《Se tu mismo, aunque te juzguen, aunque te odien,
Que no te importe, solo se tú.》
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Entre palabras y risas las horas pasaron volando hasta hacerse las 3, casi 4 de la mañana, la fiesta continuaba como si nada, incluso más animada que antes, por otra parte June y yo estábamos divirtiéndonos tomando sodas, comiendo unas frituras sabor bbq, que encontré en la cocina cuando fui por más soda, y hablando de muchas cosas irrelevantes pero a la vez interesantes.
—¿Deberíamos volver a casa ya? —preguntó ella mirando la hora en su teléfono.
—¿Quieres volver ya?
Ella observó la hora en su teléfono hasta que la pantalla de este se apagó, giró a verme y negó con la cabeza.
—No quiero pero debo dé. —suspiró. —Fue divertido, aunque ahora sé que las fiestas no son lo mío. —dejó escapar una risita que me hizo sonreír.
—Por lo menos tú sabes como bailar, yo parecía un árbol de decoración. —reí ayudándole a bajar del tejado para luego bajar yo. —Iré por mi mochila y te acompaño a tu casa, te veo abajo.
Sin darle la oportunidad de responder, porque sabía que su respuesta iba a ser negativa. Entre el mar de gente busque a Evan, busque durante unos cuantos minutos hasta que di con él quien estaba en la piscina junto a un grupo de personas, apenas me vio se levantó y se acercó a mí con una sonrisa.
—¡Liam! ¿Eh? ¿Y la chica? —preguntó mirando a mi alrededor.
—¡Ya nos vamos Evan, necesito mi mochila! —grité por la música que seguía sonando fuerte.
—¡Oh claro! ¡Chicos ya vuelvo! —grito para el grupo con el que estaba, se giró y me hizo un ademán para que lo siguiera. —¡La verdad creí que no te quedarías mucho tiempo!
No respondí ante las palabras de Evan, realmente yo también creí que no me quedaría mucho, tal vez solo una hora y luego me iría, pero quería quedarme a lado de ella, la sensación que siento al estar con ella es extraña, pero no me disgusta.
Seguí a Evan hasta una habitación vacía en donde había unas cuantas mochilas y bolsas de chicas, rebusco entre todas ellas y cuando encontró mi mochila me la extendió con una sonrisa brillante en su rostro.
—¿Fue divertido? —preguntó cerrando con llave la habitación, yo asentí. —Te dije que sería divertido. —dijo con una sonrisa brillante. —Te veo en clases la próxima semana.
—Seguro, ten un buen fin de semana.
—¡Dalo por hecho! —gritó mientras se alejaba de mí.
Una vez con mi mochila salí de aquella casa encontrándome con June recostada a un árbol que estaba en la entrada de la casa, en cuanto me vio me regaló una sonrisa.
—¿Dónde vives? Te llevaré ahí.
—El tren no funciona a esta hora Liam.
Escucharla decir mi nombre causó que un escalofrío recorriera mi espina dorsal colocando mis nervios de punta.
—El… El tren no, pero los autobuses sí. —dije mostrando mi pase de autobús. —¿Dirección?
Ella pareció pensarlo por unos minutos, sé que no debería de darle su dirección a desconocidos, pero pienso que ya no lo somos, ella sacó su teléfono y busco algo en este, unos minutos después me mostró la pantalla de su teléfono con una dirección escrita.
—Oh, sé que autobús tomar.
Caminamos hasta la parada del autobús en donde nos quedamos esperando en silencio, en cuanto llegó nos subimos, éramos solo cinco personas en el autobús, el conductor, una señora, un abuelo, June y yo, todo estaba tan tranquilo que June cayó dormida sobre mi hombro, debía de estar cansada.
Sigo sin poder creer ni entender cómo pudo abrirse paso en mi rutina diaria y cambiar gran parte de ella con su sola presencia.
Sin darme cuenta nos acercábamos cada vez más a la casa de June, comencé a despertarla con toques suaves en su brazo, como no estaba funcionando opté por llamarla suavemente intentando no asustarla.
—June… June… Despierta pronto tendremos que bajarnos…
No pude evitar mirar la parte de su rostro que no cubría, sus pestañas son largas y sus cejas algo gruesas.
—June…
—¿Umh?
June abrió sus ojos lentamente, me miró directamente por unos segundos y luego retomo conciencia, sacudió su cabeza y observó su alrededor, le tomé de la mano tranquilizándola un poco, le sonreí.
—Es momento de bajarnos June. —ella asintió, bajamos del autobús y nos quedamos en la parada de este por unos segundos. —¿En qué dirección hay que ir?
—Oh, yo… Uhm. —sacó su teléfono y tecleó algo en su teléfono, luego me observó. —Deberías irte ya.
—No. Siempre quieres que te deje sola, hoy no. —dije firme.
—Mi… —se quedó en silencio por unos segundos. —Mi padre vendrá por mí.
—Entonces esperaré a que llegue por ti.
June me miró fijamente, algo que me hizo sentir nervioso, pero traté de ignorarlo, se giró y se sentó en la banca de la parada del autobús, me senté junto a ella en silencio, un silencio cómodo a decir verdad, ambos viendo al frente, viendo los pocos autos y motos que pasaban por el lugar. Miré la hora, 5 en punto.
Un señor vestido de traje se acercó a nosotros algo agitado, June se levantó, la miré sin entender el porqué, el señor se recostó en el letrero de publicidad e intentaba respirar adecuadamente.
—Es hora de que te vayas Liam. —dijo mirándome. —Gracias por la invitación a la fiesta.
—¿Qué? —pregunté confundido.
—Él es mi padre. —soltó dejándome sorprendido a mí y aparentemente al señor de traje también. —Es hora de que vayas a casa, tus padres se preocuparan ¿No crees?
No dije nada para corregirla, solo asentí, le sonreí a ella y al su padre en forma de despedida antes de cruzar la calle y caminar a la parada del autobús que estaba algo alejada de la parada en donde June y su padre.
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Editado: 10.11.2024