El silencio rodeaba a los dos, luego de terminar las clases salieron a tomar un helado, pero el silencio entre los dos era incómodo.
Era hora de poner las cartas sobre la mesa, decir lo que toca decir, declarar y decidir. Lucía suspiro sabiendo que ahora venía lo inevitable.
— Entiendo si te alejas de mí, ya tienes una vida hecha y ...
—No tienes porque pensar eso, yo no te dejare, no te voy a dejar porque así me case, seguiré contigo, eres especial para mi Lucía, lo eres todo. De lugar de ser yo quien te deje ahora la decisión es tuya, ¿si me quieres dejar?— puntualiza con temor a que ella termine con todo lo que han construido como compañeros, amigos y ahora novios.
— No te voy a dejar y voy a esperar a pesar de las consecuencias
El sonríe.
— Tenía pensado no casarme con ella, desenmascarar a mi padre en medio de la ceremonia, todos los socios de mi padre piensan que nos casamos por amor, pero quedarán desilusionados, cuando sepan que es por intereses. Seria épico, a la vez que no abra más chantajes, ¿te parece? — pregunta.
Ella asintió feliz.
El se acercó un poco al rostro de la joven y dejo un tierno beso en su mejilla, en la comisura de sus labios y por último en la frente demostrando que ahora todo estaba bien.
—No me gusta verte con Steven — murmuró serio.
Ella lo miró desconcertada y divertida al saber que estaba celoso.
—Huele no sé cómo a.... celos—dice divertida, alcanzando la mano del chico y entrelazando sus dedos con los de él.
El bufo molesto.
— No estés celoso bebé, Steven dejo de gustarme hace mucho tiempo, ahora eres tu quien me gustas y mucho.
Al parecer el joven no escucho lo demás porque ella nunca le había dicho bebé a él.
— Repite lo que has dicho — ordena sonriente.
Ella entendió a qué se refería
— Bebé —murmuró con ternura acercándose al rostro del chico y dejando un pequeño beso en los labios. Él estaba encantado, maravillado y mimado por la mujer que ama.
—Gracias por estar conmigo —. Agradeció él.
Se sentía agradecido por todo, por la maravillosa mujer que tenía a su lado, una maravillosa mujer que no dejaría perder, una valiosa mujer que no lastimaría que cuando la vea llorar sólo verá la primera lágrima, la segunda la secaría y tercera evitaría que la derramará, aunque se sentía culpable y un idiota por no ser el quién consolaba a su chica, sino que fue Steven.
—No hay nada que agradecer Matti, los dos estaremos juntos para ayudarnos, crecer mutuamente como personas, tratar de darnos fortaleza en donde nosotros carecemos de ella. Eso es lo que nuestro amor representa, va más allá de lo que los demás pueden denominar, va más allá de besos, caricias y mimos, va mucho más — explico.
Tenía la razón exacta, cada persona tiene diversas formas de definir. ¿Qué es el amor?
Algunos pueden definir como los sentimientos que uno adquieren por otra persona o que siempre está pendiente de ti, te dice que te ama, te mima entre otros, también está la definición de que amor es solo el placer sexual que se pueda tener, pero eso no es así. Tampoco se puede decir que hay una definición correcta porque si hablamos del amor, tenemos mucho porque discutir.
Pero en este caso Lucía se sentía de esta forma, sentía que su relación no era sólo promesas, palabras y cariños, no, era algo más que eso y eso que no puede explicarse lo encontraba en Matt.
Ese chico que ahora la abrazaba, que ahora en sus brazos se sentía completa, protegida y amada. Sentían los dos que en ese momento mientras estuvieran así nada les pasaría, que tanto a ella como a él no les pasaría nada mientras esa burbuja que mantenían no se rompiese o alguien ajeno lo hiciera.
Todavía inmersos en sus momentos recordaban pequeñas cosas, pequeños momentos, pero grandiosos encuentros.
Flashback 1:
—.. Mi mamá tomó un libro y empezó a leer para mí, me gustó mucho, además de que me calmo lo bastante como para no pensar que algo malo me pasaría si dormía sola y algún monstruo que estaba bajo mi cama me asustara...
El chiquillo miraba atento a aquella niña parlanchina que no lo había dejado tranquilo, por más que él se mostrará indiferente y tratara de ignorar, aquella niña lo seguía y empezaba a relatar lo que ocurrió en sus días a días; a veces el pequeño estaba tan sumido en sus pensamientos que no le ponía cuidado, pero ese día fue diferente.
La chica se calló por un momento y tomó una lonchera, la abrió y sacó de ella dos manzanas, una se la tendió al pequeño que ella asombrada al ver que había recibido la manzana, anteriormente él no lo hacía.
—Me parece algo estúpido que creas en monstruos—susurra el pequeño.
Ella abrió los ojos sorprendida de nuevo, el pequeño le había dirigido la palabra cuando lo empezó a conocer él se quedaba en silencio. Ahora al oír al pequeño se daba cuenta de que su voz era una dulce melodía, una vocecita suave y acompasada.