Oscuridad al acecho
La mañana en Valmora amaneció fresca, con cielos despejados y el murmullo constante de la ciudad despertando. Desde las murallas, se veía como el sol teñía de oro los techos de piedras y madera, y el aroma del pan recién horneado llenaba las calles.
Arseni se encontraba en el patio de entrenamiento del clan, afilando su espada. A su lado, Elian lo observaba, con los brazos cruzados y una expresión demasiado satisfecha.
-¿Sabes?-dijo Elian, inclinándose un poco hacia él.- El sol brilla diferente cuando regresas.
Arseni lo miro de reojo.
-¿Siempre fuiste tan fastidioso o es algo nuevo?.
-¡Admite que me extrañaste!-replicó Elian, dándole una palmadita en la espalda que casi lo hizo perder el filo.
Kara que estaba practicando con su arco al otro lado del patio, dejó escapar una risa disimulada.
-Creo que alguien disfruta demasiado molestándote Arseni.
Elian se giró hacia ella con teatralidad.
-No es molestia, Kara, es una muestra de cariño. Lo que pasa es que Arseni no sabe procesar afecto humano.
Arseni bajo la espada y lo fulmino con la mirada.
-¿Quieres comprobar si procesas un golpe en la mandíbula?.
Elian levantó las manos en rendición, pero la sonrisa no se borró de su rostro.
-Ahi esta. Esa es la mirada que más me motiva a entrenar.
El ambiente se llenó de risas contenidas. Por un momento, todo parecía normal, camaradería, entrenamiento, el calor de la rutina.
Pero la normalidad rara vez duraba demasiado.
***
Esa misma tarde, el salón del clan se llenó de cazadores, Andrei Orlov se alzó frente a todos, con el ceño más marcado de lo habitual. Sobre la mesa central, un mapa de Valmora estaba extendido, con varias marcas rojas alrededor de los pueblos fronterizos.
-Durante las últimas semanas. dijo con voz grave-los ataques de corrompidos han aumentado. Ya no se limitan a emboscadas aisladas en Kareth…ahora están en nuestras tierras.
Un murmullo inquieto recorrió la sala. Kara intercambio una mirada con Arseni, ambos comprendiendo la gravedad.
Andrei golpeó la mesa con firmeza.
-Ayer, un asentamiento al norte de Valmora fue arrasado. Cazadores enviados a investigar nunca regresaron.
Elian, que hasta entonces mantenía un tono desenfadado, perdió la sonrisa. Su rostro adoptó una seriedad poco común.
-¿Cuántos eran?
-Se estima que una docena de corrompidos pero..-Andrei apretó la mandíbula-la energía reportada no corresponde a simples bestias. Era densa. Oscura. Casi como si algo estuviera guiando.
Un silencio pesado se apoderó del salón. Arseni sintió un escalofrío al recorrerle la espalda. Sus recuerdos de Déniil y la advertencia velada de que las cosas cambiarán para los ángeles, se mezclaban con las palabras de su mentor.
Kara fue la primera en romper el silencio.
-¿Qué tenemos que hacer?
Andrei los miro a todos con una determinación férrea.
-Debemos dividirnos en escuadras y reforzar las fronteras. Nadie se mueve solo. Nadie. La seguridad de Valmora está en juego.
Los cazadores asintieron al unísono, aunque la tensión se podía cortar con un cuchillo.
Elian se giró hacia Arseni, hablándole en un susurro apenas audible.
-¿Sabes lo que esto significa, verdad?
Aseni apretó los puños
-Que la guerra que todos temían … ya empezó.
Y por primera vez desde su regreso, la sombra de Valmora se sintió más oscura que nunca.