Yo creo en el amor, pero el amor no cree en mi...
—Alfa, no hemos encontrado rastro alguno de un posible enfrentamiento…
Sebastián miraba a la luna, buscaron toda la noche y parte de la madrugada sin éxito, Carlos le decía de todos los lugares que revisaron hasta el cansancio.
— Necesitamos reforzar nuestra guardia, hay algo que no me gusta Carlos, hemos tenido años de paz con otras manadas, algo me dice que la aparición de Alexter está poniendo nervioso a varios, sabes que mi hermano es un fuerte enemigo y hay varios que desean su muerte —afirmo el alfa sin dejar de ver a la luna, sus mente divagaba en las decisiones no tomadas que ahora le costaran.
— Reforzaremos todo Sebastián, estate tranquilo por como vimos a Alexter tengo entendido que el gano esa batalla, estaremos al pendiente de cualquier extraño movimiento en nuestras tierras— Carlos lo miro curioso, algo entre las manos del alfa — ¿No es la caja que te di? para que se la dieras a Madeleine…
— Tú y tus tontos regalos, ella no lo acepto, es más cuando escucho a Alexter corrió tras de él dejando caer esto al suelo— dijo aventándole el prendedor — Además, en serio una media luna, me sorprender que seas todo un casanova, somos lobos y regalas prendedores de media luna, que tontería tú y tus estúpidos clichés — gruñe malhumorado.
— Todas caen ante un lobo apuesto —rio a carcajadas, rompió un poco lo tenso con el ambiente.
— Informarme de cualquier cosa— Sebastián se alejó del bosque con la tranquilidad de que sus hombres protegerán a la manada, pero más tranquilo porque el mensaje había llegado, Alexter vive y eso pone a la manada de nuevo en la mirada de todos.
Cuando las cosas se tranquilizaron, don Guillermo busco a su hijo en su habitación, lo notó caminar confundido por los pasillos de la casa.
—¿Que ha pasado Alexter? — preguntó con cautela entrando a su habitación, el lobo estaba intranquilo mirando hacia los arboles estudiando todo a su alrededor.
— Ellos... —no tartamudeo, lo dijo fuerte y seguro
—Alexter, ellos murieron, eso no puede ser posible — dijo preocupado, mirando a su hijo
— Pro-proteger — gruño en un tono bajo, sin alterarse.
— Lo haremos, protegeremos a la manada, tomaremos todas las precauciones, esto... las cosas serán difíciles si ellos siguen vivos Alexter, tu, tú debes regresar, ser el alfa…—habló con coraje, no podía evitar sentirlo, ellos habían lastimado a su familia y ahora pretendían hacer lo mismo, la manada estaba en peligro y desconocían a su enemigo.
— Sebastián es… fuer-fuerte — afirmó, don Guillermo relajo el cuerpo, entiende que su hijo no regresaría como él deseaba, si no fuera solo para morir, había sido terco y menospreciaba a su hijo menor por sus ideas, si Alexter confiaba en él también era su turno de hacerlo.
— Lo es...— dijo a lo último antes de salir de la habitación...
Desde esa noche Madeleine ha visto demasiado movimiento en los alrededores de la casa ha notado a Sebastián tenso, mas que de costumbre, don Guillermo muy pensativo y Alexter él simplemente no se ha dejado ver, hace una semana de su atrevimiento y el mantiene distancia desde entonces, sigue lamentándose cuando llega la noche, cree que debe pedirle una disculpa, pero desde que salió corriendo de su habitación no ha podido procesar palabras que puedan expresar lo que siente con coherencia, están próximo a una luna llena y tiene unas inmensas ganas de platicar con él como ese día, pero ahora que lo piensa no cree que sea una buena idea. Intenta olvidar o dejar de lado sus sentimientos y evitarse la pena de ser rechazada una vez más, pero que le va a hacer lamentablemente «Yo creo en el amor, pero el no cree en mi» dijo mientras camina por el bosque, es lo que ella cree firmemente sacude sus pensamientos tontos y estúpidos para una mujer rechazada, piensa que es mejor olvidarse que aun día será amada y correspondida como… alza su mirada al reconocer el lugar «Ella…» sale apenas audible de sus labios cuando lee el nombre de Gabriela en la placa, había caminado de nuevo sin sentido y llegó ahí sin pensarlo mirando la mayor expresión de amor que le escupe en la cara, un amor que no es para ella.