Danielle se sienta frente a su padre, era la hija menor de Adolfo Harper, el hombre tiene un habano entre los dientes, sus ojos azules observan a su hija, era la más baja de las tres hermanas, de ojos verdes, cabello negro con destellos azules, rostro ovalado, se podría decir que era una belleza, pero comparada a sus dos hermanas era la más fea de las Harper, la más tonta.
—Padre —Adolfo saca el habano entre los dientes, lo observa por un rato y luego a su hija.
—Danielle —sus ojos se entrecierran —En una semana te unirás en santo matrimonio.
Danielle abre los ojos como plato ante las palabras de su padre.
—¿De qué habla padre?
—No lo repetiré dos veces —se pone de pie —He hecho un acuerdo con Quincy Wells.
—Padre... pero no es normal que hoy en día en los acuerdos matrimoniales se despose la hermana menor.
Adolfo sujeta fuerte del cabello a Danielle.
—No daré a mis dos preciosas hijas, al hijo perdedor de los Wells.
Danielle hace una mueca de dolor por la fuerza en que su padre le ha sujetado el cabello, la suelta y ella siente que está temblando.
—Si no te opones, daré autorización en el asilo para que puedas ver a la abuela ¿Estás de acuerdo?
Danielle amaba a su abuela, era el único ser en esa casa que la había tratado con amor y respeto, cuando su padre la llevó al asilo, prohibió que Danielle la pudiera visitar, era el único miembro de la familia Harper que no tenía acceso a la abuela.
—Si —responde Danielle, amaba a su abuela y la extrañaba, desde hace un año no la veía y no hablaba con ella.
Adolfo sonríe.
—¡Sal de aquí! —Danielle se pone de pie y sale del estudio de su padre, mientras las lágrimas recorren su rostro.
Danielle no fue planeada por el matrimonio, llegó cuando la hija mayor de los Harper tenía seis años, fue una sorpresa, no bien recibida, ya que en ese tiempo el matrimonio pasaba por una crisis, Adolfo dudaba de la paternidad de Danielle, era totalmente distinta a sus dos hijas mayores que eran rubias, parecían dos ángeles caídos del cielo, jamás le hizo una prueba de paternidad a Danielle, era demasiado orgulloso para que el resto de la gente supieran que su esposa le había sido infiel, por su lado Clementine la madre de Danielle, no la quería, la llegada de ella había sido motivos de peleas, tanto así que Adolfo había salido de la habitación matrimonial por dos largos años, Danielle no recibió el cariño de sus padres, sólo sus hermanas, recibió educación, igual que sus hermanas, pero sus logros nunca fueron celebrados, a pesar de todo, Danielle amaba a su familia y era capaz de hacer cualquier cosa por ellos, como el que iba a hacer ahora, casarse con un total desconocido, porque era la única manera de volver a ver su abuela. En el mundo social sabian de la existencia de una tercera hija, pero no la conocían, siempre a los eventos sociales los Harper asistían con las dos señoritas Harper.
Abril Harper la hermana mayor de Danielle venia bajando las escaleras, su cabello rubio lo traía suelto, vestía un hermoso vestido de diseñador color verde esmeralda.
—Danielle —su hermana sonríe un poco —Imagino ya sabes la noticia —Abril se cruza de brazos.
—¿Sabes quién es el segundo hijo de la familia Wells?
Abril sonríe abiertamente.
—Un bueno para nada, de hecho, es la vergüenza de la familia Wells, es hijo ilegitimo de Quincy Wells, su padre y madrastra lo estaban criando, pero hace ocho años huyó de casa, nadie sabía del paradero de él, ahora que el abuelo de la familia está enfermo ha vuelto y por supuesto su abuelo antes de morir le ha pedido que se casé.
Danielle asintió, él era como ella, respetaba y amaba a su abuelo, eso era un punto a favor de su marido.
—Tristemente vivirás de la caridad de la familia Wells, tu futuro esposo no es ni será el heredero del imperio Wells, mira el lado positivo hermanita, se te cumplirá el sueño de tener hijos, aunque no tendrán un futuro brillante con el bueno para nada del padre, ya que no le gusta trabajar, pero cumplirás tu sueño.
Danielle trago saliva ante las palabras de su hermana, su vida no cambiaría mucho, ya que ella vivía de la caridad de los Harper, sus padres no eran generosos económicamente con ella, como lo eran con sus hermanas, siempre que pedía dinero para comprar sus cosas era cuestionada por su madre, hasta hacerla sentir que realmente no necesitaba nada.
Tenía dieciocho años, nunca imagino que a esa edad se casaría.
—Suerte hermanita.
Danielle suelta el aire retenido, realmente estaba temblando, no imaginaba su vida con un desconocido que no se esforzaría por alimentar a la familia.
*****
—Señor —Lex Wells toma la foto que le ha entregado el asistente —Ella es Abril Harper, la mayor.
Lex enarca una ceja.
—¿Ella será mi esposa?
—Me temo que sí señor, es una señorita acostumbrada a obtener lo que quiere, nunca ha terminado ninguna de las cuatro carreras en las que ingreso en la universidad, en los últimos tres meses ha gastado por mes trescientos mil dólares en ropa, zapatos, bolsos y con las amigas.
Editado: 21.04.2024