El Alfa Enamorado.

Capítulo 31

Corazones divididos...

 

Alexter caminaba entre la niebla espesa tratando de que su olfato reconociera el olor de Madeleine, pero no lo lograba, miro al cielo tratando de distinguir donde estaba, fue que un ruido lo alerto entre los arboles miro a su alrededor buscando de dónde.

—Nos están rodeando... — dijo la voz.

—No logro ver nada...— dijo, antes de poder decir más unos ojos rojos se dejaron ver entre la niebla era un lobo de pelaje oscuro empapado por la lluvia, no venía solo otros 6 pares de ojos se dejaron ver rodeándolo, espero a ser atacado, pero al contrario ellos caminaban en círculo cazándolo. Hasta que uno se dejó ir sobre él logro esquivarlo con facilidad, pero uno detrás suyo le mordió la pierna el dolor lo hizo gruñir saco sus garras aventándolo lejos se enfrasco en una pelea con los seis lobos por más ágil que fuera la niebla no le permitía moverse a tiempo contra los seis... — Déjame salir, haz que tu parte lobuna salga —la voz dentro suyo hablo fuerte  — No podrás  contra ellos, sé que te estas conteniendo  —  volvía a hacerse escuchar en su mente, un lobo corrió a atacarlo Alexter lo aparto.

 

—No, tú no puedes volver— grito Alexter, tenía miedo de soltar a la bestia en su interior, no quería volver a aislarse de la realidad, perder sus recuerdos, perder su vida, aceptar a su lobo de vuelta era perder el control, por eso no luchaba con todas sus fuerzas era tan fácil caer.

 

— Prometo que regresaras... — respondió — Si no la perderé, necesito encontrarla.

 

Alexter dudaba en que responder, un grito de dolor se dejó escuchar en todo el bosque lo reconocía a la perfección —Sebastián...— levanto la vista su hermano estaba en peligro aun dudando, creyendo que era lo mejor alzo la vista mirando como las gotas de lluvia caían cerro los ojos, escucho como los lobos corrían contra él — Protégelos...protege a mi familia — dijo soltando el control de su cuerpo, tensándose  junto a un dolor en su pecho, al abrir sus ojos estos cambiaron al color amarillo... el color de la bestia, antes de que los lobos pudieran tocarlo se movió ágilmente tomando a uno del cuello partiéndolo con una sola de su manos, no tardó mucho en deshacerse de ellos, corrió a velocidad entre los árboles, la fuerza y rapidez no se comparaba ahora que se permitía llegar hasta toda su fuerza, Alexter era consiente de todo como lo prometió  ese que dice ser su lobo  — Deprisa, debemos llegar.

 

Corría tan rápido que las gotas parecían caer en cámara lenta empapándolo, tuvo que bajar su velocidad al mirar a su hermano hincado frente a un hombre que le doblaba de tamaño pelirrojo que tenía en sus manos a Valentina, fue hasta escuchar la confesión de su hermano que actuó. Brinco detrás del hombre haciéndolo quejarse al sentir sus garras en su espalda soltando el cuerpo de Valentina, Sebastián corrió a tomarlo antes de que cayera, intentó escuchar el corazón de ella, pero este no era perceptible, la dejó con cuidado en el suelo sin perder el tiempo empezó a reanimarla oprimiendo su pecho y dándole respiración de boca, el tiempo era eterno, sin respuesta volvió a escuchar el corazón de ella, la lluvia no permitía escuchar bien  fue entonces que un leve suspiro salió de los labios de Valentina ella vivía la abrazo a su cuerpo, acariciando su rostro —Todo estará bien— decía para consolarla pero realmente eso era más para él, recordó que una batalla se llevaba a cabo cuando el lobo pelirrojo rugió, giro su vista miró como este caía sin uno de sus brazos la sangre se mezclaba con el agua de la lluvia, sin esperar mucho el otro aprovecho para huir como un cobarde, Sebastián pudo ver a quien le debía su vida y ese no era otro que su hermano, miro a Alexter como se movía para seguir al otro, pero se frenó al mirar el cuerpo de Madeleine, camino lento hincándose hasta ella, Madeleine se miraba pálida con sus labios violáceos sin signos de vida aparente, paso sus manos debajo de ella para atraerla —  Made-leine — el nombre de Madeleine salían con dificultad de él, igual a antes, como cuando se conocieron. Sebastián permanecía con Valentina en sus brazos mirando el rostro de su hermano, se percató de esos ojos amarillos, Alexter se abrazó a ella sin poder percibir la calidez de su cuerpo, se quedó así con los ojos cerrados, había llegado tarde una vez más... —Por-favor vi-ve—   dijo en su oído gruñendo levemente, el ruido del agua lo abrumaba, se levantó con ella en brazos para pegar su cabeza en su pecho fue entonces que el leve corazón de Madeleine daba señales de vida, había perdido mucha sangre, pero aún se aferraba — ¡Vi-ve! — grito hacia Sebastián, la lluvia empezó a cesar  poco a poco y el sol se colaba entre los árboles, escucharon pasos acercándose  los dos se pusieron alertas, pero para su suerte era Carlos que al mirar a Alexter vivo quedo en shock.




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