesta. 

—Ah! Si, si, ya me encuentro mejor y, no, no me molesta. Pero... ¿Preocupado? 

—Así es, te desmayaste. No quisiste que te lleváramos al doctor, y al parecer no has comido nada. —toma asiento en una silla y saca de una bolsa la comida— No sé cuáles son tus preferidos así que traje una orden de cada uno. 

Realmente su actitud me tiene descolocada. Dónde está el Henry que me quiere lejos de él cada que me entrometo en un supuesto lío. 

— ¿Por qué estás siendo buena persona conmigo? 

—Oh, bueno —suelta una risa— Me he dado cuenta de que tú no tienes culpa de nada y, te he tratado muy mal al igual que mi hermano lo ha hecho. Y pues... Solo eso 

Ajá solo eso. 

—Bueno, pues comencemos a cenar o se va a enfriar. 

Comenzamos a cenar con tranquilidad, preguntándonos cosas triviales, sin algún llegar a un interés en común realmente. 

— ¿Y tú familia? —me pregunta de repente— ¿Por qué no estás con ellos? 

—Eh, emm... —no sé qué responder— bueno pues, no tengo una buena relación con ellos. 

— ¿Por qué? 

—No es un tema del que me agrade tocar, mejor... 




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