El amanecer apenas logró atravesar la espesura del bosque, tiñendo de un gris azulado las sombras alargadas.
Arseni llevaba horas caminando, siguiendo rastros difusos, ramas rotas, huellas que parecían humanas, pero no lo eran, él lo sabía, su instinto se lo decía.
El aire se volvió pesado. El escáner vibró en su mano, encendiéndose con un tono grave. Una señal fuerte, demasiado para ser un error.
Se detuvo tensando la mandíbula. El bosque estaba demasiado callado. Ni pájaros ni insectos. Nada
-Asi que aqui estas-murmuró, apretando los dientes.
Un chillido agudo desgarró el aire y antes de que pudiera reaccionar, una criatura descendió en picada desde las copas de los árboles. Tenía alas negras como la noche y una piel desgarrada por cicatrices brillantes, los ojos encendidos en un rojo enfermizo.No era un ángel en su plenitud sino un corrompido, restos de lo que alguna vez fue
Arseni rodó hacia un costado justo a tiempo para esquivar el primer ataque. Las garras destrozaron la tierra donde había estado minutos antes Con movimientos precisos saco las dagas de su cinturón.
El entrenamiento estaba grabado en su cuerpo. Cada golpe, cada esquive, era instinto puro, los movimientos formaban un baile que solo Arseni conocía.
La bestia chilló de nuevo, levantando un torbellino de hojas y polvo.Arseni clavo una daga en su ala derecha. El desgarrado se retorció, furioso y lo lanzó contra un tronco.
El impacto le robó el aire de los pulmones. Por un momento solo escucho un zumbido agudo en sus oídos. Pero se obligó a levantarse.
El dolor era su viejo compañero.
El cuchillo principal brillaba a los ojos de Arseni, como si le pidiera que lo usara para dar el golpe final, una sensación que solo los cazadores conocen.Se impulsó hacia adelante, cortando el aire con un grito seco, y hundió el arma en el pecho de la criatura.
Un destello. Un rugido final.
El cuerpo del corrompido se deshizo en polvo oscuro, arrastrado por el viento.
El bosque quedó en silencio.
Arseni respiraba con dificultad, el sudor cayendoles de la frente y las manos temblandole, tensas en torno al arma con la adrenalina aun recorriendo las venas.
No era la primera vez que se enfrentaba a uno de esos seres, pero esta vez…fue distinto.
El ambiente seguía cargado de energía, como si la batalla no hubiera terminado del todo.
Un cosquilleo recorrió sus brazos. El aire vibraba, casi imperceptible, como una cuerda tan tensa que podía romperse ahí mismo.
De entre los árboles salió Kael, con una presa entre su boca, soltó a su presa y de pronto se quedo inmovil, con las orejas en alto y la vista perdida, como si él también pudiera sentir la presencia angelical que se encontraba en ese lugar.
Arseni se giró bruscamente, cuchillo en mano.
Nada…otra vez, nada
Sin embargo lo sintió, una presencia, poderosa, antigua, observando lo.
No era como un corrompido.
No era hostil pero tampoco seguro.
Su corazón se aceleró de una manera extraña no como cuando luchaba, sino con un extraño vértigo , una mezcla entre alerta…. y fascinación.
-¿Quién… eres?- susurró al vacío.
Nadie respondió. Pero una brisa suave acarició su rostro, demasiado cálido para provenir de ese bosque helado.
El vello de su nuca se erizó. No habia explicacionSe obligó a moverse, a revisar el terreno como un cazador debía hacer después de una pelea.Pero su mente volvía una y otra vez a esa sensación, a esa mirada invisible que parecía haber atravesado su pecho.
Guardo sus dagas, sacó su cuaderno de cazador y empezó a escribir. Su letra era rápida y nerviosa.
Presencia desconocida después de abatir a un corrompido. No hostil
Pero tampoco humana.
No puedo confirmarlo'.
Se quedó mirando la frase varios segundos. Algo en él sabía la respuesta, aunque se negara a escribirla: no era un simple corrompido.No era un animal. Era…otra cosa .
Esa noche, al descansar junto a una fogata improvisada, el recuerdo no lo dejaba en paz.
Lo que lo mantenía despierto era esa energía silenciosa, esa certeza de que algo- alguien lo había visto.
Y en un lugar lejano, oculto tras la niebla. Deniil se apartó de la penumbra. Había observado todo, en silencio.Habia reconocido algo en Arseni, algo que no quería admitir.Una chispa, una fuerza que podía ser amenaza… o salvación.
Pero confiaba en los humanos tanto como en una fiera hambrienta, después de todo ellos habían sido responsables de la masacre de su especie.
Por eso estaba seguro que Arseni era…letal
Así que por ahora, se mantendrá en la sombra.
Mirando, Esperando.
Al despertar Arseni se puso en marcha, se dio cuenta que los árboles ya no estaban tan cerca uno del otro. Así que lo supo, que ya se encontraba al final del bosque.
Al salir del bosque noto el sol aún más fuerte caer sobre su rostro, se detuvo cerrando los ojos, apreciando ese cálido roce con el sol.
Después de unas horas empezó a sentir que el sol caía como un martillo sobre la tierra, y el paisaje verde desapareció.Como era costumbre en Kareth que era gobernado por tierras áridas, después de una semana en viaje por fin supo que se encontraba cerca del reino.