El albino de pelo negro

Capítulo I - Una nueva y antigua vida

Estarás más cerca de los dioses y ellos te acogerán en el jardín celestial si crees fervientemente

 

Y después de tanto tiempo, desperté del trance. Sí, yo viví cinco vidas. Cada una de ella hasta los veintiocho años de edad, y el final de todas esas vidas terminaban de la misma forma. Ellos cumplieron un profundo deseo gracias a la Gran Columna, y en consecuencia, salvaron el mundo.

De pronto, me di cuenta de que un sacerdote vestido con una túnica negra de diseño extravagante, me miraba fijamente. Se había inclinado para verme al rostro.

El sacerdote se me hacía extrañamente conocido.

—¿Visteis algo, niño? ¿Qué sentisteis? —preguntó, mientras me miraba frunciendo el ceño.

—No, nada de nada.

Mentí. En esas cinco vidas, había visto lo que la Eclesia le haría a los niños. Lo peor sería que cortaran mis bolas y me pusieran a cantar como un gorrión todos los días para entretención del clero. O algún sacerdote me usaría como ramera gratuita.

¿Lo único bueno de vivir en la Eclesia? Comida gratis. ¿Lo malo? Absolutamente todo, a la clase más baja de la Eclesia, los Quírigos, los alimentaban con los restos que dejaban los Quarídegos.

En fin, la vida libre de un plebeyo era mucho mejor que vivir en la parte inferior de la casta Eclesiástica.

De pronto, me di cuenta que la mirada del sacerdote se había agudizado, y ahora me observaba con más atención que antes. Decidí llevarme un dedo a la nariz y actuar como un niño tonto que quedó embelesado por la estructura del monasterio.

El sacerdote chasqueó la lengua y desvió la mirada.

—Hemos terminado. Llamaré a tus padres.

—Bueno. 

El sacerdote me quitó el collar sagrado y se marchó del salón. Cuando cerró la puerta, me limpié el sudor de la frente. Conseguí una buena experiencia gracias a que viví esas cinco vidas. Sin embargo, ¿un niño pequeño podría actuar como un adulto? Sería sospechoso.

Además, se grabaron en mi mente las últimas palabras dichas por una voz extraña. Esto pasó casi al salir del trance. “No somos ni el alfa, ni el omega, solo humanidad”. ¿Qué cojones significaba eso? ¿Y por qué razón viví esas cinco vidas?

Peor aún, ya casi no recordaba nada de mi verdadera vida. ¿Era noble? ¿Era plebeyo? ¿Por qué me encontraba en este monasterio?

Después de un rato, entraron mis supuestos padres. Se veían decepcionados. Vestían ropa típica de nobles de bajo nivel.

—Gracias por la oportunidad concedida, sacerdote. —Dijo una mujer, quien parecía ser mi madre.

—Nos disculpamos por quitarle parte de su valioso tiempo —Dijo aquel que parecía ser mi padre. Eran bastante educados.

—No es necesario que os disculpéis.

Finalmente, el sacerdote nos llevó hasta la salida. Afuera, el cielo nublado daba indicios de que en cualquier momento se largaría a llover.

El monasterio era inmenso y poseía un jardín cuidado al más mínimo detalle. Quedé embelesado, incluso después de vivir esas cinco vidas, no dejaba de sorprenderme la arquitectura de las Eclesias. Aunque claro, el trabajo pesado se lo llevaban los Quírigos, la casta más baja de los clérigos.

Mientras caminábamos, mis padres se iban quejando, ya que tenían la leve esperanza de que me eligieran como Quarídego, un clérigo de un nivel superior a los Quírigos.

—¿Por qué querían meterme al monasterio?  —dije, con curiosidad.

Noté a mi padre incomodo por la pregunta.

—Bueno. Era una excelente oportunidad para ti.

—¡Es una buena vida dentro del monasterio! —dijo mi madre—. Estarás más cerca de los dioses y ellos te acogerán en el jardín celestial si crees fervientemente.

Me los quedé mirando, parecía que estaban desviando la pregunta adrede. En fin, era normal que la baja nobleza intentara alcanzar mayor poder en distintas organizaciones tanto del reino como religiosas, incluso gremiales.

Solo espero que no se les ocurra alguna otra locura. Después de todo, no vi a mis padres en ninguna de mis cinco vidas vividas, por lo que dudo mucho que alguien como yo tenga un papel relevante en la historia de la humanidad.

Tampoco ansío el deseo de la Gran Columna. ¿Inmortalidad? ¿Un amorío verdadero y real? ¿Eterna juventud? Lo único que puedo decir es que vivir cansa demasiado. Además, el esfuerzo realizado por esas cinco personas para alcanzar el deseo de la Gran Columna fue exagerado.

En fin. Por ahora aprovecharé este conocimiento y me las arreglaré para vivir una vida tranquila. No creo que sea necesario alterar los acontecimientos ya que todo indica que alguno de ellos va a salvar el mundo. Aunque es una lástima, ya que dos de los cinco elegidos tuvieron una vida bastante trágica.

 

♦♦♦

 

Ya en casa, me encontraba en la habitación de mis hermanas, descansando. No me lo podía creer. Somos más de siete hermanos. ¿Es que acaso éramos una familia de conejos? Lo peor fue que casi no recordaba nada. Era como si tuviera que comenzar una nueva vida.



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En el texto hay: fin del mundo, elegidos, dioses artificiales

Editado: 20.08.2022

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