Egeo _ El secreto de Poseidón

CAPITULO 57

—Hanae… escucha mi voz linda. No vayas definitivamente hacia ese lugar —Naxos le susurro. Frente a ella había una bestia del inframundo un Gólems Escorpión, criaturas rápidas que atacaban a las almas que quieren escapar del inframundo —Lo que sea que estes viendo Hanae… no es real —Hanae seguía viendo hacia el frente. Sus lágrimas rodaban sus ojos, no las había recordado hasta el momento.

—Magdalena, ¿Por qué estás aquí?

—Ven aquí Hanae… Te extrañe.

—Magdalena… perdóname yo debí estar ahí —susurro llorando —Yo debería haber llegado a tiempo —Naxos se acercó un paso, pero tuvo que parar el Golems le apuntaba con el aguijón.

—Hanae… linda no la escuches.

—¿Qué estás haciendo aquí magdalena?

—Estoy aquí por ti.

—No le creo… Eras tan pura que este no es tu lugar.

—Estoy aquí por ti.

—No lo creo —aseguro con voz más segura.

—Estoy aquí por ti.

—No eres ella —susurro. Naxos veía perplejo la conversación que estaba teniendo Hanae frente a la bestia. Estaba claro que estaban engañándola con una especie de visión que Naxos no podía ver.

—¡Soy yo! —Le grito.

—No lo eres. Magdalena y la señora Rodríguez eran las personas más buenas que habían pisado la tierra. Asi que no ¡No te creo! No eres magdalena.

—¡Cállate! —Le grito. Naxos tapo sus oídos, la bestia gritaba, ese sonido era tan molesto y doloroso. No resistía. Sentía una corriente de dolor atravesarle el cuerpo. Su cuerpo fue cayendo hasta terminar de rodillas. Si no se detenía la bestia iba a matarlo.

—¿Qué cosa eres?

—Soy lo que tu sueñas. Lo que tu evitas. Soy tu pasado —añadió con una sonrisa.

—Tú no eres nada mío —Hanae tomo la espada de Naxos. La bestia se acercó a ella apuntándola con el aguijón a ella.

—Sabes tan bien como yo que si lo soy. Ahora pagaras por ello —el aguijón le apunto, pero Hanae lo evito dando una vuelta en su lugar y empuño la espada atravesándola de lado a lado —No es posible.

—Te lo dije y te lo repito ellas eran las personas mas importantes y estoy segura que están en alguna parte del cielo y no aquí donde te podrías asar con facilidad. La criatura exploto a su alrededor dejando una bruma oscura que se desvaneció a su alrededor. Naxos cayo agotado a su lado. Hanae se arrodillo a su lado —¿Oye estas bien?

—Algo agotado. Y con dolor de oído, pero bien —sus manos estaban manchadas de sangre algo que noto Hanae.

—¿Estas herido? —pregunto preocupada.

—No te preocupes. Estaré bien. me curare en unas horas. lo hiciste bien… aunque no sé cómo lo hiciste de verdad. Había escuchado que las bestias jugaban con la mente y ti sigues aquí sin ningún rasguño.

—No la recordaba —susurro –¿Cómo es posible que haya pasado estos años de mi vida sin su recuerdo? Ellas eran las personas mas especiales de mi vida.

—No lo sé… es la primera vez que incluso veo el actuar de esas bestias. No cualquiera tiene ese poder de evadir a un Gólems Escorpión.

—No entiendo Naxos que está pasando aquí —pregunto bastante afectada.

—Ni yo lo entiendo.

 

 

Hades se encontraba en la laguna del fin. Un lugar adaptado especialmente a seres sobrenaturales, los semidioses.  Estaba vigilado por sus mejores guardianes y las bestias mas agiles del inframundo. Tenían ya en su poder a dos kidemónes. No eran precisamente almas, tendría que buscarle alguna función útil a su sufrimiento. El apochróseis se inclino ante el con respeto.

—Mi señor.

—¿Qué noticias traes apochróseis?

—Son bastante difíciles de persuadir. Han aguantado las torturas.

—Como buenos vasallos que son.

—Asi es. Tardaran algunos días en sacarles información.

—Déjame verlos.

—Como ordene mi señor —Antes de que pudiera seguir sintió la presencia de los dioses a sus espaldas.

—Vaya… vaya… —Poseidón y Zeus lo miraban exasperados —Mira quien está aquí apochróseis mis queridos hermanos —el guardián se inclinó con respecto ante ellos —vamos a ir a visitar a los guardianes en su residencia ¿Nos quieren acompañar?

—Lo dices como si lo disfrutaras.

—Nah… no le he encontrado valor a su sufrimiento asi que es un desperdicio.

—Vamos allí.

—Claro que si —menciono alegre Hades —Me evitaste un viaje. Vamos a… ¿Cómo dicen los humanos? Matar un pájaro de dos tiros. ¡eso!

—¿Qué quieres decir?

—Tu querida protegida está cruzando el Aqueronte —se miró su brazo buscando una hora —Si tiene suerte estarán llegando donde las Moiras.

—¿Qué tú qué?

—Oye… oye. No te enfades conmigo. El soldadito fue el de la idea.




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