EgØ SolÛs

11- Dios y el Diablo

–¡De nuevo, portándote mal! ¿Qué ha sido esta vez? ¿Una manzana? ¿El fuego celestial? ¿Una fórmula matemática? ¿La cura para alguna enfermedad?

- Sólo unos cuantos versos de amor...- susurró despreocupada una voz.

Dios frunció el ceño, enojado.

- ¿Cuántas veces te lo he dicho? ¡Los tienes que tentar, no ayudar!

El Diablo se encogió de hombros y bostezó aburrido. Se balanceaba hacia adelante y hacia atrás con las manos en los bolsillos y silbaba el estribillo de una canción que se había hecho viral en menos de veinticuatro horas.

- ¿Eres el culpable también de esa canción?

El Diablo sonrió pícaro.

Dios miró con rostro severo a su ángel secretario y le hizo señas para que saliera de su oficina. Éste, cabizbajo, viendo venir un castigo épico, se alejó casi corriendo, no sin antes mirar con sorna al Diablo que ahora parecía tener un semblante preocupado.

- Te lo mereces...- le susurró y cerró la puerta tras de sí.

Dios y el Diablo se miraron fijamente por largos segundos. Ambos rostros tensos, serios, parecían no respirar, parecían no parpadear.

Después de unos segundos más, Dios largó una carcajada.

- ¡¡¡Parpadeaste!!!- exclamó el Diablo divertido.

Dios se le acercó y lo abrazó con dulzura.

- Buen trabajo.- le susurró.

- Sigo sin entender porqué no lo haces tú mismo...- dijo el Diablo aún conmovido por el abrazo.

Sacó una brillosa manzana roja de su bolsillo y la arrojó al aire con destreza.

- Así es más divertido...-le contestó Dios mientras atrapaba la manzana y la frotaba contra la solapa de su traje y le daba un gran y generoso mordisco, con un rostro de completa satisfacción.



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En el texto hay: romance, fantasia angeles y demonios

Editado: 01.08.2023

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