Fuera de la cárcel, Brian contactó con un hacker que le dio la identidad de Pepito Pérez. Con su nueva identidad Pepito se dedicó a buscar empleo, hasta que consiguió un trabajo como taxista.
Unos días después, Pepito tuvo como clientes un ebrio y una trabajadora sexual. Pepito se sorprendió, cuando reparó que el ebrio era su antiguo mayor.
—¡SOY EL HOMBRE MAS PODEROSO DE ESTA CIUDAD! –exclamó el ebrio.
—¿Por que lo dices? -preguntó la trabajadora sexual.
—¡MANDÉ AL IDIOTA MAS PRESUMIDO DE ESTA CIUDAD A DONDE DEBE ESTAR!
—No debió de ser alguien muy conocido, cuando nisiquiera me enteré.
—¡HABLO DE BRIAN! ¡EL IDIOTA QUE SE JACTABA DE SER EL MEJOR POLICÍA DE LA CIUDAD!
Pepito sintió que se le hacía un nudo en el estómago.