El Alfa Enamorado.

Capítulo 19

No se pudo cumplir pequeña...

 

 

 

 

Sebastián y su padre vieron caer el cuerpo inerte de Alexter en el medio de la batalla cubierto de sangre...

— Padre… — pronuncio con la mirada perdida sus manos temblado por lo que sus ojos miraban, era un baño de sangre.

— Lo hemos perdido… — contestó con la voz rota, el silencio que siguió a eso calo en el alma de ambos.

 

 

2 horas antes...

Madeleine caminaba de manera automática de regreso a la casa, podía escuchar los pasos de Sebastián detrás de ella, su vestido se arrastraba sobre la tierra, había perdido uno de los zapatos en algún momento y ahora llevaba el otro en su mano derecha, el dolor que en su pecho se había colado la ahogaba aun mas... — Tenias razón… — pronuncio poco audible pero el alfa la había escuchado claramente, observaba a Madeleine tan vacía, como si su alma se hubiera perdido en ese bosque inmenso — Él jamás me correspondería... fui una tonta, sigo esperado que me digas ¨te lo dije¨ — dice amargamente, frenó su paso alzo la vista a la luna que se anunciaba en medio de un par de estrellas, unas lagrimas recorrieron sus mejillas cerro los ojos y los puños, el vestido le ajustaba sentía que el aire no le llegaba a los pulmones de manera fluida, tiro el zapato he intento bajarse el cierre ella sola  al ver que no podía cayo en una desesperación que empezó a gritar — ¡Yo sabia… soy una ton-ta!  — no podía hablar con coherencia, fue entonces que en la desesperación de verle así, tomó el vestido de su espalda y lo rompió dejándola libre, Madeleine con sus rodillas toco el suelo y  grito con desesperación albarazada a la falda del vestido, se miraba tan desecha, su rostro transformado por el dolor de perder a Alexter, pero a la vez entender que él nunca le amaría como ella lo hace, el vestido no había caído ya que se mantenía por las mangas a ella, después de unos minutos pasaba el aire a sus pulmones con fuerza sin importarle quien la viera en ese estado tan desprolijo.

— No es el momento... — dice Sebastián duramente — Llorar por un amor no correspondido, no puedo perder el tiempo aquí contigo, mi manada esta en peligro y tu jugando a la valiente en medio del bosque — hablaba con coraje — ¡Levántate! — ordeno, ella sin decir nada mas lo obedeció — Si eres una terca, pero aun así no creo que haya estado mal que te enamoraras de él, el corazón es necio y no nos hace caso aun intentemos cualquier cosa, así que no te lamentes de amar, tú me has explicado que es lo mejor que nos puede pasar, entonces demuéstramelo —gruño, caminaron hasta llegar al frente de la casa, don Guillermo se miraba nervioso, Carlos y sus hombres habían controlado todo y los lobos contrarios estaban a las afueras en el predio de la casa, uno de sus hombres llego corriendo anunciando que era necesario su presencia, Sebastián encargo a Carlos la seguridad de todos en la casa y salieron de ahí, Madeleine perdida en sus pensamiento subió hasta su habitación pero al ver la habitación de Alexter entro  y se dejo caer en su cama llorando desconsolada, sabia que no lo volvería a ver.

 

Alexter corría en dirección a donde sus hombres peleaban, manteniendo una discusión interna por las palabras de Madeleine, algo dentro suyo se movía con rabia, un fuerte dolor lo hizo caer al suelo con sus manos en la tierra cerro sus manos en puños, su mandíbula se tenso, cerro sus ojos con fuerza al abrirlos uno de sus ojos se torno color amarillo por completo, eso que sentía no era otra cosa que la bestia buscando lograr el control de su cuerpo... — Basta — gruño, un recuerdo llegó a su mente… Madeleine frente a él en el bosque, después de ese recuerdos algunos mas se apilaban duramente en su mente… Madeleine en la cocina, el arbusto de rosas blancas, su sonrisa, sus lagrimas  y esa mirada que le dedico hace un momento — He dicho basta, ¡Detente! —gruñía con dolor...

— Ella es mía —  una voz interrumpió sus pensamientos, comenzó a mirar desesperado a su alrededor sin poder entender que estaba pasando.

— ¿Quién eres? Esto debe ser una maldita broma… me estoy volviendo loco — gruño desesperado al no tener una respuesta.

Con todo el coraje retomo su camino, su cuerpo se consumía entre la rabia que crecía a cada paso, corrió al frente de la batalla donde sus hombres se disputaban su vida contra otra manada, pero él mismo sostenía una interna por el control de su cuerpo, con esa misma furia ataco a todos su enemigos destrozándolos en miles de pedazos uno a uno, su misma manada se preocupo al verle de esa manera tan animal e irracional que uno de sus hombres corrió por su padre y su hermano, no entendía la actitud tan sádica de su alfa un hombre que se mantuvo cuerdo e irrompible ahora en sus ojos solo se miraba rabia, deseos de sangre, corto y atravesó a cada uno con sus propias garras, al sentir miedo de ser atacados la manada de él se retiro al bosque mirándolo confundido y con miedo, miraban como al ser respondido por los otros con flechas en su cuerpo este las sacaba como si nada de él y aun así continuaba luchando, lo atravesaban con su garras como cuchillos apuñalando su cuerpo pero ni así se detuvo, los mato a todos, empezaba a sentirse débil, la perdida de sangre lo estaba haciendo caer inconsciente... sabia que su destino llegaría miro frente suyo a Gabriela sonriendo y aun lado de ella la tierna imagen de Madeleine cayo sobre su espalda y miro a la luna — Perdóname — sus palabra fueron mas que un simple suspiro...




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