El Alfa Enamorado.

Capítulo 38

En tus ojos...

 

Alexter después de recuperar el control completo de su cuerpo y sintiéndose sereno regreso caminando a paso lento a la casa principal, no sabía que haría con ese sentimiento del que ahora era consciente la bestia se había calmado pero debía decidir qué hacer, en su cabeza los pensamientos de dejarla ir y ser feliz le pedían un poco de razón, después de todo la ha hecho sufrir innecesariamente más de una vez, «no merezco el amor de Madeleine» pensó deteniéndose, inconscientemente recorrió todo el bosque y la casa estaba a solo unos metros, el aun oculto entre los arboles la noche había llegado sin sentirla, siguió hasta entrar se podía decir que la casa estaba sola por no haber presencia de nadie en la planta baja pero un ruido en la cocina lo hizo caminar hasta ahí cada que avanzaba un olor dulce a flores lo hizo frenarse para observas con cuidado para su suerte Madeleine estaba entretenida decorando lo que parecía un pastel estaba tan metida en ello que no noto su presencia, pero él no quería ser visto así que se quedó ahí mirándola en silencio escondido en la puerta, con la intención de guardar en su mente cada detalle, el cabello lo llevaba suelto y este se resbalaba poco a poco de sus hombros cada vez que se agachaba para decorar una flor, el pastel era pequeño, dudo en entrar pero la necesidad de abrazarla le jugaba en su interior, llegar detrás de ella y en volverla con sus brazos, se giró quedando recargado por completo en la pared donde ella no lo pudiera ver, miro al suelo cruzo sus brazos en su pecho y se quedó ahí, agudizo un poco sus sentidos para sentir su aroma y escuchar como late el corazón de ella para él eso era una melodía que no creyó desear en su vida, pero ahí estaba, cerro sus ojos y espero todo el tiempo que ella estuvo ahí sin ser consciente de su presencia.

 

Madeleine había decidido que hornear la calmaría y así era para ella una terapia la hacía desconectarse del mundo, aunque admitiendo ya había intentado hacer diez rosas antes todas ellas habían sido desechas y vueltas a hacer como avanzo poco a poco pudo encontrar lo que buscaba un momento de paz pero le estaba costando, dejó de hacer una de las rosas al ver el anillo en su mano, lo observo con cuidado. Fue entonces que tuvo un momento de lucidez, se iba a casar sin conocer con quien se casaba Maximiliano no parecía una mala persona pero «Oh por dios...» dijo en voz alta haciendo que Alexter abriera sus ojos, espero a escuchar algo más, noto su voz algo diferente, intento asomarse con cuidado para verla, pero la escucho de nuevo «Sable me asustaste...» el lobo blanco se había colado por la puerta de la cocina hasta llegar a ella, se sentó sobre sus dos patas mirándola con detenimiento.

 

—Aunque debo de agradecer que llegaras estaba haciéndome muchas historias en la cabeza... — diciéndole al lobo como si pudiera entenderle.

 

Continúo en lo suyo hasta terminar miro el pastel y suspiro, Sable se había quedado echado ahí sin moverse solo para estar con ella y Alexter hizo lo mismo, pero cuando imagino que ella saldría continuo su camino a su habitación necesitaba darse un baño, creyendo que intentando dormir pensaría mejor.

 

—Sabes Sable... creo que solo a ti me animo a decirle que tengo miedo, ahora estoy dudando de mi decisión, dios es que es una tontería casarme sin conocerlo, en que estaba pensando pero... fue la salida que encontré, ahora siento que me he enrollado aún más en mis problemas... —miraba el pastel como si de este fuera a salir una respuesta « ¿Qué estoy haciendo?...» lo peor es que ha adelantado la boda por decisión suya, al ver que lo que deseaba al cocinar se había vuelto peor, limpio todo para irse a su habitación, no era lucida al decidir todo eso, pero corrió a su habitación para tumbarse en la cama estaba demasiado exhausta para moverse, sus pensamientos divagaban uno tras otro hasta que el sueño fue más cayo dormida en algún momento.

 

La mañana llego confundiéndola sin saber en qué momento se había dormido, cuando se incorporó miro que estaba cubierta con una pequeña frazada que no podía ubicar, volteo su vista a la ventana que permanecía cerrada, sacudió la idea de que alguien haya entrado y entro al baño para alistarse necesitaba hablar con Max.

 

Cuando bajo todos en la mesa compartían en desayuno con alegría, entró a la habitación y observo que Alexter sonreía con Sebastián, tomo aire para agarrar valor fue recibida bien por todos decidió que mirar a Alexter no era opción, pero Valentina la movió para sentarse con ella quedando exactamente frente a él, no podía actuar como una niña y salir corriendo. El desayuno se llevó entre conversaciones amenas sobre tiempos pasados, don Guillermo hablo de su esposa con cariño, Madeleine miro a Alexter en contadas ocasiones sin que este se diera cuenta, pero Sebastián había puesto atención, por su parte Alexter había hecho lo mismo, Valentina miro a Sebastián a los ojos haciéndole señales este capto el mensaje.




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