El Adiós Que Nunca Quise

Capítulo 4

Capítulo 4

Dalia

—Te ayudaré, llegaremos a la costa caminando hacia el norte. Te dejaré en uno de los hoteles que están más adelante y—

—¿Hay hoteles? ¿Por qué te mantienes como un loco dentro del bosque cuando hay hoteles fuera de aquí?

—Eso no te incumbe, yo tengo mis razones y no veo la razón para explicarlas.

Pero tengo curiosidad, y no creo que se vaya.

Más bien,no creo dejarla ir.

—Continúa, ¿cuál es el trato? —pregunté.

—Una vez allí, podrás irte a tu amado hogar. Y a cambio tu, lo único que harás es no delatarme.

"Amado hogar".

Bajo mi punto de vista, es una expresión que hace referencia no solo a lo material del lugar en el que vivimos, sino también a las personas que nos rodean.

Es decir, "Amado hogar" también hace referencia a que nuestro hogar es con las personas que mas queremos...

Nuestra familia...

Ojalá tuviera un grupo de personas a quienes llamar: "familia".

—Ni que fueras importante, ¿es eso todo? Tu me llevas a uno de los hoteles que están más adelante y yo a cambio no digo nada de ti ¿es así? —dije. Agradezco el poder haber cambiado el tema de mi mente.

—¿Resumes todo?

—Lo tomaré como si —dije—, y acepto el trato. ¿Cuándo estaré allí? ¿2 días?

No creo que sea mucho tiempo el que tome llegar a uno de los hoteles donde sí hay personas normales y manera de comunicarse.

¿Con quién? Aun no tengo idea.

—Más tiempo, solo en salir del bosque tardaremos —hace una pausa, mientras piensa con la vista hacia un costado. Su vista vuelve a mí, y créanme que esa debe ser su arma mortal en las chicas: su mirada—, muchos días.

¿Es en serio?

—Una cantidad de días, que se aproxime.

—No creo que sea una semana. —dice.

—Okey, ¡Es todo! —exclamé furiosa, detesto haber llegado a estar en esta situación—, no hay manera que sobreviva estando en este lugar y todo por su culpa. Le dije, que no era buena idea venir a acampar en medio de la nada ¿me hizo caso? ¡No! Siempre se creyó que sus ideas eran mejores que las de los demás.

Así es mi manera de estallar.

—¿Qué estás diciendo? Actúas como loca.

—Tú —me acerco— ¡cierra tu boca! ¡Tú no entiendes nada!

La verdad, ya ni siquiera yo lo estoy haciendo.

—¡Ok! Que conste —me advierte— tú te lo buscaste.

Viene hacia mí, y vuelve a cargarme en sus brazos con una increíble facilidad que me sorprende.

Y por supuesto, no es lo único.

—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó desconcertada.

—Corrigiendo tu actitud. —contesta de manera tranquila.

Escuche mal, si, seguro es eso.

—¿Te escuché bien? —pregunto, ignorando el hecho de que seguía siendo cargada por un extraño.

—Si, escuchaste bien.

Comencé a patalear y gritar, como si eso estuviera ayudando a liberarme de él. Lo único que hago es ser el motivo de su risa.

—Grita todo lo que quieras, mis oídos son muy resistentes —dice, y dirige su mirada seria hacia mi persona—, y aquí no hay nadie. Solo estamos nosotros.

Eso sería suficiente para que tuviera miedo de él. Pero se que eso no es verdad, no estamos solos.

Yo no vine sola, y no solo nosotros dos estamos aquí.

—Llegamos. —dice y giro mi cuello para encontrarme con otra parte del bosque. Ya no estamos cerca del río.

—Debo admitir —comencé diciendo—, no hay diferencia. Todos los rincones del bosque son iguales.

—No seas amargada, aquí es mi rincón favorito.

—Y se me hace imposible saber el porqué, extraño.

—John, me llamo John ¿se te hace muy difícil llamarme por mi nombre? —me pregunta.

—Quiero irme lo más pronto posible y tu ¿solo me traes a tu lugar favorito?

—Para que te relajes, el frío de la altura de esta zona del bosque es intermedio. Y para ser sincero, actuabas como una loca desenfrenada.

—¿Sabes qué?

—¿Qué? —pregunta.

—Como dijiste antes, es mejor que cada quién por su lado —pase a su lado, y volví a retomar el camino que tomo para llegar hasta aquí— no quiero esperar hasta que decidas llevarte a donde si puedo pedir ayuda. —dije resaltando "donde si puedo".

Mi plan es sencillo, encontrar el río y seguir su corriente.

Algo que sí aprendí de los programas que mi papá solía ver en National Geographic es que "todas las fuentes hídricas tienen un punto en el que desembocan en el océano".

El río me llevará al océano, y a partir de ahí podré encontrar los hoteles costeros que mencionó el extraño.

Y en todos los puntos, el río fue de gran ayuda si no hubiera lavado mis heridas no pudiera seguir caminando.

Observe a larga distancia el río, y me percato que cerca de este estaba el camino que había recorrido... desde la carretera.

Volví a recorrerlo, dejando al río atrás y pude notar como la carretera iba apareciendo en mi vista poco a poco.

Es importante saber, que la carretera es una de las "mejores construidas" y sin duda lo es. Construir una carretera de una gran longitud, en medio de un bosque que estaba protegido es algo que premiar.

Porque prefirieron que personas y automóviles comenzarán a invadir el hogar de las especies que viven aquí... y la mejor manera que encontraron de hacer eso es una carretera insegura.

Si, mi sarcasmo apesta.

Y lo sé. Pienso.

Observó autos de policía, ambulancias y más policías en la zona en la que yo estaba con heridas y cadáveres.

—Marquen toda el área, pediremos refuerzos para buscar al dueño de todas estas huellas —ordena a los demás, que hacer—, aún hay un sobreviviente más. Hay que encontrarlo.

"Aún hay un sobreviviente más" esa parte sigue en ecos en mi mente.




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