Lex abre los ojos, la luz de la mañana inunda la habitación, había una pequeña ventana en la modesta habitación, estaba solo en la cama, se estira un poco, anoche había poseído a su esposa, varias veces, su excitacion en lugar de disminuir había aumentado, sale de la cama, al ponerse de pie, sus ojos observan la mancha seca de sangre en la esquina de la cama, donde poseyó por primera vez a Danielle.
Sale de la habitación, debía darse un baño, no le gustaba llegar tarde a la oficina, a su nariz llega un delicioso olor a comida, camina hasta la cocina y la ve a ella, de espaldas revolviendo algo en la sarten, supuso lo sintió porque se giró, ella al verlo desnudo baja la cabeza, Lex sonríe y avanza hacia ella.
—¿Avergonzada? —con su dedo levanta su barbilla, se encuentra con sus ojos verdes que brillaban como dos zafiros —¿Olvidas todo lo que hicimos anoche?
Ella niega con la cabeza, él sonríe y se acerca para besar su cuello, le gustaba el olor de Danielle, suelta el lazo de su delantal.
—El desayuno —murmura
—Apagalo —ella extiende la mano y apaga la cocina, él la levanta y hace que rodee su cintura con sus piernas, la lleva a la habitación, Danielle ya se estaba excitando, su esposo sabía darle placer, la dejo en la cama y rápidamente le quitó la ropa interior, ella dejó que abriera sus piernas y cerró los ojos al verlo inclinarse a su centro.
*****
Lex no tenía sus trajes en el apartamento, se puso unos jeans, y una camiseta, al llegar a la cocina, pudo ver el plato servido en el pequeño desayunador, se veía apetitoso.
—Desayuna —ella coloca otro plato para comer con él.
—No acostumbró desayunar —ella pasa la lengua por sus labios.
—Lo siento —murmura, él toma las llaves de la moto, esta llegando a la puerta, pero antes de abrirla baja la cabeza está luchando consigo mismo, se da la vuelta y regresa al desayunador.
—Comeré un poco —ella sonríe, realmente él no estaba seguro que tuviera buen sabor, las hermanas Harper, eran totalmente superficiales, se sorprendió al llevar el primer bocado a su boca, sintió que el delicioso sabor explotó en su boca.
—¿Te gusta?
—No está mal —bebe café, sus ojos la escudriñan —¿Es lo único que sabes hacer?
Ella niega y sonríe ampliamente, mientras enumera uno a uno los platillos que sabe preparar.
—¿Fuiste a un curso de cocina?
—No —ella niega —La señora Maria, la cocinera de la casa de mis padres me enseñó a cocinar.
Lex asiente, realmente se sorprende al saber que ha catalogado mal a las hermanas.
—Es bueno que tu madre se preocupó por que supieran cocinar.
Danielle sonríe un poco, ya que la verdad era distinta, al sentirse sola en la casa, se iba a la cocina a estar preguntándole a la señora Maria sobre lo que estaba haciendo, cada día se volvió una costumbre, hasta que ella empezó a probar a preparar lo que le habían enseñado, con la esperanza de que su madre, hermanas se sintieran orgullosas, pero solo recibió burlas de parte de su familia.
Lex ha dejado el plato limpio, no ha dejado ni una sola migaja, se pone de pie, va a cepillarse de nuevo para marcharse, al salir del cuarto de baño, ella ya ha lavado la loza.
—¿Deseas algo en especial para almorzar?
A la mente de Lex vinieron todas las reuniones que tenia para ese día.
—Cocina solo para ti, tengo muchas cosas que hacer en este día, no me esperes, cierra bien la puerta.
—Está bien —declara Danielle.
*****
Al llegar Lex al estacionamiento donde lo esperaba su chófer, entrega las llaves de la moto a su secretario.
—Su desayuno Señor —le extiende una bolsa de papel de un restaurante muy reconocido en la ciudad.
—Ya desayune —su secretario lo mira confundido, ya que el Señor Wells no acostumbraba comer en cualquier lugar, cuidaba mucho su salud.
—¿Puedo preguntar donde ha desayunado?
—No —responde Lex —Llévame a mi casa, debo cambiarme —indica al chófer.
Lex recuesta su cabeza en el respaldo del asiento trasero, no había dormido mucho, no esperó que estar con su esposa se volviera un maratón de sexo de toda la noche.
****
Danielle se sienta frente a su madre, ella la mira con total frialdad.
—¿Ya estas en la mansión Wells? —Danielle se niega, su madre se inclina hacia ella furiosa y le da una cachetada, dejando su mejilla roja —¡Eres una inútil!
Los ojos de Danielle están húmedos por las lágrimas.
—No quiere mudarse a la mansión de su familia.
Su madre se burla.
—Eres tan inútil que no se te ocurre como hacer que ese hombre haga lo que tu dices —se inclina hacia ella —La cama es el lugar en donde una mujer se vuelve poderosa y el hombre hace lo que uno le pide —enarca una ceja —Supongo que ni para eso sirves —su madre toma la tasa de café y da un sorbo —Tú y tu esposo son unos buenos para nada, menos mal hice que te inyectaras para no quedar embarazada, imagínate que terrible traer al mundo un hijo con alguien que no tiene ni un centavo en su bolsa.
Danielle no responde, toda su vida a tratado de que su madre la ame, es por esa razón que es dócil y obediente con ella, en cuanto la llamo al móvil para que llegara a la casa, dejo lo que estaba haciendo para llegar dónde ella.
—¡Sal de mi vista Danielle! Haz lo que sea necesario para vivir en la mansión Wells.
Ella asiente, se levanta, toma su bolsa y se marcha de la casa de sus padres. Nada de lo que hacía estaba bien para sus padres.
******
Lex mira el pasaporte y luego a su secretario, había surgido una emergencia en una empresa importante a la que él le había vendido un programa, toda la operación de la empresa estaba en el programa que Lex le había vendido, debía volar a lo inmediato, saca su móvil para avisarle a Danielle, es cuando se da cuenta que no le pidió el número de teléfono.
—Consigue el número de mi esposa —le ordena a su secretario, este asiente.
En cuanto suben al avión Lex se dedica a revisar toda la información de la empresa, se olvida rápidamente de todo a su alrededor.
Editado: 21.04.2024