Egeo _ El secreto de Poseidón

CAPITULO 05

 

 

14 de febrero del 2018, Nauplia

Actualidad

 

Beep…

—Que es ese maldito sonido, ojalá se hundiera como la maldita Atlantis…

Beep…

—Por los dioses que se callen.

Beep…

“¿Y qué vas a hacer?, ¿Saltar?, ¡No eres capaz!

¿Enserio? Pruébame.

¡Salta Hanae!”

 

Hanae abrió los ojos exaltada. Su corazón estaba latiendo a mil por segundo. Ese sueño era diferente, ese sueño era real. Demasiado real. Y la voz de ese hombre, le era tan conocida, simplemente esa voz hacía que su cuerpo completo se estremeciera. Quería recordar más, pero ese sueño era uno de muchos que había tenido el último mes. ¿Qué querría decir?

Además, ese hombre…

Ese hombre solo debía ser un delito para la humanidad con esos ojos azules, sensuales y letales. Era definitivo, a ese hombre definitivamente lo conocía. Necesitaba recordarlo. Se levanto de la cama y se paró frente al espejo.

—“Donde lo he había visto antes” —se preguntó mientras observa las heridas que rodean sus brazos. No recuerda mucho de la noche en que se las hizo. Tenía ese vacío en su mente que no logra completar.

—Vaya si estas perezosa Hanae… —esa era la voz de Rinott, para Hanae uno de los chicos más guapos que había conocido y era su casero y amigo –vamos que se está haciendo tarde y no querrás perder el trabajo… de nuevo –lo dijo no sin antes golpear su desnudo trasero, para Hanae un gesto bastante sexy, si contemplaba que llevaba bastante tiempo sin sexo.

—Déjame ver… si te vienes aquí conmigo –señalando la parte vacía de la cama –no me molestara para nada perder ese trabajo –Hanae solo quería llegar a él de cualquier forma, lo ha querido en su cama desde que lo conoció, aparte sus ojos eran lo más hipnotizador, un café tan claro que podía llegar a ser color miel.

–¿Que otra vez perdida en mis hermosos ojos? No es por nada te lo digo, amaría hacerle el amor a ese cuerpo –haciendo una pausa mientras posaba sus ojos en sus senos –en mi mente únicamente mi bella Hanae… Hoy solo que no quiero pagar por ese servicio, a pesar de que lo debes haces tan bien hermosa. –“¡Perfecto!” –Solo bastaron esas palabras para bajarle el libido de golpe –es mejor que ayudes con algo en la casa no creas que yo te voy a mantener —comento en comentario aburrido.

—¡Eres un grandísimo estúpido! –Hanae agarro la camisa que tenía a la mano —¡Mierda! “¿Dónde están mis pantaletas?”—se preguntó para sí.

—Buscas estos – hondeándola en su mano –deberías usarlas todo el tiempo –“¡Doble mierda!, el tipo debe ser gay porque no me da ni la hora” –si pudiera matarlo con la mirada lo haría.

—¡Gracias! qué lindo idiota, recuérdame que si solo pudiera matarte y arrojarte al mar Egeo lo haría feliz y encantada”.

—¡Oye linda!, No te enojes bien, sabes… debes ser el mejor polvo sobre la tierra, pero eres un gasto más, que no me voy a permitir, te he ayudado lo suficiente Hanae y sabes que no puedes seguir así.

—Tranquilo, hoy pediré mi dinero, te doy lo tuyo y me iré –lo dije dándole la espalda, —“¡hijo de perra!”.

—Oye, oye, relájate hermosa. Era una pequeña broma. No me digas que te vas a enojar por eso —¿Porque de pronto suena nervioso? Se preguntó Hanae –tranquila hermosa, solo era molestando –“tal vez solo está jugando conmigo” –no te enojes tanto corazón, sabes que te amo, —decía Rinott mientras estaba atrás de Hanae y la abrazaba –eres un regalo de los dioses.

—¿Si sabes que eso suena cliché estando en Grecia? Y desde cuando crees en los dioses –menciono bromeando Hanae mientras volteaba a verlo, aunque noto un cambio en él, sus ojos se volvieron más serios de lo normal.
Rinott la miro por largo tiempo, acerco su rostro hasta tocar su frente y la tomo de sus mejillas delicadamente.

—Créeme nunca lo he hecho.

— ¿Qué no has hecho? —susurro Hanae.

—Nunca he creído en los dioses, ni ahora ni nunca –Su voz le causo nervios, para Hanae fue algo impensable. Se preguntaba por qué esa actitud de Rinott le provocaba escalofríos a su espalda. Debía estar paranoica por el sueño que tuvo, debía ser eso –además, la vida es nuestra Hanae, mira el Egeo, —mientras lo decía tomo a Hanae entre sus brazos y le dio la vuelta quedando a su espalda, hablándole con un verdadero anhelo, tal vez esta vez sí funcionara para ella, “¿Habré encontrado a alguien que de verdad le importe?” –este es un apartamento pequeño, sabes que Nauplia[1] no es tan grande pero te daré lo mejor, lo mejor que pueda, solo confía en mi pequeña –ok… —eso realmente saco una sonrisa en Hanae, pero quería provocarlo en realidad.

—Es muy lindo lo que dices Rinott, pero he escuchado los rumores, en la calle eres el mujeriego más grande, pero en verdad tienes un corazón de oro. No te creía si no viera lo romántico que puedes llegar a ser. ¿Así eres con las demás?




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