Egoísmo y Cobardía

Cuando una persona está atrapada, su puerta interior se abre

 

CHARLOTTE

 

Eran las seis de la tarde. No había visto el rostro del riquillo hasta ahora. Solo hablamos por medio del intercomunicador, y su uso fue solamente para solicitar su almuerzo. Pasé todo ese tiempo archivando información digital, ocupándome de preparar correspondencia, gestionando programas y jugando Solitario. Se podría decir que ese era un trabajo tranquilo, no exigía demasiado, pero, estamos hablando de esa empresa, de ese piso, y en especial, de ese hombre.

Estaba recogiendo mis pertenencias para abandonar este piso, cuando escuché unos pasos provenientes del extenso pasillo. Me persigné rápidamente, y no es porque creyera que habría algún espíritu, pero si en definitiva una presencia maligna.

—Charlotte —pronunció la presencia maligna.

Llevé mi mirada hacia la pared en la que terminaba el pasillo, para después encontrarme con el rostro golpeado del hombre.

—Te tengo una propuesta —sonrió.

—No —negué. En su rostro, desapareció su sonrisa.

—¿Por qué te niegas?, ni siquiera he hablado.

—Porque es usted —informé—. Cualquier cosa que sale de su boca, o es una propuesta lasciva, o incluyen las palabras “motel, hotel o ¡No le digas nada a Raquel!”.

Él sonrió.

—Deseo que te encargues de la siguiente publicidad —enunció.

Permanecí en silencio sorprendida, tal vez atónita. Pues en ese entonces no comprendía sus acciones.

—¿Por qué me ves así? —inquirió—. ¿No deseas hacerlo?

—No me acostaré con usted —pronuncié firme.

—No lo tienes que hacer —él apoyó sus manos sobre la mesa.

—No lo besaré —reiteré—. Ni siquiera le desearé una buena muerte.

Aunque mis palabras eran serias, él rio.

—No tienes que devolverme nada —apoyó sus codos, y de nuevo, yo alejé mi silla para no sentir su rostro cerca—. Entonces… ¿lo harás?

A ver, lo sabía. Eso podría pintar mal. No sabía si debí creerle, pero, por otro lado, si lograba hacer ese trabajo bien, cabía la posibilidad de que pudiera dar a conocer mis habilidades.

—¿No tengo que hacer nada a cambio?

—No —confirmó él antes de apretar sus labios y fingir un escalofrió.

Era una gran oportunidad…

—Lo haré —pretendí no verme feliz, en cambio él, sonrió.

—¡Bien Charlotte! —despegó sus codos de la mesa y alzó su cuerpo—. En mi oficina encontrarás todo lo necesario. Dejé el archivo abierto. El computador tiene todo lo que puedas necesitar. Solo tienes que encargarte de la parte visual —empezó a caminar hacia el ascensor.

—¡Espere! —él se dio la vuelta.

—¿Qué ocurre?

—El trabajo… ¿para cuándo es? —él guardó las manos en sus bolsillos.

—Oh, para mañana por la noche. ¡Buena suerte! —volvió a darse la vuelta—. Iré a calentar mi cuerpo.

Sabía que había algo a cambio. Mis horas de sueño. Así que olvidó hacer el trabajo y me tiró la responsabilidad a mí.

Él ingresó al ascensor, se dio la vuelta y me observó. Alzó una de sus manos y se despidió moviéndola de un lado a otro antes de estremecer su cuerpo.

¿Acaso hacia tanto frio?

—¡Bien! —me motivé. Me situé de pie y caminé hacia la oficina. El punto a favor, era que iba a estar a solas. Un par de horas podían no ser suficientes, pero hice que lo fueran.

Ingresé a la oficina visualizando la única luz que iluminaba el cuarto. La luz que emanaba la pantalla del computador. Busqué el interruptor por las paredes e iluminé la habitación. Caminé con emoción hacia el computador. Me senté en la cómoda silla y enfoqué mis ojos en el frente. Un archivo abierto, que detallaba toda la información que necesitaba visualicé.

—No sabía que trabajaba para una multinacional… —me sorprendí.

Sabia el nombre de la empresa, Akres. Estaba consciente de su importancia en la economía colombiana, Sin embargo, desconocía que no solo se dedicaban a la construcción. También poseían líneas de hoteles, centros comerciales, aviación y líneas de telecomunicaciones.

¡Hasta tenían su propio canal de radio!   

 —¿Por qué me habrá dejado a cargo de algo tan importante…?

En la hoja que detallaba todo, decía que Akres estaba a punto de unir fuerzas con una empresa de moda. En palabras más sencillas, estaban preparando todo para expandirse hacia un nuevo mundo.

Después de leer la información, salí de la pestaña principal en busca de las aplicaciones necesarias para el trabajo, sin embargo, me encontré con algo que llamó mi atención, un fondo de pantalla poco usual. Pensaba que, al menos, una mujer desnuda estaría adornando la pantalla, pero lo que observé me causó un poco de intriga.

Era la foto de una mujer mayor. Tal vez su madre.

—Que linda…

Concentré mi atención en la barra de herramientas y despejé mi mente de cualquier información innecesaria. Lo primero era llevar a plano material lo que mi mente visualizaba. El único inconveniente era que, siempre me he tardado cuando en la imagen tienen que ir modelos. Hasta el momento continúa siendo de igual manera.

 

[…]

 

La una de la mañana. Hicieron falta siete horas para terminar la muestra, y solo hacía falta ultimar detalles. Cosa que podría hacer al día siguiente, porque en esos momentos, lo que más deseaba era comerme un pollo entero y dormir las horas que restan. Apagué el computador después de haber guardado el trabajo, tanto en el computador como en mi correo. Cerré la puerta de la oficina y caminé a través de pasillo sintiendo el peso de mi bolso en mi espalda, y mi estómago gruñir.

Cabe mencionar que, para ser mi primer trabajo como publicista, estuve contenta con lo que pude hacer. Sólo hace falta que mi trabajo sea aprobado.

Llevaba mi vista baja, pretendiendo no cerrar mis ojos por el cansancio. Sentí la sensación de quemadura en el centro de mi espalda, y también sentí que mi trasero se volvió uno con aquella silla. Al estar terminando el pasillo escuché un par de sonidos. Mi experiencia la relacionó con el sonido de un videojuego. Al terminar el pasillo, dirigí mi mirada hacia mi escritorio, donde visualicé a la anguila con patas. Con comida sobre la mesa, sus ojos concentrados en la pantalla de su móvil, y sus zapatos sobre los costados del escritorio.



#7095 en Novela romántica
#1620 en Chick lit

En el texto hay: celos, romance, amor

Editado: 27.02.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.