El sol de Kareth caía como yunque ardiente sobre la arena, Arseni avanzaba al paso de sus lobo, con el ceño fruncido y la mirada fija en el horizonte que parecía no terminar nunca. Kara, a su lado, mantenía el paso con naturalidad , aunque sus ojos no dejaban de obsevarlo con cierta sospecha.
-Hace horas que no dices nada-comentó ella, rompiendo el silencio sofocante- Pareces pensativo.
Arseni parpadeo, como si despertara de un pensamiento lejano.
-No hay nada que decir- murmuró
-Mentira-replicó sin rodeos- Te conozco desde hace unas semanas y ya se que cuando dices que no hay nada que decir es porque tu cabeza está llena de cosas que no quieres hablar.
El suspiro, apretando con más fuerza las riendas de su lobo.
-No es fácil de explicar.
-No tienes que explicarlo todo Arseni. Pero si seguimos viajando juntos, necesito saber en qué punto estás. No me gusta pelear al lado de alguien que esconde fantasmas.
El cazador giró el rostro hacia ella. Por un instante la dureza de su expresión se quebró.
-Tu..definitivamente te pareces a mi hermano-confesó en voz baja-Era igual de directo, siempre quería que hablara aunque yo no quisiera.
Kara suavizo su mirada.
-Y yo siento también que eres mucho más parecido a él, terco, cerrado pero al final..alguien en quien confiaría mi vida.
Hubo un silencio largo, en el que solo se oía el viento arrastrando la arena.
-Solo dire esto-confesó Arseni finalmente.-He visto algo, alguien. No se porque, pero no puedo alejarlo de mi mente.
Kara arqueo una ceja.
-¿Alguien?
Arseni evitó su mirada.
-Un ángel
La palabra quedó suspendida entre ellos como una daga invisible. Kara frunció el ceño, mas no lo interrumpió.
-No lo entiendo - prosiguió el- Cada vez que cierro los ojos, lo siento. Como si algo me jalara hacia el, no se si es un truco, una maldición…o algo pero.
Kara lo observó largo rato, y en lugar de atacar con preguntas, sonrió con cierta amargura.
-Entonces estás metido en un lio mas grande de lo que pensaba. Pero no te preocupes, no voy a delatarte. No todavía.
-¿No todavía?-Arseni la miró de reojo.
-Bueno, si resulta que el ángel se alimenta de ti y te corrompe, tendré que hacerlo-respondió con sarcasmo-Pero mientras seas tu.. soy tu aliada.
El cazador asintió con un nudo en la garganta.
Esa noche acamparon bajo un cielo cargado de estrellas. El lobo de Arseni permanecía inquieto, gruñendo hacia la oscuridad de la duna más cercana. Arseni se levantó, con la mano en el mango de su espada.
-Otra vez tu-susurro, sabiendo que nadie podía escucharlo salvo la presencia que lo perseguía.
Una corriente helada recorrió su espalda y de pronto, una voz grave, rota por la distancia se filtró en su mnete.
-¿Por qué sigues buscándome cazador?
El corazón de de Arseni dio un vuelco. Era Déniil.
-No te busco-respondió con dureza, aunque su voz temblaba- Eres tu quien no deja de rondarme.
Una silueta apenas visible se formó entre las sombras. Alas desplegadas, mirada penetrante, pero sin acercarse del todo.
-Porque estás marcado. Esa herida que me diste…no solo unió tu sangre con la mía. Un lazo se forjó, quieras o no.
Arseni retrocede un paso, apretando la empuñadura.
-Entonces rompela.
-No puedo. Y tú tampoco.
El silencio entre ambos estaba cargado de tensión. Déniil bajo apenas la mirada, con un dejo de cansancio.
-No se que eres para mi todavía, enemigo o algo distinto. Pero no te apartare del todo. No hasta entenderlo.
Arseni quiso responder, pero las palabras murieron en su boca. Algo en él-quizá miedo, quizá deseo de comprender-le impidió alzar la espada.
Tomó un respiro hondo y finalmente dijo.
-¿Que paso con matarme por elección?
Déniil abrió los ojos, y se sorprendió por aquella pregunta.
-Cambie de opinión por ahora.
La figura del ángel se desvaneció como bruma en la arena, dejando sólo el murmullo del viento.
Cuando Arseni volvió a la fogata, Kara ya lo esperaba sentada mirándolo con una mezcla de sospecha y preocupación.
-Fuiste a hablar con tu fantasma, otra vez. ¿Verdad?
Él se quedó helado.
-¿Cómo?..
Kara se encogió de hombros.
-No soy tonta. Te noto diferente cada vez que vuelves de esos paseos. No se que estás ocultando, Arseni , pero recuerda algo, si decides caer, no lo harás solo. Yo estaré allí, para salvarte..o para detenerte.
Arseni la miró, sin saber si sentirse agradecido o temeroso por esas palabras. Y por primera vez en mucho tiempo, sintió que no estaba solo.