Efimero

Capitulo 14

《Me siento en la nada nada, sin nada y sin sentir nada》

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Camino a casa comencé a sentirme mareado. Como pude subí a mi habitación, la cabeza me daba vueltas y en mis oídos solo escuchaba un pitido, como de olla espress.

Cerré mi habitación con seguro, suelto la bolsa de medicamentos en el suelo y me dejo caer en la cama, mi respiración se siente pesada, miro el techo de mi habitación y lentamente me quedo dormido o quizás me desmayé.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero cuando desperté mi habitación estaba completamente a oscuras.

Estaba bañado en sudor, mi cuerpo estaba caliente y tenía unas ganas terribles de tomar un vaso de agua helada; tanteé mi cuerpo en busca de mi teléfono, cuando lo encontré lo encendí, tuve que cerrar mis ojos por el brillo del teléfono. 05:19 p.m.

Tenía 10 llamadas perdidas de mi jefe, 5 mensajes de Evan y 2 de June. Me senté en el borde de la cama mientras le devolvía la llamada a mi jefe, sonaron dos tonos antes de que contestara.

—Jefe. –saludé, mi voz sonaba ronca.

—¿Por qué no viniste a trabajar? La tienda sigue cerrada porque no has llegado a cambiar turno.

—Lo lamento, tuve que ir al hospital hoy.

¿Estás bien? ¿Es algo grave? —preguntó, su tono denotaba un poco de preocupación.

—Solo es un resfriado con algo de fiebre, mañana iré a trabajar, puedo trabajar dos domingos para recompensar mi falta hoy.

Al otro lado de la línea se escuchó un suspiro pesado.

—No te preocupes por eso hijo, solo avisa si vas a faltar. Nos vemos mañana.

—Si señor, nos vemos mañana.

La llamada finalizó, dejé escapar un suspiro largo. Me sequé el sudor de la frente con la camisa que también estaba empapada de sudor. Caminé con dificultad al baño, la casa estaba a oscuras, iluminé mis pasos con solo el brillo del teléfono.

Entro al baño, enciendo la luz y me observo en el espejo, pequeñas gotas de sudor se formaban en mi frente, mientras que otras bajaban por mi cuello, empapando mi camisa. Rostro pálido, labios agrietados, ojeroso y ojos rojos.

Me incliné sobre el lavamanos y comencé a beber agua directamente del grifo, la sed comenzaba a calmarse lentamente. Cerré la llave y me quedé ahí, apoyado, respirando con dificultad. Me dolía el cuerpo y el vendaje me picaba gracias al sudor. Me desnudé, me quité el vendaje y entré en la ducha, el agua fría me hizo temblar de pies a cabeza.

El agua helada me recorrió la espalda como si fueran mil agujas. Me mantenía de pie como podía, apoyado con una mano en la pared, dejando que el agua se llevara el sudor, parte de la fiebre y algo de la sangre seca que aún tenía adherida a la piel gracias a la hemorragia nasal.

Me mantuve un tiempo ahí, de pie, solo mirando los azulejos frente a mí. Me sentía cansado de todo y de todos.

Salí de la ducha, empapando el suelo de agua, me envolví en una toalla, sequé el suelo y salí del baño dejando algunas gotas de agua en el camino. Entré en mi habitación, me pusé unos chandals negros y una camisa blanca.

Como pude me realice un vendaje rígido, parecido al que la doctora había hecho, pero no se sentía igual. Tomé mi teléfono y comencé a leer los mensajes de Evan.

“¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¿Sucedió algo? ¿Te paso mis apuntes? Sigues con vida ¿Verdad?” Un mensaje tras otro, solo respondí un “estoy bien, no te preocupes”

Los mensajes de June eran diferentes. “¿Qué tal tu resfriado?” “Yo estoy mejor”. Respondí de manera simple. Estoy bien”.

Me puse una sudadera negra, tomé mis medicamentos y los metí en ella. Salí de casa y caminé, solo caminé sin saber exactamente a donde quería llegar. Entré en una tienda 24/7, compré una botella de agua helada y un paquete de chicles.

Salí y seguí caminando, caminé hasta el puente. Como antes, el río corre rápido, abro los medicamentos, peso dos pastillas en mi mano y las trago de golpe, la paso con el agua. Un aire helado me golpeó en el rostro, temblé.

—¿No abandonas la idea?

No giré al escucharla, solo sonreí.

—Nunca he abandonado la idea.

—Sigo sin lograrlo ¿no?

—No puedes borrar 8 años en un mes June.

—No intento borrar. —murmuró. —¿Me ayudas a subir? —preguntó señalando el pasamanos.

La tomé de la cintura y la senté en el pasamanos, balanceo sus pies mientras tarareaba una canción. Yo me apoyé en el pasamanos, ella miraba los autos pasar, yo miraba el río correr; ninguno de los dos dijo algo durante un tiempo.

—¿Pasarías el día de mi cumpleaños conmigo? —preguntó de la nada.

—¿Cuándo cumples?

—29 de este mes.

—¿No deberías de pasar ese día con tu familia? —giré a verla, ella me miró.

—Yo pasaré el día de tu cumpleaños contigo. —dijo con una pequeña sonrisa.

—No creo que ese día llegue.

—¿Cómo lo sabes? ¿Es porque ya cumpliste años?

—No, yo cumplo en agosto June.

—¿Entonces? —preguntó confundida. —¿No crees que logre mantenerte con vida más de un mes?

—No June. —negué. —Me tienes aquí, me tienes ahora, pero nuestro trato termina cuando el mes termine, lo que suceda después de ese mes no puedo asegurar que no sea mi funeral.

—¿En verdad no hay nada que te retenga?

—Tú. —vi sus pupilas contraerse y luego dilatarse. —Tú me retienes, pero sabes que solo es por un momento. —aparté la mirada de June. —Es… agotador, vivir es agotador.

—Lo sé.

Negué con una pequeña sonrisa.

—No June, no se como es tu vida, pero tu quieres vivir, lo sé porque quieres que yo viva. —respiré hondo, giré la cabeza y la vi a los ojos. —Tú tienes razones para vivir, yo no.

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