Danielle entra al apartamento, su mirada recorre el lugar y luego a su marido.
—Es demasiado lujoso, volvamos a nuestro departamento.
—Este es nuestro departamento —Lex saca su móvil y responde unos mensajes —Te mostraré la habitación, debes descansar.
—No es buena idea quedarnos aquí.
Él camina hacia ella y la toma de los hombros.
—Créeme que estamos bien, ve a descansar Danielle.
Danielle obedece a su esposo, al entrar a la habitación cierra los ojos un momento.
—¿Puedo saber donde trabajas? —él está apartando la colcha de la enorme cama.
—Una empresa de software, recuestate.
Ella no se mueve.
—¿Danielle?
—Haré el almuerzo.
—¿Puedes descansar? —él tiene el ceño fruncido —¿Puedo saber cuál es tu incomodidad?
—¿Qué pasará cuando llegue fin de mes y tengamos que pagar el alquiler?
—No nos echarán Danielle.
—Quiero trabajar Lex.
—¿En la pasteleria? —presiona su mandíbula con fuerza.
—Es un trabajo honrado.
—Ese hombre quiere meterse bajo la falda de mi mujer ¡Por supuesto que no!
—¿De qué hablas?
—No voy a discutir Danielle, descansa —se aparta de la cama —Debo ir a trabajar.
Estaba molestó, ella lo notó, se fue sin despedirse, sin mirar atrás, ella se dejó caer en la cama y se abrazo hacia misma¿Realmente estaba trabajando en una empresa? La madrastra de Lex le dio a entender que él andaba en malos pasos cuando lo fue a buscar.
Se pone de pie al escuchar voces, al salir a la sala, su esposo está conversando con una señor mayor.
—¿Lex? —él se gira.
—La señora Marina, ayudará en los quehaceres de la casa, hasta que te recuperes.
La preocupación creció más en el corazón de Danielle, sentía que Lex estaba actuando precipidamente en los gastos de la casa, no sabia siquiera cuanto iba a sacar de pago y había contratado a alguien para los quehaceres de la casa.
—Señora Wells —saluda la mujer con respeto.
—No olvide las indicaciones —le recordó.
—No se preocupe Señor Wells.
Lex toma las llaves y se marcha, la señora Marina se da la vuelta y camina hacia la cocina.
—Se que mi esposo la ha contratado porque esta preocupado por mi salud, pero estoy bien y puedo cocinar, lamentó los inconvenientes.
La mujer siguió sacando los ingredientes que iba a usar para el almuerzo sin prestarle atención.
—¿Señora Marina?
—Señora Wells, debe descansar, son las instrucciones del Señor Wells y no me iré, disculpe, pero fue su esposo que me contrato y sólo él puede terminar el contrato, le prepararé un té, se lo llevaré a la habitación.
Danielle se sintió derrotada, la mujer no se iría.
Al llegar a la habitación el móvil de Danielle estaba sonando, vio la llamada de su madre.
—¡¿Puedo saber porque no me contestabas todos estos días?!
—Lo siento mamá estaba hospitalizada, te... —su madre la interrumpe.
—Debes venir hoy a las 6 a casa, tu padre organizo una cena.
—Le diré a Lex.
—¿Escuchaste lo que dije? ¡Dije debes venir! ¡No dije deben venir!
—Mamá no sé si pueda ir, acabo de salir del hospital como te dije, aún me estoy... —su madre la vuelve a interrumpir.
—Si vienes después de las 6, te castigaré Danielle —su madre corta la llamada.
Danielle se recuesta en la cama, su madre ni siquiera le preguntó como seguía de salud.
Se quedó dormida luego de unos minutos.
*****
Lex levanta el documento, lo lee y luego lo deja en su escritorio.
—¿Lo hará? —pregunta su secretario.
—Es un cliente, asignale uno de los mejores del equipo, toda consulta deben hacerla a través de ti.
Su secretario está tomando nota.
—¿Les dará un precio preferencia?
—¿Porqué les daria un precio preferencial? La familia Wells no tiene nada que ver con mi empresa.
Su secretario asiente.
—Iré a buscar al jefe de informática, le hablaré del nuevo cliente.
Lex se queda solo en su oficina, toma una pluma entre sus manos y juega con ella, su fama estaba creciendo más en las empresas, ahora James quería su programa, no tenía ningún problema en venderles, era dinero, pero él no les daría asistencia, para su familia era un bueno para nada, drogadicto, incluso pensaban que era ladrón, no tenía el mínimo interés en que se enterarán que había triunfado, sin depender de la herencia de su padre, para ellos era alguien sin futuro, cuando iba creciendo, le dolió mucho las palabras duras con las que se referían, siempre lo trataron como un arrimado, un pecado, alguien que fue vendido a su padre por unos cuantos pesos, su madre creyendo que seria feliz no había dudado en entregarlo a su padre, a cambio había recibido un millón de dólares, y había desaparecido, Lex hubiera preferido vivir en la pobreza con esa mujer que lo trajo al mundo, pero ella no estaba dispuesta a luchar por él, hace dos años la había visto, se había casado con un hombre acomodado, vivían bien, tenía dos hijos, jamás esa mujer miró atrás, ni siquiera busco al hijo que trajo al mundo y que vendió por un millón de dólares.
Eso tenia en común con Danielle, él fue vendido a la familia Wells, y ella fue ganada en un juego de cartas por la familia Wells.
*****
Danielle se mira en el espejo, se ha puesto un vestido sencillo negro, su cabello lo ha dejado suelto, abre su bolso, para guardar su móvil, se sorprende al ver dinero dentro de él, saca el rollo de billetes, rápidamente busca el número de Lex, no lo encontraba, empezó a revisar toda la lista de contactos, hasta llegar a la letra E, se había guardado como esposo, marca su número y mientras espera que le responda pasa el cepillo por su cabello.
—Danielle —saluda secamente Lex —¿Ocurre algo?
Ella escucha voces al fondo.
—Iré al asilo a ver a mi abuela y luego a casa de mis padres a una cena, pero al abrir mi bolso para guardar el móvil, había dinero.
—Si, es tuyo, debo colgar, estoy en una reunión, enviaré a alguien para que te recoja y te lleve.
Editado: 21.04.2024