Efímero

XXIX

Salvación 

🌺 Julie Lewis 🌺

Los golpes que he recibido me han debilitado por completo, ya no quiero seguir viviendo si es que a esto se le llama vivir, quiero cerrar los ojos y ya no despertar. La puerta se abre nuevamente y con paso lento entra el líder de la mafia roja. Jacob Evans 

—Buenos días querida hija, un nuevo día aquí. ¿Cuántos van? ¿Tres o cuatro? No sé, la verdad. ¿La pasas bien? Espero que si porque aún nos quedan muchos días juntos. 

Su sonrisa desaparecer de un momento a otro, toma la silla y se sienta frente a mí, su mirada es más frívola que el día anterior. Suspira y sonríe nuevamente. 

—Me imaginé que tu familia adoptiva se preocuparía por ti, aunque sea un poco, o no se...unos amigos al menos, pero nadie, nadie se preocupa por ti. Nadie te quiere. Mande a mi gente a dar una vuelta a los lugares que frecuentas y no hay movimientos, no hay gente a quien realmente le importes o te quiera.  

Nadie me quiere...cuánta verdad en esas simples palabras.  

—¡Que vida tan lamentable tienes! Me das pena. 

—Es lo que me toco —me limito a decir, ya ni siquiera tengo ganas de llorar o quedarme callada. 

—¿Qué hiciste para que te vaya tan mal en la vida? —me pregunta y yo solo puedo mirarlo. — Responde cuando te haga una pregunta. 

—No se, puede que ser tu hija haya sido mi perdición. —digo firmemente 

—Ser mi hija, por dios Begonia. —se comienza a carcajear— Yo si se lo que hiciste mal y te lo diré ¿Quieres que te diga?  

—Si, sorpréndeme Jacob. —levanto la mirada, no la agaches, nunca lo vuelvas a hacer Julie. 

—Vaya, vaya ¿dónde salió el valor? Por supuesto Evans tenías que ser... La sangre de un Evans corre por tus venas 

—Lo dirás o no. —alzo la voz. 

—Nacer.  

Lo miro a los ojos, solo noto que hay odio, me odia. Y me tiene en su poder y puede destrozarme cuando quiera.  

—¿Sabes para que te quiero aquí.?  —me grita y yo me limito a observarlo, niego con la cabeza. 

Me observa lentamente y cuando está a punto de hablar alguien más entra al cuarto. Se acerca un tipo a él y le dice algo en su oído y su cara se transforma. 

—Háganse cargo de él. Mátenlo y cuando terminen me avisas. Ahora largo, tengo que pasar tiempo de calidad con mi hija 

El hombre sale y Jacob vuelve a mirarme con odio. 

—Te estaba preguntando algo, idiota. No entiendes que cuando uno pregunta le respondes, esos imbéciles no te educaron bien, tuve que dar más dinero. 

Nuevamente eso, tuve que dar más dinero. Dinero.  

—¿Por qué no lo diste? Tan poco vale tu sangre Jacob. 

—Realmente no vales nada, si ahora mismo pido dinero para dejarte ir ¿crees que lo darían? ¿Pagarían para dejarte libre?  

No lo harían, lo sé. Nadie daría o haría algo por mí. 

—Así es, no vales nada. Ahora te diré para que te quiero aquí —suspira y sonríe malévolamente— Para matarte. —pronuncia lentamente fulminándome con la mirada— Por tu culpa tu madre se murió si tan solo te hubiera abortado —me grita su mano toca mi mejilla. Me acaba de dar un golpe, por mi barbilla comienza a temblar. 

—Yo...yo...—no sé qué decir el valor me ha ido— Yo no... 

—No pedí que hablaras, cállate y escúchame. Por ti estúpida, por ti mi mujer está muerta, se murió cuando te dio a luz. Yo le dije una y otra vez que era riesgoso que solo le traería peligro, era su salud primero, pero no...ella te quería tener y mira, mira la idiotez que paso. Se murió la mujer de mi vida por ti, por tu jodida culpa. Y por eso te odio, por eso te quiero matar porque eres el vivo retrato de ella y joder...tu presencia y existencia me molesta te quiero muerta, siempre te he querido muerta   

Me quiere muerta. Me quiere matar, me va a matar. 

—Dalia...mi querida Dalia. Ese es el nombre de tu madre, el amor de mi vida, la mujer más hermosa de este jodido mundo, era mi vida entera y por ti culpa, por tu maldita culpa ya no está aquí, no está a mi lado como la señora de Evans, por dar a luz a una... 

—No tiene derecho a ofenderme. —susurro en voz baja, tengo la mirada en el suelo las lágrimas caen por mis mejillas. Baje la mirada de nuevo.

—¿Por qué? Porque eres mi hija. Cuando me enteré de que sería padre fue el hombre más feliz de la tierra, realmente me alegraba ser padre, formar una familia junto a la mujer que amaba. Después Dalia tuvo un sangrado nos dijeron que era un embarazo de alto riesgo, y nos dijeron que si decida continuar con el ella corría peligro no solo el bebé, le pedí —suspira y cierra si mano en puño— le suplique que abortara, no quería que después las cosas se complicarán y perderla era lo que menos quería.  

Se pone de pie y comienza a caminar a mi alrededor. Saber sobre el pasado me duele y muchísimo. 

—Dalia no me escuchaba, ella quería que nacieras no logré convencerla, y cuando estaba en labor de parto sufrí todo el tiempo, no puede entrar con ella. Cuando salieron a decirme que había sido una niña, Begonia; flor delicada y fuerte a la vez, ese iba a ser tu nombre. No lo negare me puse feliz, pero...después salieron a decirme que mi mujer se había muerto...desde ese momento te odié. Te odié tanto que mandé a qué te matarán, no que te dejarán con otra familia. Pero el muy estúpido de Frederick te llevo a la primera casa y dejo dinero.  

Vuelve a detenerse frente a mí, cierro mis ojos al sentir un golpe más en mi cara.  

—Dejó dinero para que te criaran, y lo que más me alegra saber es que esa familia nunca te quiso, tiempo después me enteré de lo que hizo Frederick lo tuve que matar por no acatar mis órdenes.  

Un golpe más fuerte recibo en mi rostro, siento como me arde mi labio. Ha sido un golpe muy fuerte. 




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