EgØ SolÛs

14- En noches como ésta...

Una joven mujer avanzaba por un camino estrecho, bajo la luz de una luna llena y un silencio que helaba la sangre.

Oyó un ruido cercano y aceleró el paso. Con horror, sintió que no estaba sola. Respiró profundamente, se persignó, besó su rosario y resolvió darse la vuelta para enfrentar el peligro. Detrás suyo, arrastrando una bicicleta vieja, venía un muchacho. Le sonrió y la saludó.

La joven estudió su mirada y su sonrisa y se calmó un poco. No lo conocía pero prefirió continuar en su compañía antes que seguir avanzando sola.

-¿Vives por aquí?- le preguntó ella, mientras caminaban.

-Sí, detrás de aquel cerro. Vengo del pueblo y se me pinchó una cámara. Tuve que seguir a pie.

La joven respiró un poco más animada.

-No me gusta mucho andar por estos lugares.-dijo ella- Pero se me hizo tarde.

-A mí tampoco me gusta. ¿Has oído las historias que se cuentan sobre este sitio?

La joven volvió a estremecerse.

-Por favor, no hablemos de eso. Se me pone la piel de gallina cuando oigo esos cuentos.

-Mi favorito es el de los muertos vivientes.-dijo el joven, pícaro- Dicen que...en noches como ésta..., aparecen por el camino y agarran a algún desprevenido que ande solo.

La joven aceleró el paso y prestó atención a la noche cerrada, para cerciorarse de que no hubiera nadie escondido detrás de los árboles. El muchacho, percibiendo la aprehensión de ella, prosiguió casi en un susurro:

-Dicen que son ánimas, almas que quedaron atrapadas entre este mundo y el otro, destinadas a atormentar a los vivos. Vagan por ahí, buscando carne humana fresca para comer...Dicen que prefieren recién nacidos...y jovencitas...

La muchacha tragó saliva con dificultad. Sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier segundo.

"Después de todo, fue una mala idea caminar junto a él"- pensó ella, aterrada, mientras se aferraba a una estampita que llevaba en un bolsillo.

El joven agregó:

-¿Quieres que te diga lo que creo yo? Para mí, son vampiros, que atacan que atacan a las viajeras desprevenidas que andan solas por ahí...

Ella lo observó por el rabillo del ojo y se preguntó si era normal que alguien tuviera labios de un color rojo sangre tan intenso...

El muchacho también la miró. Y se percató de su extremada palidez ysus ojos horrorizados. Se dio cuenta de que había llegado demasiado lejos con su broma entonces, pronunció con voz firme, buscando calmarla:

-No te preocupes. Son solo historias. Yo no creo ni una sola palabra. Ni los vampiros ni los muertos vivientes existen.

La joven respiró hondo y acotó, buscando convencerse:

- ¡No! ¡No existen!

El muchacho la saludó, levantando su mano y dobló en una bifurcación del camino rumbo al cerro.

Un poco más tranquila, la muchacha tomó su propia bifurcación y, mientras abría un portón oxidado, declaró:

-¡¡¡ No volveré a salir sola , de noche, nunca más!!!

Avanzó hacia una puerta de madera y la atravesó.

Movió la loza que cubría su ataúd y se acomodó dentro, cerrando la tapa completamente. Se quedó dormida casi al instante, mientras la luna iluminaba, a través de una pequeña hendidura, su rostro, del que ahora no quedaba más que huesos en descomposición...



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En el texto hay: romance, fantasia angeles y demonios

Editado: 01.08.2023

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