El Adiós Que Nunca Quise

Capítulo 5

Capítulo 5

Dalia

Tenía una casa de dos plantas y una terraza.

Tenía 5 recamaras para poder usar una cada día de la semana.

Tenía 4 baños disponibles a cualquier hora del día.

Tenía camas lo suficientemente grandes y anchas, además de ser muy cómodas.

Tenía servicio que lavaba mi ropa, preparaba mi comida, y me ayudaba con la toma de mis fotos para mi Instagram.

Tenía un closet lleno de zapatos, y otro de ropa.

Tenía el celular de última tecnología, iPad, y Tablet.

Tenía Internet más rápido de lo que podía imaginar.

Tenía todas las oportunidades para que mi sueño se hiciera realidad.

Tenía la oportunidad de ir a una de las Universidades más prestigiosas del estado de Carolina del Norte.

¿Y que paso? Intente en dos distintas universidades, estar en una carrera. Pero, cada carrera que escogí me dejaba de gustar a las 2 semanas de estudio.

Hice perder dinero a mis padres, pero por supuesto eso no les dolió.

Ya que, el dinero <<es lo más fácil que ellos pueden tener cuando ellos quieran>>.

Detestaba esa actitud de mis padres, pero me dieron lo mejor de lo mejor en mis 22 años de vida. Supongo que debo estar “agradecida”.

También tenía otra oportunidad y la deje ir…

Tenía la oportunidad de irme de este bosque y huir de la policía. ¿Y qué volvió a pasar? Mi dañado orgullo se apoderó de mí y dejé ir a John.

John… ese es su nombre, John.

Sonrio, seguro como una idiota, porque al fin pude recordar su nombre.

—¿John?, ¿estas por aquí? —pregunté en un susurro con un constante miedo de que algún policía esté cerca y me dispare—, escucha no estaba en mis mejores momentos y yo—

—¿Es en serio? —vuelvo a escuchar su fastidiosa voz, que ahora me resulta una especie de milagro necesitado con urgencia.

Suelto un suspiro de alivio cuando lo vuelvo a ver, claro, apoyado sobre un árbol como un chico arrogante que tiene o tenía la intención de ayudarme.

—Estás aquí. —digo aliviada, pero no del todo.

—Si, aquí está el chico del que no recordabas su nombre ¿verdad? —dice. Y no necesito leer su mente como para saber qué está enojado.

—Escucha, lo lamento yo—

—Tu estás acostumbrada a que todos recuerden tu nombre, y recordaste el mío cuando sabías que lo necesitabas.

—Si, pero lo recordé sin necesidad de pensar en cuál era tu nombre —espeté—, simplemente llegó a mi mente.

—Te ofrecí un trato, ibas a llegar como lo que eres —me mira de una manera evaluativa—, como una delicada flor a casa. ¿Y qué hiciste? Te—

—Me comporte como una patética loca. —lo interrumpí, finalizando por él.

—¡Vaya! —dice exitoso—, creí que tardarías más tiempo en admitirlo. ¿Algo más que debes admitir? —dice con hincapié “debes”.

Y entonces recordé una de las cosas que estaba en mi mente, mientras hablaba con él: la policía.

—¡Silencio! —escucho que susurran voces—, debe estar cerca.

—¿Quiénes son? ¿Acaso viniste sola? ¿Me delataste? —preguntándome furioso, me toma del brazo con un agarre increíblemente fuerte.

Logró zafarme de su agarre. Y puedo sentir toda la ira proveniente de él.

—No dije nada, estaban en la carretera y me escucharon —me detuve, no iba a decir “llorar”. Jamás admito que soy débil.

—¡Maldita sea! —reacciono como nunca lo había visto en alguien… solo a mi papá. Definitivamente, la bestia ha estallado— pero no te puedo dejar sola.

Un destello de esperanza surgió en mí, cuando lo escuché susurrar <<pero no te puedo dejar sola>>.

—Primera regla —dijo observando fijamente—, harás lo que yo te diga y cuando te lo diga.

Supongo que estoy bien con eso.

—¿Corres rápido? —me pregunta.

—No sé. —conteste.

—¿No sabes? —volvió a preguntar.

—No. Yo no corro. —expresé.

—Entonces —se inclinó en una rodilla sin quitar su mirada sobre la mía—, llegaremos más rápido con mi velocidad. Yo si corro.

—De ninguna manera, pienso—

—Harás lo que yo diga cuando te lo diga —volvió a repetir—, es la primera regla.

Casi pierdo la oportunidad de irme de este bosque sin tener a la policía presente, cuando no acepté su ayuda antes.

No pienso cometer en un día, 2 veces el mismo error.

—No lo pienses tanto, solo súbete a mi espalda y sujétate fuerte.

Ojala no vinieran a nosotros momentos dolorosos, tan solo con una frase <<solo súbete y sujétate fuerte>>.

📌

**INICIO DE FLASHBACK**

—Vamos amor —me dice Jack—, solo súbete y sujétate fuerte.

—No me gustan las motocicletas, y no esperaba ir así —digo señalando a su moto— el viento logrará despeinar lo que tardó 2 horas —ahora señalo mi cabello— en peinarse.

—Será divertido. Además, no importa que tanto el viento logré despeinarte —se baja de la motocicleta y se acerca—, siempre estarás irresistiblemente sexy.

Coloca sus suaves labios sobre los míos, dejando un pequeño beso sobre estos.

—Pero no conduzcas rápido. —dije, tomando el casco de la motocicleta.

—Lo prometo. —dice, subiéndose nuevamente a la motocicleta. Una vez en ella, coloco mis brazos alrededor de su cintura para estar lista en el momento en el que encienda el motor.

—¿Amor?

—¿Si?

—Te amo. —me dice.

—¿Acaso estás drogado? —pregunté, en broma.

—Sí ese fuera el caso, tú eres mi droga Dalia. Una hermosa y letal droga. —Toma mi mano de su cintura, y delicadamente la besó.

**FIN DE FLASHBACK**

📌

Maldita sea, Jack no solamente dejó jodido a mi corazón...

Me dejó completamente jodida.




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