El juez Plinio estaba en el club jugando ping-pong, con una chica que alcanzaba a ser su hija, Brian oía lo que hablaban oculto detrás de la cafetera.
—No puedo creer como la eliminaste, muchas chicas no pueden matar ni siquiera una gallina. Yo estudié leyes porque no puedo ver la sangre, de otro modo había sido médico.
—Viviendo en la calle aprendes cosas que ni te imaginas.
—Lo que interesa ahora es lo que podemos hacer con el dinero del seguro.
De repente Brian sintió un golpe muy fuerte en la nuca y perdió el conocimiento.