Matthew era acosado por Lauren eso era una tragedia, como trataba de que el pusiera la mínima atención en ella, cuando la única que le prestaba atención era a Lucía.
—Papá mencionó que tendremos un hijo, a mi parecer sería repugnante, pero con tal de que estés conmigo aceptaré al bebé—denota con felicidad y coquetería Lauren.
El padre de Lauren mencionado que deberían de tener hijos, aunque a ella no le gustará, pero si eso hacía que Matt se quedará a su lado, lo haría, pero Matt no. Al saber que pasaría, no quiere tener su primera vez con Lauren porque lo tenía reservado para Lucía, ella era su amor, a ella quería entregarle todo. A ella porque el sexo lo han tomado en forma de juego y diversión, pero va más que eso; va más que un juego.
— No tendré sexo contigo —. Aclaró él, quitando las manos de Lauren con suavidad. Ella se ofendió.
Matt divisa a su novia, estaba de espaldas con su morral colgado en el hombro derecho, dos coletas, recordando cuando era niña.
Se acercó a ella lentamente, sin crear sospecha, al estar cerca de ella, rodeo su cintura por detrás, ella se estremeció, detuvo el paso y se tensó, pero al saber que era Matt se calmó y sonrió.
— Hola muñeca — saludo y dejo descansar su cabeza en el hueco que había entre el cuello y el hombro izquierdo de la chica.
—Hola amor—. Saludo ella risueña.
Quita las manos de Matt y trata de girar, él se acomoda mejor para luego tenerla en brazos y de frente de nuevo.
— ¿No tienes que estar en clase? — preguntó ella.
Para la suerte de los dos, la profesora de matemáticas no había venido como el profesor de sociales tampoco.
— La profesora no vino. Estaré para ti en este momento — susurra cerca del rostro de la chica.
—Entonces soy muy afortunada — susurra coqueta.
El sonríe con picardía y se acerca un poco más a ella dejando que sus labios quedarán cerca de su oído.
—Tu eres muy afortunada cariño —susurro y posó sus labios en el cuello de la chica dejando un breve beso haciendo que tanto la chica como él, se estremeciese por completo.
—No sé que intentas hacer, pero no caeré —. Advierte ella divertida ante la acción anterior de Matt.
—Caerás ya lo verás — canturreo.
Matt miro a la chica, ahora fijamente, tomó las manos de ella con delicadeza y ternura para el sentarse en uno de los escalones, ella tomó asiento en el regazo del chico.
— ¿Quisieras tener hijos? — preguntó ella. No sabía de donde había salido esa pregunta tan indiscreta.
—Si, pero los quiero contigo— afirma feliz. En su mente recreaba la imagen junto con Lucía viendo a dos pequeños, una niña parecida a su mamá y el otro a su padre. Dos niñitos jugando.
—¿Ya te los imaginaste?—preguntó Lucía al ver como su novio tenía cara pensativa y una sonrisa cautivadora.
El asintió sin dejar de sonreír.
— Un niñito igual a mí, pero con tu color de cabello y la forma de los ojos a la mamá y una niñita parecida a ti, hermosa y espléndida.
Ella carcajeo encantada por la descripción de Matthew, le parecía tierno y divertido.
—No te rías o ¿no piensas tener un hijo conmigo? — pregunta esperanzado.
—Claro que me gustaría, pero me da gracia es ver como se te ilumina la mirada, sonríes como si vieras algo maravilloso, describes de una manera linda y sabes cuando los tengamos sé que serás un excelente padre — elogió lo último y deja un pequeño beso en la punta de la nariz de Matt.
— Gracias amor, pero sabes tengo un poco de miedo. Miedo de no ser lo que mis hijos esperan que sea, si soy un mal padre o no los educo bien, nunca tuve una figura paterna o tener un ejemplo de ser un padre y ¿no sé cómo serlo?, simplemente no los...
Ella lo calló con un beso, no quería que hablara más de sí sería un mal padre, sabía muy bien que su padre no era un ejemplo de cómo ser uno, de cómo ser un padre ejemplar. No se pide que sea perfecto porque no todos los padres son perfectos, pero ella sabe que tiene una humildad, bondad, cariño, alegría y amor para ser un buen padre.
Cortaron el beso, sus respiraciones estaban agitadas, ella lo miró fijamente.
— Tú vas a hacer un buen padre, no tienes porque dudarlo amor, eres responsable, cariñoso, alegre, bondadoso, honesto, pero sobre todo ese cariño que irradias y das, porque eso es lo mas importante que hay que enseñar, el amor.
Y así era, los bebés vienen programados para dar amor y que sus padres les den amor.
— Gracias por confiar en mi amor, de lugar de ser tú la insegura, soy yo el inseguro — dice serio.
Ella solo niega.
— ¡Cualquiera lo tiene! — exclama burlándose de él.
Matt tenía inseguridades, él era un niño que nunca recibió amor paternal y el que recibió maternal se le fue arrebatado, pero Lucía logró llenar el vacío que sentía, logró llenarlo de cariño incondicional, dirán que el amor que ahora siente por ella puede ser un capricho, pero no es así, su amor por ella era real.