Efímero

XXXV

El final

☘️  Henry Miller ☘️ 

Me paralice, el cuerpo de la persona que más he amado en mi jodida vida esta tirado en el suelo, con una mancha de sangre en su pecho, caigo de rodillas frente a su cuerpo. Tomo su cara en mis manos. Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos.   

Nunca le he llorado a una persona, y ella aquí me tiene de rodillas con los ojos llenos de lágrimas  

—Mi amor… —susurro en su oído— Joder. No, no me puedes dejar, no así. No lo hagas 

Siento como mi cabeza da vueltas, no comprendo nada, me giro para saber que hijo de perra le hizo eso a mí pelirroja y mis ojos se dan con los del hijo de puta, que acaba de dispararle al amor de mi vida.  

—¡¡QUE MIERDA HICISTE!! ¡¡LE DISPARASTE, LE DISPARASTE!! 

—No, no, no. Yo no quería. Julie...vamos levántate, no es hora de hacer bromas. —corre hacia ella e intenta cargarla. Lo empujó.  

—Ni se te ocurra tocarla hijo de puta. —me levanto y comienzo a golpearlo. Lo golpeo con toda la rabia que tengo, me ha jodido, la ha jodido. Se merece la muerte este hijo de perra. Lo golpeo con toda la fuerza que logro acumular.   

—Henry… —escucho a lo lejos que me llaman, pero la ira no me deja detenerme, sigo golpeándolo en todas partes, él no se defiende, sabe que se lo merece. — Henry…—sigo sin detenerme, unos brazos me rodean con fuerza, pero me safo de su agarre. — ¡¡JODER HENRY, DEJALO YO ME ENCARGO!! —me grita una voz que aún no reconozco, hago caso omiso.   

—¡¡JULIE TE NECESITA HENRY!! —eso hace que me detenga inmediatamente, me giro y me encuentro a un Emmet con mi pelirroja en sus brazos, le arrebato a Julie de sus brazos, y salgo con ella en brazos. Desesperado busco el coche, encuentro uno en seguida, la recuesto en la parte de atrás, corro hacia el lado del piloto y manejo hasta llegar al hospital más cercano.   

Llego, me bajo del auto y la tomo en mis brazos, siento que pierdo al amor de mi vida, mis fuerzas se consumen.   

—Necesito que salven —grito al entrar a urgencias— Si a ella le pasa algo, escúchenme bien todos, ¡LOS MATO UNO POR UNO!  

Sin decir nada se la llevan en una camilla, tiene los ojos cerrados, a penas y se le ve el pecho subir y bajar, se encuentra pálida. Está dejando de ser ella poco a poco…  

—No puedo perderla, no quiero. —susurro   

No sé cuántas horas han pasado, no he podido dormir ni un puto segundo, en cuanto cierro los ojos la miro a ella, llena de sangre.  

—Familiares de Julie Lewis. —anuncian inmediatamente me pongo de pie y camino hacia el doctor.  

—Soy su novio. —hablo de inmediato.  

—Ha salido bien la operación no ha rozado ninguna zona delicada, perdió mucha sangre. Por lo cual se encuentra en un estado delicado. —se detiene, sé que tiene que decir algo más.  

—Dígalo ya. No sé ponga a pesar si lo diga o no. 

—Su estado es muy delicado, él no haber consumido agua y comida le han afectado demasiado. Voy a ser sincero, todo puede pasar. Puede que ella logré salir o no pase de esta noche. 

—¿Cómo que solo esta noche? Les deje claro que la salvaran, son unos ineptos.  

—Hicimos todo lo posible, todo lo que estuvo a nuestro alcance. Ahora solo es cuestión de ella, de esperar. Y de que ella reaccione positivamente. 

—Quiero verla. —demando con voz gruesa.  

—No puede, se encuentra en un estado del... —lo interrumpo.  

—Quiero verla, no estoy pidiendo permiso. Lléveme con ella.  

Caminamos hasta llegar a una habitación, al entrar. Mi jodido mundo está por caerse, el amor de mi vida se encuentra en una cama sin moverse con un montón de aparatos en ella, con los ojos cerrados, la piel pálida llena de golpes. Camino hacia ella, me siento en un banco que hay justo al lado de la camilla, tomo su mano. Beso los nudillos de su mano y los acaricio con delicadeza. 

—Mi amor, pelirroja. Vamos, despierta, lucha, grítame, pégame. Haz lo que quieras conmigo, pero levántate de esa jodida cama, abre esos bellos ojos que tanto me gusta admirar. Jamás pensé estar le hablando a alguien como en las películas para que despertara. Aquí estoy rendido a tus pies, jódeme si es lo que quieres, pero despierta. Se que no te merezco, que te he lastimado tanto, que has sufrido una y otra vez por mis pésimas palabras y acciones, te amo tanto que duele, me duele tanto la idea de perderte para siempre. Vamos pelirroja abre esos ojos color avellana. Vamos hazlo.  

El tiempo transcurre, ella no responde. Sé que va a lograr esta noche, que saldrá de esta, porque es una guerrera. Es más fuerte de lo que parece. No se cuento tiempo pasa hasta que caigo rendido, me recuesto en un sofá que se encuentra en la habitación y duermo profundamente.   

—Henry, despierta hermano. —abro los ojos poco a poco, John se encuentra de pie. —Tienes que ir a ducharte y a comer, vas a morirte tú si sigues así.  

—Tengo que estar con ella, no la puedo dejar sola.  

—Ve, yo me quedaré con ella. —niego, no quiero separarme hasta no estar completamente seguro que está bien  

—Xander. ¿Qué paso con él?  

—Owen se encargó de él. —frunzo mi ceño  

—Yo debía encargarme de él.  ¿Por qué dejaste que él lo hiciera?

—Dijo que se lo prometió a su muñequita. Así que Owen se hizo cargo de él. 

Mi vista vuelve a la persona que está en esa camilla sin mírame. 

—Ve a darte una ducha a los baños que hay en este hospital, sabía que no aceptarías irte, así que traje ropa para ti. Ve a ducharte y por un café. Te ves falta hermano. 

Me levanto de banco y salgo de la habitación no muy convencido de alejarme de ella. Le pido a una enfermera que me diga dónde puedo ducharme, me da las indicaciones. El tiempo es oro, me ducho rápido y después bajo por dos cafés uno para mí y otro para John.  




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