《Si quieres fingir que no lo sabes...
entonces finjamos juntos》
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Domingo, día de la “cita”, pero también mi día de pago. Mi alarma sonó a las 4:30 de la mañana, entré en el baño, me quité los apósitos que tenía en el rostro, lavé mis dientes y rostro, me coloqué una sudadera y salí de casa mientras ajustaba mis audifonos.
Estiré mi cuerpo de forma ligera, elegí una canción aleatoria de mi playlist y comencé a correr, el viento frío chocaba con mi piel, cuando empecé a sentir que mis pulmones ardían bajé el ritmo y terminé trotando hasta una tienda 24/7 en donde compré una botella de agua y un paquete de galletas, pagué y salí, caminé hasta un pequeño parque, me senté en una banca y mirando el pequeño lago de patos me dedique a tomar agua y comer mis galletas mientras escuchaba música.
A June le gustaría este lago… Si… Como me recuerda a su lugar secreto.
Unos diez minutos después ese pensamiento la música que se reproducía en mis audífonos se detuvo abruptamente por una llamada, revisé el identificador, me relajé cuando vi el nombre de June, rápidamente contesté.
—¿No crees que es muy temprano para llamar, June? —dije suavemente.
—¿Qué haces? —respondió ignorando mi pregunta, miré a los patos en el lago y respondí con naturalidad.
—Pienso en ti. June.
El otro lado de la línea se quedó en silencio por unos 30 segundos, un pato se acercó a mí, le ofrecí un trozo de galleta y este la tomó, lo que atrajo a otro pato que graznó pidiendo comida también, le dí el otro trozo de galleta al pato.
—¿Eso fue un ganso? —preguntó, su voz sonaba nerviosa, miré a los patos que graznaban mientras se alejaban de mí.
—¿Le temes a los gansos? —la línea volvió a quedar en silencio por unos segundos más.
—Si… —murmuró por lo bajo.
—Entonces son patos. —hablé de manera tranquila, ella dejó escapar una pequeña risa, sonreí al escucharla reír.
—Mientes tan bien, nos vemos en el puente. Liam.
La música volvió a reproducirse cuando ella terminó la llamada, sonreí y saqué mi teléfono, tomé una foto de los patos comiendo galleta, en el pie de foto escribí “Te parecen bonitos estos gansos?”. Me fui del parque de forma tranquila, caminé hasta casa, pero cuando entré me tropecé con él.
—Inutil. —murmuró y me escupió en el rostro antes de irse.
Cerré los ojos y enterré mis casi inexistentes uñas en mis palmas.
—Cariño… —levanté la mano para que no se acercara a mi.
—Déjalo, como siempre. —murmuré subiendo las escaleras. —Solo déjalo.
Entré en el baño, me quité la ropa y lavé mi cuerpo de forma agresiva, me sentía sucio, el dolor no importaba. No sé por cuánto tiempo estuve tallando mi piel, pero sí sé que cuando vi sangre me detuve abruptamente, salí de la ducha y me miré en el espejo.
Mi piel estaba roja, mis hematomas que casi se habían desvanecido volvieron a sobresalir, sequé mi piel, me vendé y coloqué nuevos apósitos en donde era necesario, salí del baño con una toalla envuelta en mi cintura, mi cabello goteaba agua, lo que humedecia mis vendajes. Me vestí de forma simple, camisa blanca manga corta, jeans de mezclilla y zapatos blancos.
Tomé mi mochila, metí una hoodie negra y salí de casa rumbo a mi trabajo, el camino fue tranquilo, una vez llegué mi jefe me esperaba sentado frente al mostrador mientras miraba una película.
—Buenos días jefe. —saludé.
Él reconoció mi presencia y asintió en forma de saludo; recorrí los pasillos en busca de algo para comer más tarde, tomé dos cajas de leche de vainilla y dos bollos rellenos de fresa, los dejé en el mostrador justo al lado de mi cheque de pago, mi jefe pasó los productos por la máquina registradora y se giró nuevamente para seguir viendo la película.
—Jefe–
—Es un regalo hijo. —su voz sonó autoritaria, aunque utilizó un tono de voz relajado. —Solo son dos bollos y dos cajas de leche hijo, no hay que preocuparse por eso.
Me miró por unos segundos y volvió a ver la televisión, me hizo un ademán para que me fuera, tomé las cosas y las metí en mi mochila no sin antes murmurar un apenas audible “gracias”. Salí de la tienda para ir al banco en donde deposité mi salario, cuando salí ahí vagué por las calles, perdiendo el tiempo caminando por el centro comercial, entré en un cine y vi una película cualquiera que terminó siendo una película realmente mala, volví a ver la hora y supe que ya era la hora.
De forma tranquila llegué al puente, June todavía no había llegado, me apoyé en el barandal mirando el rio correr, el viento era frío, cerré los ojos disfrutando del frío en mi rostro, lo disfrutaba hasta que sentí como una gota de agua caía sobre mí, miré el cielo nocturno, una gota de agua cayó en mi ojo, bajé la cabeza y maldeci por lo bajo.
—¿Eres tonto? —dijo riendo por lo bajo.
—Quizás, un poco si. —sonreí limpiando mi ojo.
June me tendió su paraguas, lo tomé levantandolo sobre nosotros, teniendo cuidado de que ella no se mojara. Nos quedamos en silencio por un largo tiempo, solo viendo como el rio corría y escuchando las gotas de lluvia caer cada vez más rápido.
—¿Puedes sostenerlo un momento? —dije dándole el paraguas, saqué las cajas de leche y los bollos de fresa, le di una caja de leche y un bollo de fresa. —No sé tus gustos, pero siempre compras dulces así que…
Ella dejó escapar una risa suave, me devolvió el paraguas, se apoyó en el barandal y comenzó a tomar la leche, ocultando su rostro con la gorra que tenía puesta; hice lo mismo que ella, solo que yo apoyé mi espalda al barandal.
—¿Por qué aquí? —pregunté rompiendo el silencio.
—Aquí nos conocimos, aquí debe terminar..
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Editado: 30.06.2025